Cumbre del clima: Tierra 1, Bush 0

ECO, la hoja informativa que diariamente elaboran los grupos ecologistas en las cumbres del clima, s¨®lo ten¨ªa el lunes pasado un gran titular: Tierra: 1, Bush: 0. Y era una convocatoria para la fiesta que las organizaciones no gubernamentales hac¨ªan esa noche, despu¨¦s de la cena ofrecida por Jan Pronk, el presidente de la VI Conferencia de las Partes de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico (UNFCCC, en sus siglas inglesas), que concluy¨® el pasado viernes.

La inmensa mayor¨ªa de los 4.600 participantes en la cumbre ten¨ªan ganas de fiesta, convencidos de que se lo hab¨ªan merecido despu¨¦s del duro fin de semana de negociaciones que los hab¨ªa dejado exhaustos y victoriosos el lunes por la ma?ana.

'Los perdedores son las industrias del petr¨®leo, del carb¨®n, del gas y nuclear y Bush', dice Greenpeace

La victoria, en la que los representantes oficiales de los pa¨ªses no se han ensa?ado con el perdedor por aquello de que esto es una conferencia de Naciones Unidas y no un estadio de f¨²tbol, es un acuerdo pol¨ªtico que saca del atolladero el Protocolo de Kioto (de reducci¨®n de los gases de efecto invernadero que provocan el cambio clim¨¢tico) y lo encamina hacia su posible entrada en vigor.

'Necesit¨¢bamos este triunfo no s¨®lo por el cambio clim¨¢tico, sino tambi¨¦n por otras muchas cuestiones en el marco de Naciones Unidas. ?ste es un problema global, medioambiental, pol¨ªtico y econ¨®mico', dijo Pronk. 'Es un acuerdo hist¨®rico. Se pod¨ªa pensar que era un reto demasiado ambicioso, pero lo hemos logrado. Es importante para todo el mundo', proclamaba el belga Olivier Deleuze, presidiendo la representaci¨®n de la UE.

El acuerdo es un paquete de soluciones pol¨ªticas a los puntos de enfrentamiento (sobre todo entre la Uni¨®n Europea y los pa¨ªses del grupo liderado por Estados Unidos, pero tambi¨¦n con la activa intervenci¨®n del mundo en desarrollo, que busca ayuda para hacer frente al problema) que bloqueaban la concreci¨®n del reglamento del Protocolo de Kioto. Las cuestiones m¨¢s espinosas son los mecanismos consentidos para cumplir el Protocolo, la contabilidad de las pr¨¢cticas forestales y agr¨ªcolas que absorben carbono (sumideros), el r¨¦gimen de cumplimiento del Protocolo y la ayuda a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Al final ha habido concesiones de unos y otros. EE UU, aunque presente, se ha abstenido en las negociaciones.

El origen del problema es el incremento de las emisiones de di¨®xido de carbono y otros gases de efecto invernadero debido a la actividad humana, que est¨¢ forzando el sistema clim¨¢tico natural del planeta. En los pr¨®ximos cien a?os, alertan los cient¨ªficos, aumentar¨¢ la temperatura media de la Tierra entre 1,5 y casi 6 grados cent¨ªgrados, subir¨¢ el nivel del mar y se producir¨¢n alteraciones en precipitaciones y sequ¨ªas que afectar¨¢n de forma desigual, pero intensamente, a todo el planeta.

Los conflictos que llegaron pendientes a Bonn arrancan de antiguo. La UNFCCC, vigente desde 1994, indica que se reducir¨¢n las emisiones, pero carece de obligaciones estrictas. Por ello, en 1997 se adopt¨® el Protocolo de Kioto, que establece ya una reducci¨®n cuantitativa de emisiones para los pa¨ªses desarrollados (5,2% de media) en el plazo 2008-2012. Pero el reglamento detallado del protocolo qued¨® pendiente.

La situaci¨®n se hab¨ªa ido complicando y estall¨® en noviembre de 2000 en La Haya, en la primera parte de esta conferencia, que acab¨® en rotundo fracaso con la UE, por un lado, y el Grupo Paraguas (EE UU, Canad¨¢, Jap¨®n, Australia, Nueva Zelanda, Noruega y Islandia), por otro, incapaces de llegar a un acuerdo.

