?Qu¨¦ globalizaci¨®n?
La globalizaci¨®n entendida como extensi¨®n de la econom¨ªa de mercado y del capitalismo al conjunto del planeta se ha acelerado en los ¨²ltimos treinta a?os. Lejos de ser una tendencia progresiva y natural de la econom¨ªa es consecuencia de un proceso de aplicaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas, que ha permitido romper las barreras del tiempo y del espacio para comunicarse y cambiar los sistemas de producci¨®n, lo que conlleva a tres tipos de desaf¨ªos.
Primer desaf¨ªo: relaciones entre las empresas. Es la conquista para ganar tama?o y presencia en todos los mercados y de la propiedad del capital. La progresi¨®n r¨¢pida del n¨²mero de fusiones-adquisiciones de car¨¢cter internacional refleja la batalla mundial que libran las empresas (2,5% del PIB mundial en el a?o 2000, frente al 0,5% en 1990).
Segundo desaf¨ªo: relaciones entre las empresas y los Estados. Es la competitividad de los territorios. Los Estados quieren atraer a sus respectivos ¨¢mbitos territoriales el mayor n¨²mero posible de empresas con el fin de beneficiarse de los empleos que generan. Por contrapartida, las empresas desean una imposici¨®n fiscal con bajos costes, mercados financieros e infraestructuras desarrolladas, una mano de obra cualificada y poder negociar con los Estados directamente para decidir la estrategia de localizaci¨®n m¨¢s adecuada a sus propios intereses. Adem¨¢s, los Estados son utilizados por las empresas para obtener legislaciones que les sean favorables. Por ejemplo: forzar la apertura de mercados al exterior, estatutos de trabajadores con criterios liberales, etc¨¦tera.
Tercer desaf¨ªo: relaciones entre Estados. Se refiere al concepto de soberan¨ªa. Es decir, la capacidad de los gobernantes para producir normas que regulen la globalizaci¨®n y que tengan en cuenta los intereses privados y, que a su vez, no deterioren la cohesi¨®n social. En definitiva que, en un mundo globalizado, no impere s¨®lo la Ley del m¨¢s fuerte.
As¨ª, la globalizaci¨®n es fruto del conjunto de compromisos pol¨ªticos surgidos por dichas relaciones, y que conduce a la progresi¨®n de una globalizaci¨®n liberal, donde los mecanismos de mercado dominan una regulaci¨®n pol¨ªtica internacional, la cual, a menudo, es percibida por la gente como la causa difusa e inquietante de una p¨¦rdida de control social y pol¨ªtico, que hace generar dudas crecientes. Amartya Sen, Premio Nobel de Econom¨ªa, manifestaba. 'Las dudas no se disipar¨¢n si no existe una respuesta a las preocupaciones que las cuestionan'.
Frente a la capacidad de las grandes empresas para influenciar en las reglas de juego econ¨®micas y sociales, hay una fuerte demanda para que los Estados tomen las riendas de la globalizaci¨®n, y que controlen las decisiones de las grandes empresas, con el fin de que los beneficios de la globalizaci¨®n beneficien a todos, y ser un gran instrumento para la solidaridad.
Es evidente que en s¨ª la globalizaci¨®n no es ni positiva ni negativa, simplemente es. No es sujeto, los ¨²nicos sujetos son los hombres. Gothe dec¨ªa: 'La inteligencia no es buena ni mala, todo depende del uso que hagamos de ella'. Por lo tanto, es el mal uso de la globalizaci¨®n el responsable del ensanchamiento de las diferencias entre ricos y pobres y otras injusticias y, por consiguiente, contribuye a unificar las protestas. De ah¨ª, las movilizaciones masivas en todo el mundo.
Pero, ?cu¨¢les son los factores que motivan a los antiglobalizacion, a pesar de que est¨¢n dispuestos a que les abran la cabeza en cualquier punto del mundo? Les motiva la importancia del trabajo que se necesita realizar a¨²n para inventar alternativas a la actual globalizaci¨®n neoliberal y traducirlas en propuestas concretas. Est¨¢n en contra de los derechos que se pierden diariamente en el mercado laboral, y de la mercantilizaci¨®n de todos los aspectos de la vida en cualquier rinc¨®n del planeta.
As¨ª, s¨®lo nos preocupan las cifras. ?Cu¨¢nto ganas? ?Cu¨¢nto vale tu piso? El piso es bueno o malo s¨®lo en funci¨®n de su precio. Hasta la TV tiene como objetivo prioritario aumentar el n¨²mero de espectadores, a trav¨¦s de su programaci¨®n basura, sin importar su nivel cultural. En definitiva, se revelan contra una sociedad regulada seg¨²n los principios del mercado. El mundo no es una mercanc¨ªa.
Intentan reivindicar un sentido positivo a la globalizaci¨®n y cambiar su signo actual para ponerla al servicio del Hombre para evitar un liberalismo a ultranza incontrolado, sin¨®nimo de desigualdades crecientes. Seg¨²n el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNEUD) los pa¨ªses pobres son cada vez m¨¢s pobres. Desde 1975, el nivel de vida ha disminuido el 15%, mientras en los pa¨ªses m¨¢s ricos aumenta m¨¢s del 50%. Por ello, las declaraciones de la Presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine: 'Hemos fracasado ampliamente en el reto de erradicar la pobreza y el subdesarrollo'.
En nuestras democracias, donde la libertad de manifestarse es un derecho reconocido, estos grupos intentan explicar -confusamente, pero leg¨ªtimamente- una serie de demandas que merecen ser tomadas en consideraci¨®n. Sin embargo, es lamentable que el clima de violencia, creado por una minor¨ªa, y la respuesta desproporcionada de las fuerzas de orden p¨²blico en la Cumbre de G¨¦nova hayan eclipsado en gran medida el mensaje de sus reivindicaciones: una nueva regulaci¨®n internacional, anulaci¨®n de la deuda del tercer mundo, critica del liberalismo econ¨®mico, etc¨¦tera. Es justo y leg¨ªtimo que reivindiquen un mundo mejor. Albert Camus dec¨ªa: 'Cada generaci¨®n quiere cambiar el mundo'.
Vicente Castell¨® es profesor de la Universitat Jaume I de Castell¨®n.
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