Vecinos contra el 'botell¨®n'

Los vecinos de la plaza de San Ildefonso, en el barrio de Malasa?a (Centro), viven de lunes a jueves en el para¨ªso. Y de viernes a s¨¢bado, en el infierno. Pasan de un estado a otro en cuanto empiezan a aparecer los centenares de chavales que se re¨²nen en la plaza para beber y poner en pr¨¢ctica lo que popularmente se conoce como botell¨®n.

Tras dos a?os en los que el ruido y el vandalismo no han hecho m¨¢s que aumentar, los vecinos est¨¢n dispuestos a declarar su propia guerra a este fen¨®meno. 'Estamos pensando hacer una sentada en la plaza, empezar a tomar el lugar para ver si as¨ª se van', comenta Raquel, una vecina del n¨²mero 11 de la calle de Santa B¨¢rbara que dice 'no aguantar la situaci¨®n'.

Los vecinos quieren invitar al alcalde a pasar una noche en sus casas 'para que sepa lo que es vivir as¨ª'

Y si la sentada no da resultado, los residentes quieren dar un paso m¨¢s e invitar al alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, a pasar una noche en casa de alg¨²n vecino 'para que sepa lo que es vivir as¨ª'. Por lo pronto, los residentes en la zona, que comprende, adem¨¢s de la calle de Santa B¨¢rbara, un tramo de la corredera Alta de San Pablo, han puesto pancartas en sus balcones como protesta.

'Drogas no; queremos un barrio limpio; no m¨¢s basura, no m¨¢s ruido', son los mensajes que cuelgan de los balcones de los vecinos. Est¨¢n all¨ª desde hace ya casi tres semanas, pero parecen no dar resultado. 'Como ahora est¨¢n de vacaciones hay menos gente, pero ya no vienen el viernes y el s¨¢bado, vienen casi todos los d¨ªas', cuenta Pilar, otra vecina de la calle de Santa B¨¢rbara.

Pero la pesadilla de los vecinos no se limita a la presencia de j¨®venes bebedores, tambi¨¦n est¨¢ el ruido que originan grupos de chavales que tocan los tambores. 'Parece que van cambiando de sitio y ahora nos ha tocado a nosotros. Lo peor es que siempre tocan lo mismo y lo hacen muy mal', se queja Nacho, vecino de un primer piso de la calle de Santa B¨¢rbara. 'En mi balc¨®n no s¨®lo tengo que soportar el ruido, sino que se pongan a jugar al baloncesto tirando cosas a mi casa', comenta.

En una noche de fin de semana, la fiesta en la plaza de San Ildefonso parece no tener fin. Y tampoco l¨ªmites. Basta con echar un vistazo cuando acaba la noche. Los chicos empiezan a beber a las seis o siete de la tarde y tres o cuatro horas despu¨¦s s¨®lo se ven caras de embriaguez. Es el mismo panorama que en las plazas de Barcel¨®, Dos de Mayo y Alonso Mart¨ªnez, entre otras. Los vecinos han sido testigos de ello m¨¢s de una vez: 'A veces ves a chavalitas a punto del coma et¨ªlico y a sus compa?eras, en un estado similar, incapaces de llamar a una ambulancia', cuenta Raquel.

Para los vecinos, la situaci¨®n comienza a ser 'desesperante': 'Mi marido tiene un bypass en el coraz¨®n y nunca se puede dormir antes de las tres de la ma?ana', cuenta Pilar. 'En mi casa hay horas en que es imposible ver la televisi¨®n', se queja Raquel. La historia se repite en casi todos los pisos cercanos a la plaza.

'Es que parece que para los que vivimos aqu¨ª la plaza no existe. No puedes bajar con ni?os porque ya por la tarde est¨¢n los chavales ah¨ª bebiendo', dice Pilar. El problema se agrava, seg¨²n Raquel, porque los chicos han convertido el lugar en un urinario p¨²blico: 'No te dan ganas de pasar por all¨ª; el olor es insoportable'. Y las gamberradas no faltan: 'Ya nos hemos acostumbrado hasta a que nos toquen el telefonillo de cachondeo todo el tiempo'. En la juerga fren¨¦tica tampoco se salvan ni las papeleras, ni las cabinas telef¨®nicas, ni los contenedores. 'Es que se ponen tan ciegos...', dice Raquel.

El fen¨®meno del botell¨®n es uno de los problemas a los que con m¨¢s frecuencia se tiene que enfrentar el concejal de Centro, Carlos Mart¨ªnez Serrano. El edil dice desconocer las denuncias de los vecinos de San Ildefonso, pero reconoce que ha recibido quejas de la Asociaci¨®n de Vecinos de Malasa?a, que padecen el mismo mal en la plaza del Dos de Mayo.

'Nos encontramos ante un fen¨®meno con muchos componentes, no s¨®lo municipal, sino social. Es muy dif¨ªcil arbitrar las molestias que producen las concentraciones de j¨®venes', dice el concejal. Y se pregunta: '?Tendremos que tener a 20 o 30 polic¨ªas en cada plaza de Madrid?'.

Mart¨ªnez Serrano admite que, a su juicio, la respuesta policial no es la soluci¨®n. En la plaza de los Carros, en el distrito de Latina, tras las quejas del p¨¢rroco de la iglesia de San Andr¨¦s por el ruido de los bares de copas y los tambores, la Polic¨ªa Municipal acordon¨® la zona e impidi¨® la entrada.

Para Mart¨ªnez Serrano, ¨¦se no es el ejemplo a seguir. 'Entre otras cosas, porque no se puede impedir a la gente que est¨¦ en una plaza p¨²blica'. El concejal reconoce que la problem¨¢tica supera sus competencias: 'Yo creo que todos tenemos que buscar soluciones que pasan por las instancias municipales y auton¨®micas. Yo no descartar¨ªa las modificaciones legislativas, pero insisto en que es un tema muy complejo'.

Por ahora, lo ¨²nico que promete el edill es reunirse con los vecinos y analizar la situaci¨®n, pero confiesa no tener soluciones a corto plazo: 'Es un problema grave. Tanto, que en el distrito hemos tenido que duplicar los presupuestos para limpieza', dice.

As¨ª las cosas, lo ¨²nico que se le ocurre a Raquel es marcharse cada fin de semana lejos de Madrid y de la pesadilla del botell¨®n. Ella puede hacerlo. Algunos de sus vecinos, no.