'Somos la vanguardia frente al islamismo'
El portavoz de los colonos jud¨ªos de Hebr¨®n asegura que la coexistencia con los palestinos es imposible
'Somos la vanguardia de la lucha contra el terror isl¨¢mico en el mundo', asegura con firmeza Noam Arnon, de 46 a?os, licenciado en Geograf¨ªa y padre de ocho hijos, dirigente y portavoz de un grupo de 600 colonos jud¨ªos que permanecen enquistados en el centro de la ciudad palestina de Hebr¨®n (120.000 habitantes), convertida desde el principio de la Intifada, hace nueve meses, en un verdadero infierno. 'La coexistencia es imposible', asegura.
'Las comunidades jud¨ªas de Hebr¨®n estamos combatiendo desde nuestras casas contra el mismo terror islamista que amenaza Europa y los dem¨¢s pa¨ªses occidentales', afirma el l¨ªder colono, mientras camina presuroso hacia uno de los extremos del barrio jud¨ªo de Abraham Avinu, epicentro de los diversos asentamientos de la zona, donde asegura que acaban de estallar nuevos incidentes con un grupo de vecinos palestinos.
La voz de alarma ha sonado entre la colectividad jud¨ªa de Hebr¨®n y movilizado a varias decenas de soldados que, con casco y traje de combate, han empezado a moverse lentamente entre un vericueto de alambradas y bloques de cemento, que les separan de los 40.000 palestinos del barrio antiguo de Hebr¨®n. El ataque no parece venir del interior; viene del otro punto del asentamiento, el m¨¢s alejado y desprotegido, colindante con un pueblo palestino cercano.
'La coexistencia con nuestros convecinos es por el momento imposible, al menos mientras se encuentre en el poder el Gobierno corrupto y d¨¦spota del presidente Yasir Arafat', contin¨²a Arnon, mientras se empiezan ya a escuchar los primeros disparos entre el Ej¨¦rcito israel¨ª y un grupo de combatientes palestinos invisibles, apostados en unas casas cercanas del barrio de Abu Sneineh.
Las milicias paramilitares de los colonos se han quedado atr¨¢s, rezagadas, aparentemente desperdigadas, pero configurando en este escenario un segundo cintur¨®n de hierro, perfectamente preparadas y adiestradas, con walkie-talkies, armamento y munici¨®n de todo tipo. Se enorgullecen de no abandonar sus armas en ning¨²n momento, ni siquiera durante sus rezos en las sinagogas, durante la fiesta religiosa del shabat.
'No nos hemos fijado una fecha, ni un plazo para salir. Estamos viviendo aqu¨ª por nuestras ideas, no por razones materiales. Continuaremos aqu¨ª hasta conseguir la paz. Si los ¨¢rabes nos dan la paz, tendr¨¢n paz, si no, la alternativa es la violencia', afirma el dirigente colono acerc¨¢ndose a un muro de piedra, a varias decenas de metros de donde los soldados disparan, tratando de buscar refugio de las balas perdidas de los palestinos.
El colono asegura que se est¨¢ protegiendo la vida de los miembros de su comunidad, pero tambi¨¦n un legado hist¨®rico-religioso que en este lugar se remonta al periodo del patriarca Abraham, quien escogi¨® la ciudad de Hebr¨®n para construir su primer asentamiento. Dice defender asimismo la herencia de la vieja comunidad sefard¨ª, que se instal¨® en esta zona en el siglo XVI, despu¨¦s de su expulsi¨®n de Espa?a, o el recuerdo de las v¨ªctimas de los motines de 1929, que murieron degolladas por los ¨¢rabes.
'?sta es nuestra tierra y la de nuestros hijos', concluye Arnon, se?alando una gran pancarta, a sus espaldas, colgada de un viejo edificio, en el centro de la cual aparece el rostro de una ni?a: Shelhevet Paz. La ni?a muri¨® el pasado 26 de marzo por los disparos de un francotirador palestino, cuando se encontraba en los brazos de su madre, en el jard¨ªn de su casa. Acababa de cumplir 10 meses. El beb¨¦ formaba parte del censo de 300 ni?os de la comunidad jud¨ªa de Hebr¨®n. Hoy los colonos han convertido a la peque?a en su bandera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.