Ibarretxe, en La Moncloa
Es f¨¢cil imaginarse los temas que van a tratar el presidente Aznar y el lehendakari Ibarretxe en su encuentro de ma?ana. El terrorismo estar¨¢ presente como tema n¨²mero uno. La forma de plantear la lucha contra el terrorismo ser¨¢ el segundo tema obligado. La exigencia por parte del presidente Aznar para que el Gobierno vasco se implique con todas sus fuerzas en esa lucha ser¨¢ un tercer tema. Tambi¨¦n plantear¨¢ el presidente Aznar la necesidad de que el nacionalismo democr¨¢tico, aqu¨¦l en el que se fundamenta el Gobierno del lehendakari Ibarretxe, rompa todo tipo de relaciones con el mundo de los violentos, incluyendo la definici¨®n de los fines. He ah¨ª el cuarto tema.
Y llegados ah¨ª, el lehendakari Ibarretxe plantear¨¢ el reconocimiento del derecho de autodeterminaci¨®n, dici¨¦ndole al presidente Aznar que ¨¦l tiene la legitimidad de los votos para plantearlo, independientemente de que ese fin coincida o no con los fines de los terroristas.
Aznar no va a abandonar la comodidad de ligar nacionalismo a violencia; Ibarretxe no reconocer¨¢ que no todos sus votos del 13-M apoyan la autodeterminaci¨®n
En ese momento podr¨ªa comenzar una discusi¨®n fruct¨ªfera. Planteadas las tesis con claridad, podr¨ªa suceder que cada uno de los interlocutores estuviera dispuesto a ponerse en el lugar del otro, como ejercicio mental. Podr¨ªa suceder que tanto el presidente como el lehendakari estuvieran dispuestos a poner en duda el maximalismo de sus planteamientos. Que estuvieran dispuestos a flexibilizar posturas, a hablar de las necesidades de cada uno, de sus condicionamientos, de sus ataduras, para ver si existen posibilidades de encontrar puntos comunes.
Temores
Mucho me temo que nada de eso vaya a suceder. Mucho me temo que el presidente Aznar no va a estar dispuesto a abandonar la comodidad del discurso en el que el nacionalismo est¨¢ ligado a la violencia terrorista por medio de la comunidad de fines, y as¨ª no tiene legitimidad para plantear nada que est¨¦ en el ¨ªndice de temas ocupados por el terrorismo. Mucho me temo que ser¨¢ incapaz de decir que el derecho de autodeterminaci¨®n puede ser perfectamente reconocido, pero que hay que preguntarse por su significado concreto en una sociedad con la pluralidad de sentimientos de pertenencia de la sociedad vasca. Mucho me temo que ser¨¢ incapaz de ofrecer una lectura de la Constituci¨®n espa?ola, sin tener que forzar adicional alguna, que haga visible un reconocimiento de la sociedad vasca como naci¨®n. Mucho me temo que seguir¨¢ oponiendo legitimidad moral a la legitimidad electoral, aunque no mayor¨ªa, que le presente el lehendakari Ibarretxe.
Por el otro lado, tambi¨¦n me temo que el lehendakari Ibarretxe no dar¨¢ el paso de matizar el derecho de autodeterminaci¨®n desde el reconocimiento de la pluralidad de la sociedad vasca, no estar¨¢ dispuesto a reconocer que no todos los votos que cosech¨® el 13 de mayo son votos por una autodeterminaci¨®n efectiva, que tampoco se colocar¨¢ en la posici¨®n de ofrecer garant¨ªas al interlocutor con respecto a la voluntad de casi la mitad de ciudadanos vascos de seguir manteniendo alg¨²n tipo de vinculaci¨®n con el ¨¢mbito espa?ol, ni de ofrecer, cuando hable del derecho de autodeterminaci¨®n, las garant¨ªas debidas a todos esos ciudadanos vascos que no son nacionalistas, que no quieren ser nacionalistas, que no quieren tener un exclusivo ¨¢mbito de referencia ni quieren agotarse en una lealtad ¨²nica y exclusiva.
Es verdad que el presidente Aznar dir¨¢ que ¨¦l est¨¢ dispuesto a hablar de lo que haga falta, pero sin violencia, y sobre todo, dentro de las reglas de juego fijadas por la Constituci¨®n y el Estatuto, para no quedarse con el mochuelo de la intransigencia y la inflexibilidad.
Y es tambi¨¦n verdad que el lehendakari Ibarretxe dir¨¢ que lo que ¨¦l plantea es, primero, una consulta popular sobre la disposicion de los vascos a dejarse preguntar sobre su voluntad de autodeterminarse, para, luego, preguntarles si se quieren autodeterminar, y s¨®lo en un tercer paso plantear las opciones reales de la autodeterminaci¨®n: situaci¨®n actual, separaci¨®n e independencia. Porque tampoco querr¨¢ quedarse con el mochuelo de no respetar el pluralismo.
Inflexibilidad y exclusi¨®n
Pero la postura de Aznar rezuma inflexibilidad, falta de voluntad para liderar un proceso din¨¢mico de relectura de la Constituci¨®n para avanzar entre todos a que el Estado pueda ser un proyecto com¨²n y compartido. Y las diferencias que plantee el lehendakari m¨¢s parecen disquisiciones destinadas a quitar miedo, a hacer asumible lo que en su consecuencia no lo es para demasiados ciudadanos vascos, y a ofrecer una especie de situaci¨®n ideal en la que todos los derechos quedan conjugados, cuando con su propuesta se va consolidando formalmente el sujeto colectivo querido s¨®lo por los nacionalistas y, por desgracia, tambi¨¦n por los terroristas.
La pluralidad espa?ola y la pluralidad vasca requieren un sistema pol¨ªtico basado en la lealtad mutua. La poca que exist¨ªa se ha ido perdiendo. Entre el nacionalismo y el Gobierno espa?ol. Pero tambi¨¦n, entre los vascos. Lo prioritario debiera ser la lucha contra el terrorismo y el reestablecimiento de una m¨ªnima lealtad mutua.
Joseba Arregi es ex parlamentario del PNV.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.