El norte de Chipre se niega a ser Europa
Los turcochipriotas prefieren seguir fuera de la Uni¨®n Europea hasta la entrada de Turqu¨ªa, en contra de lo que opina la otra parte de la isla
El sol cae de plano. El mar es verde esmeralda, c¨¢lido, tranquilo y el chiringuito de la playa escupe durante horas m¨²sica de Los del R¨ªo a toda pastilla con tanta algarada de palmas que, para escapar a la rumba, no queda m¨¢s salida que sumergir la cabeza en el agua. Y sin embargo, esto no es Torremolinos ni Marbella, sino la autoproclamada Rep¨²blica Turca del Norte de Chipre, una entidad tan peculiar que es una de las pocas del mundo que, como Noruega, rechaza los honores y las prebendas econ¨®micas asociadas al ingreso en la Uni¨®n Europea.
No lo hace por un nacionalismo estrecho, limitable a los poco m¨¢s de 3.300 kil¨®metros cuadrados de su territorio, sino, acaso, por fidelidad a la gran naci¨®n turca. 'Estamos orgullosos de proclamarnos turcos', reza la frase de Kemal Ataturk pintada con enormes caracteres sobre una de las colinas que dominan Lefkosa, que es el nombre turco de Nicosia y el oficial de la capital de la entidad turcochipriota, asentada sobre el sector norte de la gran ciudad mediterr¨¢nea. El ¨¦xito internacional de la entidad ha sido escaso. En sus casi 20 a?os de vida -fue proclamada en 1983- no la ha reconocido m¨¢s que un pa¨ªs, el ¨²nico que no pod¨ªa dejar de hacerlo: Turqu¨ªa. Pero las autoridades no desesperan. 'Cuando comiencen los reconocimientos, el primer pa¨ªs que lo har¨¢ ser¨¢ seguramente Azerbaiy¨¢n', comenta ilusionado Turgut Vehbi, funcionario de Informaci¨®n del Ministerio de Asuntos Exteriores y Defensa.
El presidente Denktas dice que cuando Chipre entre en la UE, cerrar¨¢ 'todas las barreras'
En esas condiciones, no resulta f¨¢cil encontrar una explicaci¨®n inmediata al rechazo de Lefkosa hacia la UE, tan rotundo que, el pasado viernes, coincidiendo con el 27 aniversario de la invasi¨®n por Turqu¨ªa de esta parte de la isla, las autoridades invitaron a unos 200 periodistas y acad¨¦micos de muchos pa¨ªses para informarles de que aqu¨ª no se mueve nada y de que, si Europa decide, pese a todo, incorporar a Chipre -algo que ya est¨¢ fuera de dudas- incorporar¨¢ tambi¨¦n el problema de una isla dividida.
Pero para hablar de esta peculiar rep¨²blica y de su historia conviene empezar por el turismo, ya que es una de sus actividades m¨¢s notorias. Se apoya en una docena de grandes hoteles, varios de ellos con casino, emplazados en tres o cuatro localidades costeras, principalmente en Kyrenia y Famagusta, que, con la capital, concentran el grueso de la poblaci¨®n de la isla. La parte central del territorio, en su mayor¨ªa angosto, llana y ¨¢rida, re¨²ne pocas aldeas de un campesinado visiblemente muy pobre, importado de Turqu¨ªa, entre las que destacan los cuarteles de los 35.000 soldados turcos que controlan la zona. Una cierta agricultura de agrios, muy poca pesca, pocas f¨¢bricas de componentes b¨¢sicos, construcci¨®n, comercio dom¨¦stico y una actividad portuaria modesta completan la econom¨ªa. Cuatro universidades privadas o mixtas, una de las cuales congrega a estudiantes extranjeros, sobre todo de ?frica, son el orgullo turcochipriota.
