La veta del arte
Un taller internacional de escultura reportar¨¢ 15 piezas de m¨¢rmol para el peque?o municipio minero de C¨®bdar
Cuando se acerca el final de curso, Pablo y Miguel ?ngel, alumnos de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia, se encuentran siempre con el mismo problema: apenas hay materiales con los que ultimar proyectos y elegir a gusto. La carencia de piedras para esculpir llev¨® este a?o, sin ir m¨¢s lejos, a que los alumnos tuvieran que 'reciclar' piedras de otros trabajos realizados por compa?eros suyos en cursos anteriores. De repente, durante dos semanas, estos dos alumnos y otros 13 de distintas universidades internacionales (Inglaterra, Jap¨®n y Alemania) viven un sue?o que har¨ªa las delicias de cualquier artista: disponer de material y participar en C¨®bdar, un peque?o municipio minero de Almer¨ªa, en un taller internacional de escultura que dirige el escultor alem¨¢n afincado en al provincia Uli Schwander (Bad S?ckingen, 1958).
Los artistas aprovechan los despojos que dejan las ocho empresas que explotan las canteras de m¨¢rmol del pueblo. 'Dan ganas de salir corriendo y ponerse a trabajar con un mont¨®n de piedras a la vez. En la Universidad no tenemos tanta piedra ni un espacio tan bueno para trabajar', apunta Conchi, otra de las alumnas absorbidas por el entorno elegido por Schwander.
Los objetivos del artista alem¨¢n se ven m¨¢s que cumplidos tras la condici¨®n impuesta a sus alumnos: asistir al taller sin ning¨²n boceto previo y desarrollar 'todo' a partir de lo que C¨®bdar provoca al visitante. 'Es muy importante saber en qu¨¦ sitio y para qu¨¦ espacio se trabaja. Por eso he hecho esta exigencia de campo creativo, para que se tenga en cuenta d¨®nde se trabaja y dejarse influir por ello', explica el director del curso.
Adem¨¢s, los estudiantes han roto la soledad habitual del artista para nutrirse de otras formas de afrontar ideas y trabajos. 'Ellos se dan cuenta de c¨®mo trabajan las japonesas, por ejemplo, que tienen una actitud casi religiosa ante la piedra y utilizan formas org¨¢nicas. Luego hay quien trabaja con mucha m¨¢quina o quien utiliza m¨¢s las manos para buscar una conexi¨®n e identificaci¨®n con la piedra que no se consigue con aparatos', explica Schwander, que interviene m¨ªnimamente en el proyecto de cada autor.
La contrapartida a este taller sufragado por el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n de Almer¨ªa es que cada participante cede una de las obras que realiza durante su estancia en C¨®bdar. De este modo, el municipio, que cuenta con 260 habitantes (lleg¨® a albergar, all¨¢ por los a?os cincuenta, a m¨¢s de 2.000 almas), disfrutar¨¢ del arte creado con la materia prima que todav¨ªa mantiene activa la econom¨ªa de la peque?a poblaci¨®n, a la que se accede por un complicado y vertiginoso camino que atraviesa las entra?as de la Sierra de Los Filabres.
La simbiosis propiciada por la empresa de Schwander ha permitido que alumnos como Pablo o Miguel ?ngel trabajen sin limitaciones o que surjan propuestas de inter¨¦s, como la de plantear un convenio entre la Universidad Valenciana y el Ayuntamiento que permita proveer de piedras desechadas por el pueblo minero a los futuros artistas. 'Nosotros pagar¨ªamos los portes', apunta uno de los estudiantes.
De este modo C¨®bdar, de pasado esplendoroso y pujante, encontrar¨¢ una veta para el arte junto a sus canteras que mantenga vivas las calles y reactive los sue?os de multiplicar su poblaci¨®n.
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