G¨¦nova
Visitamos G¨¦nova en 1992. A la vez que en Sevilla se celebraba la Exposici¨®n Universal, la ciudad ligur ofrec¨ªa una exposici¨®n menor dedicada al mar. Se desarrollaba la misma en torno del Puerto viejo, ese lugar condenado este ¨²ltimo fin de semana a ser la zona roja del mundo, el lugar aislado de los propios genoveses donde se han reunido los dirigentes mundiales. Algunos ya hablan de 'fortalezas medievales' asaltadas por nuevas hordas, de kales borrokas, de 'nuevos terrorismos', sin entrar en el fondo del problema.
Una muerte ha costado esta reuni¨®n, dicen que por disparos de un joven polic¨ªa de 20 a?os. A pesar de todo, a pesar de las fotos de impacto, lo que debemos destacar es que unas 200.000 personas de muchas naciones se han manifestado contra la particular globalizaci¨®n con la que nos quieren sugestionar. Una globalizaci¨®n cuyo rumbo lo marcan no precisamente los poderes democr¨¢ticos, ni la ONU, sino los consejos de administraci¨®n de los grandes tinglados que dominan el comercio y la econom¨ªa mundiales.
Otra ciudad del Mediterr¨¢neo, Barcelona, ha sido noticia por el enfrentamiento entre la polic¨ªa y personas que ocupaban una casa abandonada desde hace muchos a?os. Ante estos hechos que nos han preocupado a todos, el concejal sevillano de Seguridad Ciudadana comentaba el otro d¨ªa en una radio que 'le ped¨ªa a Dios para que no llegaran a Sevilla esos movimientos okupas'. Como siempre, cuando algo avisa acerca de las injusticias y desafueros de ciertos procesos econ¨®micos, destacamos la parte m¨¢s violenta y radical de la protesta sin caer en la cuenta de que son m¨¢s los que protestan sin agredir y cuyo movimiento se basa en argumentos y criterios, no en c¨®cteles molotov.
Ayer Seattle, Niza; hoy G¨¦nova, Barcelona, ciudades con cientos de a?os de historia que son testigos de los nuevos procesos de civilizaci¨®n. Antiguamente G¨¦nova fue el puerto de los descubrimientos del oriente, de la expansi¨®n del capitalismo inicial. Hoy ha sido una ciudad que ha asistido sorprendida al despertar de una nueva acusaci¨®n, la protesta contra el nuevo despotismo. Tomemos nota de lo que nos llega.
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