La electricidad procede de dos centrales de gas¨®leo y, como corresponde a un mercado de s¨®lo 200.000 habitantes m¨¢s las fuerzas turcas, resulta muy cara. El litro de gasolina casi alcanza las 200 pesetas. El turismo atrae a unas 200.000 personas al a?o, seg¨²n datos oficiales, pero no es una gran fuente de divisas porque apenas un cuarto de esa cifra, integrado fundamentalmente por ingleses y alemanes, procede de fuera de Turqu¨ªa. Los turcochipriotas han tomado de 'la madre patria' incluso la moneda, la lira turca, y su consiguiente inflaci¨®n millonaria. Ankara financia un 35% del gasto p¨²blico corriente y las inversiones en infraestructura, seg¨²n Mehmet Al¨ª Talat, l¨ªder del Partido Republicano, el primero de la oposici¨®n, quien a?ade: 'Si se une a ese dato que la mayor¨ªa trabaja como funcionario, se deduce el gran control de Turqu¨ªa sobre nuestra pol¨ªtica'.
El producto interior bruto per c¨¢pita es de 5.000 d¨®lares (950.000 pesetas), seg¨²n Rauf Denktas, el l¨ªder primigenio, casi octogenario, fundador de la rep¨²blica en 1983 y presidente desde entonces. Al¨ª Talat asegura, en cambio, que, tras la crisis turca, el PIB per c¨¢pita no supera los 2.000 d¨®lares (380.000 pesetas). La Rep¨²blica de Chipre registra por el mismo concepto m¨¢s de 12.000 d¨®lares (2.280.000 pesetas), que le acercan a Espa?a y le sit¨²an como uno de los poqu¨ªsimos candidatos a la UE que no precisar¨¢ de ayudas comunitarias. 'Es por el embargo', afirma Turgut Vehbih, refiri¨¦ndose un poco a todo, al turismo que no despega y a los puertos que no trabajan.
El embargo, con el genocidio, es uno de los dos mitos b¨¢sicos de la ideolog¨ªa de resistencia turcochipriota. Todo el mundo habla de ¨¦l, aunque el propio Denktas haya declarado que 'no hay un embargo legal impuesto. Es un embargo ilegal'. Lo que hay, dada la evidente incapacidad de Chipre para decretar medidas econ¨®micas coercitivas y su carencia de poder para imponerlas por la fuerza, son las consecuencias legales de la ocupaci¨®n turca, cuyo t¨¦rmino exige la ONU desde 1983, y del no reconocimiento por Denktas de las autoridades grecochipriotas de Nicosia. Debido a todo esto, la entidad del Norte, que ni entre los hermanos musulmanes ha encontrado acogida, no se beneficia de las relaciones exteriores de Chipre ni de sus acuerdos comerciales, ni puede tener selecci¨®n de f¨²tbol ni equipos deportivos reconocidos internacionalmente. Los aviones que llegan a su territorio tienen que hacer escala en Turqu¨ªa y los barcos que tocan sus puertos no son recibidos en Chipre, sino que hacen una escala intermedia. Nada, en definitiva, que Espa?a no haga con Gibraltar, a pesar de que el Pe?¨®n no ha declarado su independencia.
En cuanto al genocidio, nadie puede negar a estas alturas que, entre 1963 y 1974, corri¨® en Chipre mucha sangre inocente turca, que los designios del arzobispo Makarios no fueron precisamente cristianos ni que, a ra¨ªz del golpe de Nikos Sampson, los grecochipriotas asesinaron mujeres y ni?os turcochipriotas con un plan de limpieza ¨¦tnica. Todo ello fue detenido el 20 de julio por la operaci¨®n Atila, el desembarco turco, pero tambi¨¦n por el colapso inmediato del r¨¦gimen de los coroneles griegos, que dej¨® a Sampson sin respaldo y propici¨® el regreso de Makarios a la isla. La invasi¨®n turca de Chipre, que comenz¨® como una operaci¨®n de emergencia contra una dictadura en agon¨ªa, deriv¨® as¨ª, con el tiempo, hacia una actuaci¨®n estrat¨¦gica al servicio de la dictadura militar que se instal¨® en Ankara en 1980.
