As¨ª se vendi¨® la 'p¨ªldora de la timidez'
Un laboratorio promocion¨® un trastorno social para revalorizar la potencia de un antidepresivo
A juzgar por las informaciones de prensa, los norteamericanos, hace dos a?os, empezaron a padecer una enfermedad poco conocida, llamada s¨ªndrome de ansiedad social. Psiquiatras y defensores del paciente aparec¨ªan en la televisi¨®n y en la prensa para explicar que se trataba de una variedad degenerativa de la timidez, muy extendida pero f¨¢cilmente tratable.
En 1997 y 1998 no hubo m¨¢s que 50 menciones de la enfermedad en los medios de comunicaci¨®n estadounidenses; en 1999, en cambio, se habl¨® de ella m¨¢s de mil millones de veces, seg¨²n un bolet¨ªn especializado en t¨¦cnicas de mercado.
Sin embargo, las noticias no las hab¨ªa provocado ning¨²n avance m¨¦dico. Formaban parte de una campa?a -coordinada por una agencia de relaciones p¨²blicas de Nueva York- de argumentos dirigidos a peri¨®dicos, radio y televisi¨®n, medios de comunicaci¨®n por sat¨¦lite e Internet, adem¨¢s de testimonios de defensores del paciente y m¨¦dicos, que afirmaban que la ansiedad social era el tercer trastorno mental m¨¢s corriente de Estados Unidos, con m¨¢s de 100 millones de afectados.
'Algunas t¨¦cnicas de mercado parecen insinuar que parte de la poblaci¨®n necesita f¨¢rmacos para problemas relativamente corrientes'
Aproximadamente el 96% de las noticias -explicaba la informaci¨®n de PR News, un bolet¨ªn sobre t¨¦cnicas de mercado- transmit¨ªa este mensaje esencial: 'Paxil [Seroxat en su denominaci¨®n europea] es el primer y ¨²nico medicamento aprobado por la FDA para el tratamiento del s¨ªndrome de ansiedad social'.
La propaganda del f¨¢rmaco no era casual. Cohn Wolfe, la agencia de relaciones p¨²blicas que coordinaba la campa?a, no estaba al servicio de los m¨¦dicos y defensores del paciente que colaboraban en la campa?a educativa. En realidad, trabajaba para SmithKline Beecham, el gigante farmac¨¦utico ahora denominado Glaxo SmithKline, que fabrica el antidepresivo Paxil.
Junto a la campa?a hubo un bombardeo publicitario y de marketing de millones de d¨®lares. El a?o pasado, las ventas de Paxil, que eran inferiores a las de otros antidepresivos como Prozac y Zoloft, aumentaron un 18%.
Las campa?as de educaci¨®n y publicidad han suscitado la preocupaci¨®n de que las empresas farmac¨¦uticas, que tradicionalmente buscaban nuevos f¨¢rmacos para enfermedades existentes, ahora se dedican a buscar nuevas enfermedades para f¨¢rmacos existentes. 'Las empresas farmac¨¦uticas dedicadas a comercializar tratamientos psicofarmacol¨®gicos han empezado a vender enfermedades psiqui¨¢tricas', afirma Carl Elliott, un bio¨¦tico de la Universidad de Minnesota especializado en filosof¨ªa de la psiquiatr¨ªa. La manera de vender medicamentos es vender enfermedades psiqui¨¢tricas. 'Si uno tiene Paxil y es el ¨²nico fabricante de un f¨¢rmaco para el s¨ªndrome de ansiedad social, le interesa ampliar esa categor¨ªa lo m¨¢s que pueda y hacer que sus l¨ªmites sean lo m¨¢s difusos posible.'.
El hecho de difuminar la frontera entre una variaci¨®n normal de personalidad y un verdadero trastorno psiqui¨¢trico puede frivolizar las enfermedades mentales graves, seg¨²n algunos expertos. 'Algunas t¨¦cnicas de mercado parecen insinuar que una parte enorme de la poblaci¨®n necesita la intervenci¨®n de f¨¢rmacos para problemas relativamente corrientes, y, a largo plazo, me preocupa que eso pueda perjudicar la credibilidad del concepto de enfermedad mental grave', dice Rex Cowdry, director m¨¦dico de la Alianza Nacional para los Enfermos Mentales.
Glaxo SmithKline no ha permitido que ning¨²n directivo de la compa?¨ªa comentara la cuesti¨®n, pese a repetidas solicitudes. Pero los m¨¦dicos y defensores del paciente que han participado en la campa?a de la empresa han defendido su labor y han dicho que sirvi¨® para informar a miles de personas que, con anterioridad, no sab¨ªan que padec¨ªan ese trastorno, y que ahora, en muchos casos, han acudido en busca de ayuda.