Luego, el reci¨¦n elegido presidente de Estados Unidos, George Bush, anunci¨® en marzo que romp¨ªa la baraja, que el Protocolo de Kioto es contrario a los intereses econ¨®micos de su pa¨ªs y que est¨¢ muerto. El protocolo, rechazado por el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, entr¨® en la UVI en estado grav¨ªsimo.

La UE despleg¨® una intensa actividad diplom¨¢tica y, al ver que no hab¨ªa forma de convencer a Washington, volc¨® su esfuerzo en Canad¨¢, Australia y Jap¨®n.

Los ministros (88 han participado en la cumbre) reanudaron en Bonn sus negociaciones el d¨ªa 19, y los avances y retrocesos, los pulsos, las posiciones y condiciones de cada uno se fueron tensando en los despachos y las salas del hotel Maritim, sede de la reuni¨®n.

El proceso de negociaci¨®n es complicado. La UE, que en esta ocasi¨®n ha actuado muy cohesionada, bajo la presidencia de B¨¦lgica y con Suecia y Espa?a en la troika, tiene que acordar su posici¨®n unitaria ante cada propuesta de los otros grupos. Lo mismo sucede con los m¨¢s de 130 pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo del G77 + China. El Grupo Paraguas, cuyo eje es EE UU, ha sufrido en Bonn el distanciamiento del l¨ªder y al final se ha producido una fractura entre Nueva Zelanda, Noruega e Islandia, que han aceptado antes el acuerdo, y Canad¨¢, Australia y Jap¨®n, que han mantenido las posturas m¨¢s duras hasta el final.

Por ello, el lunes, en la sala del plenario, la ministra nipona de Medio Ambiente, Yoriko Kawaguchi, la ¨²ltima en aceptar el pacto, fue la gran estrella para las c¨¢maras de televisi¨®n y los jefes de delegaciones que se acercaron a su mesa a felicitarla. Efectivamente, Jap¨®n se ha apartado de EE UU en esta ocasi¨®n para salvar el Protocolo. 'Es un acuerdo hist¨®rico. Es un terremoto geopol¨ªtico', resum¨ªa el pasado viernes Jennifer Morgan, de WWF.

'Hemos ganado una gran victoria t¨¢ctica aqu¨ª, y los grandes perdedores son las industrias del petr¨®leo, del carb¨®n, del gas y nuclear, as¨ª como George W. Bush', declar¨® Bill Hare, experto en cambio clim¨¢tico de Greenpeace.

En l¨ªneas generales, ese acuerdo pol¨ªtico es generoso en la utilizaci¨®n de los sumideros (exigencia del Grupo Paraguas); en el cumplimiento establece un sistema de penalizaciones, pero deja abierta la cuesti¨®n de si es legalmente vinculante; indica la ayuda a los pa¨ªses en desarrollo y regula los mecanismos del protocolo con concesiones para unos y otros, pero excluyendo la energ¨ªa nuclear, como pretend¨ªa la UE.

El paso del acuerdo pol¨ªtico a los documentos legales es dif¨ªcil porque todos est¨¢n atentos al cambio de cada coma en los textos. Adem¨¢s, este proceso de transcripci¨®n desarrollado en los ¨²ltimos d¨ªas de la cumbre ha mostrado la fragilidad de un acuerdo alcanzado en estado de emergencia y plagado de inconsistencias, algunas intencionadas para dejar puertas abiertas y otras producto del agotamiento de las largas negociaciones.

'Lo importante es el acuerdo alcanzado. Es a lo que vinimos a esta conferencia y nos podemos dar por muy satisfechos, teniendo en cuenta, adem¨¢s, que part¨ªamos de expectativas muy pesimistas', aseguraba Javier Rubio, jefe de la Oficina del Clima espa?ola.

Al final, el viernes, en una sala de plenario desangelada tras la marcha de muchos delegados, concluy¨® la VI Conferencia de las partes del UNFCCC con el celebrado acuerdo de Bonn en el bolsillo y la decisi¨®n de aprobar los detalles en la pr¨®xima reuni¨®n que se celebrar¨¢ en Marraquech en octubre. Queda un Protocolo de Kioto vivo y en espera de ratificaci¨®n, aunque con objetivos mermados, y una gran inc¨®gnita sobre el siguiente movimiento de EE UU.

Pronk se manifest¨® ayer optimista. No har¨¢ falta que pasen muchos a?os, dijo, para que EE UU tambi¨¦n decida limitar sus emisiones.