Hay historias detalladas de masacres concretas, pero muy pocas cifras que midan la tragedia turcochipriota durante los 11 a?os de referencia. Un dato oficial es que quedaron 2.000 hu¨¦rfanos. Denktas, por su parte, reconoci¨® en marzo de 1996 que, durante los sucesos de 1974, 'los turcochipriotas' asesinaron a 1.619 grecochipriotas. Tras la consolidaci¨®n por estos hechos de la divisi¨®n del pa¨ªs en torno a la l¨ªnea verde que los cascos azules de la ONU patrullan desde 1964, 65.000 turcochipriotas buscaron refugio en la rep¨²blica del norte y m¨¢s de 100.000 grecochipriotas se fueron al sur.
Denktas y su equipo tratan de mantener viva la amenaza del genocidio como un argumento b¨¢sico de su negativa a integrarse en la UE. Hay tambi¨¦n otros improbables argumentos legales que remiten al Acuerdo de garant¨ªas de 1960, cuando Chipre se independiz¨® del Reino Unido, para concluir que ser¨¢ nulo cualquier tratado de adhesi¨®n que los grecochipriotas firmen con la Uni¨®n Europea. Pero Denktas reitera, sobre todo, un principio: fueron los grecochipriotas, en concreto Makarios, quienes rompieron en 1963 el estatuto original que situaba en plano de igualdad a las dos comunidades y, por ello, no aceptar¨¢ negociar con la UE mientras no se le reconozca 'esa igualdad'. 'Los europeos me dicen que el tren est¨¢ en marcha y que me suba, pero nunca s¨¦ si quieren que suba como pasajero de primera, de tercera o como mozo de limpieza. Y yo me quedo en tierra', comenta. Aunque, con un sentido m¨¢s pr¨¢ctico, agrega: 'Chipre no puede entrar en la UE hasta que entre Turqu¨ªa. ?se es el motivo por el que los grecochipriotas tienen tanto inter¨¦s en que entremos antes. Si se destruye el equilibrio, estaremos acabados. Tenemos la determinaci¨®n total de no entrar en la UE hasta que entre Turqu¨ªa'.
La UE ha echado sus cuentas y ha puesto sobre la mesa unas cartas que ya est¨¢n claras: en 1997, la cumbre de Luxemburgo confirm¨® la apertura de las negociaciones de adhesi¨®n con Chipre al tiempo que dejaba en barbecho el ingreso de Turqu¨ªa; dos a?os m¨¢s tarde, la cumbre de Helsinki levant¨® las reservas hacia Ankara, aunque el propio Denktas cree que 'no entrar¨¢ antes de 10 ¨® 15 a?os', y decidi¨® que Chipre ingresar¨¢ en la Uni¨®n aunque no se resuelva el conflicto grecochipriota. En la pr¨¢ctica, es absolutamente seguro que Chipre ser¨¢ miembro de la UE para 2004, a no ser que toda la ampliaci¨®n vaya al traste.
Lo que ocurrir¨¢ luego es previsible. Rauf Denktas asegura que, el mismo d¨ªa en que entre Chipre, cerrar¨¢ 'todas las barreras' que hoy permiten el paso de diplom¨¢ticos y turistas, para dejar bien claro que 'el norte de Chipre queda fuera de Europa'. La UE, por su parte, no habr¨¢ conseguido el objetivo b¨¢sico de alejar el fantasma de un conflicto greco-turco en Chipre que golpear¨ªa directamente en el coraz¨®n de la OTAN. Luego, todo depender¨¢ de c¨®mo evolucione el juego con el verdadero hueso duro de roer, que es el ingreso de Turqu¨ªa.
Los empresarios turcochipriotas, que son pocos y muy ligados al Gobierno, no ven clara en absoluto la idea de su l¨ªder de seguir fuera de la UE hasta que entre Turqu¨ªa. El l¨ªder de la oposici¨®n, Mehmet Al¨ª Talat, dice que Denktas siempre ha buscado la anexi¨®n total a Turqu¨ªa, aunque ¨¦sta le parezca impensable incluso ahora que en Ankara gobierna Bulent Ecevit, el mismo que decidi¨® el desembarco de 1974, al frente de una coalici¨®n apoyada por el Ej¨¦rcito. Talat es partidario de aceptar la soluci¨®n federal que propone Nicosia y de entrar en la UE en cuanto se pueda. Pero su cuota electoral es del 13,5% y parece improbable que pueda cambiar mientras Turqu¨ªa siga controlando este trozo de la isla.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.