Aunque muchos participantes han reconocido que trabajaban como asesores o investigadores pagados por la compa?¨ªa, todos niegan cualquier insinuaci¨®n de haber sido manipulados. La mayor¨ªa de ellos dicen que llevaban a?os trabajando en el s¨ªndrome de ansiedad social y que se alegraron de que SmithKline les ofreciera una forma de difundir su mensaje.
'S¨¦ que existe mucha preocupaci¨®n, que la gente se pregunta: '?Estamos medicalizando cosas que son la norma?', dice Stein, en referencia a los f¨¢rmacos denominados inhibidores selectivos de la respuesta de serotonina, grupo en el que se incluye Paxil. 'La gente que habla as¨ª no ha visto a estos pacientes'.
Los que padecen el s¨ªndrome de ansiedad social no son esos t¨ªmidos que se retraen y se quedan aparte en las fiestas. Quienes de verdad sufren la enfermedad est¨¢n profundamente debilitados y rechazan ascensos o se buscan un trabajo nocturno porque no soportan estar rodeados de gente.
'?Acaso alguien que no tenga problemas estar¨ªa dispuesto a tomar una medicina que es cara y tiene efectos secundarios?',pregunta Stein. 'No creo que lo hicieran muchos. La idea de que no es m¨¢s que psicofarmacolog¨ªa cosm¨¦tica me parece ofensiva'.
Las organizaciones de ayuda al paciente que participaron en la campa?a -la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa, la Asociaci¨®n Americana de Trastornos Ansiosos y un grupo de Long Island denominado Libres del Miedo- afirman que la ¨²nica forma de que unos organismos sin ¨¢nimo de lucro puedan difundir un mensaje en¨¦rgico en materia de salud p¨²blica es aliarse con una empresa farmac¨¦utica, que dispone de mucho dinero. Adem¨¢s, los grupos exigieron y obtuvieron el pleno control del contenido editorial de la campa?a, seg¨²n explica John Blamthin, portavoz de la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa.
'Nunca hemos promocionado ning¨²n f¨¢rmaco, asegura Jerilyn Ross, fundadora de la Asociaci¨®n Americana de Trastornos Ansiosos. 'Si se ven nuestros documentos y nuestra p¨¢gina web, se comprueba que nunca hemos mencionado ning¨²n medicamento'.
Identificar un mercado Pero, aunque los expertos no pretendieran dar un espaldarazo a Paxil, el acuerdo con la empresa de relaciones p¨²blicas -y la campa?a de comercializaci¨®n de Paxil, que propon¨ªa a los periodistas entrevistas con esos mismos expertos- dejaba las cosas poco claras. Cohn Wolfe aseguraba, en sus llamadas a los medios de comunicaci¨®n, que hablaba en nombre de m¨¦dicos y grupos sin ¨¢nimo de lucro, sin mencionar a la empresa farmac¨¦utica que financiaba.
No obstante, la p¨¢gina web de Cohn Wolfe no ocultaba que lo suyo eran las t¨¦cnicas comerciales y no la salud p¨²blica. En una campa?a anterior para fomentar las informaciones de prensa sobre el d¨¦cimo aniversario de la introducci¨®n de Prozac en el Reino Unido, la agencia dec¨ªa que hab¨ªa ayudado a la compa?¨ªa fabricante, Eli Lilly, a influir en lo que se escribiera. El informe anual de Glaxo SmithKline para el a?o 2000 informaba a los accionistas de que el f¨¢rmaco 'pas¨® a ocupar el primer puesto en el mercado estadounidense de los inhibidores selectivos de respuesta de serotonina, de acuerdo con las nuevas recetas emitidas en el 2000'.
Barry Brand, director de producto de Paxil, declaraba: 'El sue?o de todo comercial es dar con un mercado por conocer o identificar y desarrollarlo. Eso es lo que hemos podido hacer con el s¨ªndrome de ansiedad social'. La campa?a afirmaba que m¨¢s de 10 millones de norteamericanos sufren dicho s¨ªndrome -lo cual lo convierte en el trastorno mental m¨¢s com¨²n despu¨¦s de la depresi¨®n y el alcoholismo- y que afecta al 13% de la poblaci¨®n. Pero el Instituto Nacional de Salud Mental dice que s¨®lo lo tiene el 3,7% de los estadounidenses.
? The Washington Post
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