Un 'pibito' como amuleto
En el Barcelona se impone la sensaci¨®n de que con el argentino Saviola todo ir¨¢ mucho mejor
Por Barcelona se viene contando una historia que, sin necesidad de ser cierta, ayudar¨ªa a entender el fen¨®meno Saviola. Resulta que a medida que iban cumpliendo los encargos del entrenador Carles Rexach, los directivos del Bar?a se llevaban como respuesta un chasco de sus hijos porque en cada fichaje que se cerraba segu¨ªan echando en falta al conejo argentino.
Los propios padres hab¨ªan ido agrandando la leyenda de Saviola mientras los hijos abundaban en su inter¨¦s por el pibito. El detalle m¨¢s reconocido fue el que logr¨® Francesc Closa junior, hijo del vicepresidente Francesc Closa, que en uno de sus viajes a Buenos Aires conoci¨® personalmente a Saviola y, como aval para argumentar su relato, present¨® una zamarra dedicada por el jugador.
No es de extra?ar en consecuencia que los hijos fueran dando la tabarra a los padres hasta conseguir el fichaje de Saviola ni tampoco que a su llegada a Barcelona el futbolista pasara su primera noche escondido en un coche todo terreno y en una casa de Age, en la Cerdanya, junto a los hijos del vicepresidente Closa y del abogado del club azulgrana Leopoldo Hinjos. Saviola pertenece a los hijos m¨¢s que a los padres, a los hinchas m¨¢s que al entrenador, al pueblo m¨¢s que a la junta, superada desde todos los flancos. La directiva se ha dejado llevar encantada por la corriente porque nadie como el delantero procedente del River Plate capitaliza un futuro optimista frente al pesimismo que ha encarnado Rivaldo. Los papeles del bueno y del malo han quedado mejor repartidos que nunca en un Barcelona continuamente fracturado. El brasile?o carga con la miseria, m¨¢s que nada por miserable, y el argentino con la gloria propia del reci¨¦n llegado.
La gent blaugrana pide foc nou, como se dice por estos pagos, y Saviola purifica como nadie el viciado ambiente barcelonista. La hinchada quiere a un futbolista que no sepa nada de cuanto ha pasado: que no conozca a N¨²?ez, a Cruyff, a Van Gaal ni al vicepresidente Gaspart; que no le salga urticaria con s¨®lo mentar Atenas; que no a?ore a Figo ni a Guardiola; que no pregunte por el sueldo de Rivaldo; que no sepa qu¨¦ son los trileros, y que, por el contrario, piense, simplemente, que el Bar?a es un club tan sensible como le contaron, que la zamarra azulgrana no tiene precio y que en el Camp Nou se aplaude m¨¢s una jugada que una goleada. Aunque est¨¦ mal decirlo, al aficionado le conviene un jugador que, en lugar de cagarse en el club, le entre el 'cagazo' de la emoci¨®n de pertenecer al Bar?a, tal como dijo el propio Saviola para describir su llegada al aeropuerto del Prat.
Necesita el Barcelona recuperar una cierta normalidad, rogar para que todo vaya bien de una pu?etera vez, olvid¨¢ndose de tanto malentendido, porque desde hace un tiempo m¨¢s que problemas hay malentendidos. Pide el club un respiro, y con Saviola ha llegado un poco de aire fresco y se ha recuperado la autoestima. Tiene el argentino justamente lo que le falta al Barcelona. Ilusi¨®n ha quedado en llamarle todo el mundo. Una cara nueva reci¨¦n llegada de Am¨¦rica aparece para combatir las ya conocidas en Europa, para recordarle a Rivaldo que no es el amo del mundo, para diputarle las portadas a Zidane, para cambiar el curso de las cosas. Frente a un Barcelona flaco, hoy manda el Madrid, poderoso dentro y fuera del campo, tan chulo que ha embellecido el equipo con el mejor jugador del mundo, Zidane, que para el barcelonismo viene a ser como Romario en su d¨ªa: el punto final. El dominio psicol¨®gico blanco ha sido tan demoledor que los jugadores se han ido turbando y los rivales rindiendo. Primero fue Figo y el Barcelona, despu¨¦s Zidane, Mendieta se larg¨® m¨¢s tarde del Valencia al Lazio, y si Manuel Pablo se queda en el Deportivo, pues peor para el lateral.
El Madrid ha reunido a los mejores jugadores, tiene el equipo ya hecho y cuenta con una junta que ha logrado que se tenga m¨¢s en cuenta el patrimonio personal de unos directivos en sinton¨ªa con la administraci¨®n pol¨ªtica que el de la entidad. Al Madrid ¨²nicamente le faltaba un enemigo con el que batirse, y de ah¨ª que haya aceptado gustoso las maniobras del Bar?a y la llegada de Saviola.
Al igual que Zidane, el pibito no es una necesidad del equipo sino una prioridad del club, falto de un referente que reagrupe a la hinchada, que recargue la voraz pasi¨®n cul¨¦. Saviola no es un jugador para armar el grupo, ni para tomar el mando en una instituci¨®n en la que hist¨®ricamente, y a diferencia del Madrid, los entrenadores tuvieron m¨¢s impacto que los jugadores. A d¨ªa de hoy, sin embargo, tiene el punto de atrevimiento que se reclama a la oposici¨®n, a quien se le ve capaz de revertir el orden futbol¨ªstico.
A sus 19 a?os y pese a que la comparaci¨®n del curr¨ªculo es un pecado mortal, se quiere presentar a Saviola como el heredero de Maradona y Ronaldo, futbolistas que han sido santo y se?a del f¨²tbol mundial y que, sin embargo, a su paso por el Barcelona respondieron a su cartel sin que el club aprovechara su figura. El reto del pibito es pues muy delicado.
Para combatir la sequ¨ªa, la junta presenta un equipo de futuro sin reparar en un presente que ha dispuesto que el primer partido del curso, la ronda previa de la Liga de Campeones, sea m¨¢s importante que el ¨²ltimo. Hay que vencer y convencer desde el primer d¨ªa, ir muy r¨¢pido, y para veloz nadie como Saviola. ?Para que le ha fichado si no el Bar?a? El mundo barcelonista est¨¢ esta vez de acuerdo: con Saviola todo ir¨¢ mejor, tal que fuera un amuleto, como si los errores de dise?o de equipo y la falta de un patr¨®n no contaran. Y si las prisas se llevan al pibito en la primera curva, si no puede con todo, si la presi¨®n le devora, si la exigencia se impone a la ilusi¨®n, para diciembre est¨¢ previsto echar a Rivaldo para que venga Riquelme. ?Qui¨¦n habl¨® de improvisaci¨®n?
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