Profesionalidad y eficacia
La m¨¢xima 'si vis pacem para bellum' (si quieres la paz prepara la guerra) debe ser olvidada. Los Estados democr¨¢ticos sostienen sus ej¨¦rcitos no para preparar la guerra, sino para evitar que otros la utilicen como instrumento de su pol¨ªtica, por lo que, si se ven obligados a intervenir en un conflicto armado, habr¨¢n fracasado. Esta concepci¨®n relega a un segundo plano el debate sobre el modelo de fuerzas armadas, m¨¢s ideol¨®gico que l¨®gico, ante una exigencia de eficacia que se antepone a cualquier otro criterio, incluso a los valores sociales del reclutamiento. Si se est¨¢ de acuerdo con las premisas anteriores, la discusi¨®n debe centrarse, y por este orden, en la dotaci¨®n econ¨®mica, entidad, formaci¨®n y organizaci¨®n del ej¨¦rcito profesional. En nuestro pa¨ªs se ha discutido a lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas c¨®mo modernizar un ej¨¦rcito de recluta universal. Pero el debate sobre la profesionalizaci¨®n no se ha realizado en el tiempo necesario. Ha sido un error, porque el debate se ha trasladado ahora, con no demasiado acierto, a cada medida que aplica el Ministerio de Defensa, lo que prueba la necesidad, como ha dicho recientemente el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, de una constante y extensa informaci¨®n.
Un ej¨¦rcito profesional demanda, ante todo, m¨¢s dinero. Es necesario para ofrecer retribuciones dignas y atractivas a quienes deciden incorporarse a sus filas, en una elecci¨®n que valora otras ofertas de trabajo; para facilitar una doble formaci¨®n, la que requiere el ejercicio de la profesi¨®n elegida y la que permite despu¨¦s la incorporaci¨®n a otros empleos cuando concluye el tiempo de compromiso, y para disponer tambi¨¦n de las mismas prestaciones sociales que otros sectores de la Administraci¨®n o de la empresa privada. Este tipo de medidas econ¨®micas se prolonga, como efecto ineludible, a toda la estructura jer¨¢rquica.
Hace diez a?os, el Ej¨¦rcito alem¨¢n anunciaba a sus mandos que no librar¨ªan sus primeras batallas en las llanuras europeas, sino en su propio mercado de trabajo, de modo que deb¨ªan prepararse para competir por los j¨®venes con las grandes empresas. Este consejo est¨¢ siendo aplicado por nuestros Cuarteles Generales, que han creado grupos especializados para preparar la transici¨®n, analizando y poniendo en pr¨¢ctica soluciones a problemas tan dispares como el necesario cambio de la formaci¨®n de los nuevos soldados, la racionalidad de los servicios militares, la idoneidad de los acuartelamientos o la disposici¨®n de simuladores de entrenamiento..., convencidos de que as¨ª ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil retener a quien ya est¨¢ que efectuar nuevas captaciones.
Y aqu¨ª entran dos medidas clave: a qui¨¦n se abre la incorporaci¨®n y c¨®mo se llevan a cabo servicios que no son estrictamente operativos, o, lo que es lo mismo, la necesidad de externalizar servicios cuya aplicaci¨®n parece causar excesivas sorpresas. ?Qui¨¦nes pueden incorporarse a los ej¨¦rcitos? Todos los que lo deseen y sean aptos para ello. La posici¨®n del Ministerio de Defensa de abrir esta incorporaci¨®n a hijos de emigrantes espa?oles no s¨®lo me parece justificada, sino tambi¨¦n acertada. Otra cuesti¨®n ser¨ªa la forma de su difusi¨®n, aunque pueda servir de est¨ªmulo a otros.
Ahora bien, generalizar estas incorporaciones a nacionales de terceros pa¨ªses s¨ª requiere ese sosegado debate sobre seguridad y defensa que no se ha producido. Y no se vea en esta posici¨®n un inconfesable racismo (soberana estupidez), sino la convicci¨®n de que unos presupuestos bastantes no obligar¨ªan a requerir de otros, siempre m¨¢s necesitados, un compromiso que la Constituci¨®n identifica como derecho y deber de los espa?oles en garant¨ªa de los valores de convivencia que proclama, y que no puede sustituirse con el pago a otros para que lo asuman.
En este an¨¢lisis interviene adem¨¢s la complejidad de los sistemas de armas de que hoy disponen los ej¨¦rcitos, que conduce a la decisi¨®n ineludible de permanencia de quienes los tienen asignados. Esta permanencia s¨®lo se conseguir¨¢ con una ampliaci¨®n de la base de la pir¨¢mide de mandos: los suboficiales. En ellos deber¨¢ descansar definitivamente la formaci¨®n del soldado, el manejo de los sistemas y la administraci¨®n, ¨²nico modo de conseguir unas fuerzas armadas de calidad, y no sometidas a los vaivenes de la captaci¨®n. Deber¨¢ reducirse, en consecuencia, el tama?o de los ej¨¦rcitos y modificarse tambi¨¦n la tasa de encuadramiento, de modo que tienda a una igualdad, en n¨²mero, de mandos y soldados.
La externalizaci¨®n de servicios es la soluci¨®n complementaria a las medidas descritas, en cuanto permite que el soldado desarrolle exclusivamente servicios operativos, como ha afirmado el ministro de Defensa. Si es obligado que su n¨²mero disminuya, las tareas relacionadas con seguridad, alimentaci¨®n, limpieza y otras an¨¢logas deben ser desempe?adas por empresas especializadas, aunque deba mantenerse un n¨²cleo b¨¢sico de profesionales que pueda realizarlas cuando las unidades se desplazan de sus acuartelamientos.
La sociedad, que ha exigido la profesionalizaci¨®n, tiene que decidir ahora c¨®mo se recauda el dinero que necesita o de qu¨¦ partidas presupuestarias se extrae. ?sta es la cuesti¨®n.
Jes¨²s del Olmo, general auditor (r), fue director del gabinete del ministro de Defensa de 1992 a 1995.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.