Madrid y Barcelona, dos modelos urbanos contrapuestos
Los recorridos medios para ir al trabajo son menores en la capital catalana que en la metr¨®poli madrile?a
Barcelona y Madrid son dos realidades urbanas que organizan el territorio de forma muy diferente. El ¨¢rea metropolitana de Barcelona es un mosaico que incluye diversos subcentros aut¨®nomos, mientras que el sistema urbano de Madrid se estructura alrededor de un potente n¨²cleo central sobre el que gravita el territorio de pr¨¢cticamente toda la regi¨®n. La capital catalana es una compleja y descentralizada 'ciudad de ciudades', mientras que Madrid es un sistema monoc¨¦ntrico y muy jerarquizado.
La existencia de estos dos modelos de organizaci¨®n ha sido puesta de relieve por un equipo de investigadores de la Universitat Polit¨¦cnica de Catalunya (UPC), que ha comparado por primera vez la movilidad en las 7 ¨¢reas metropolitanas espa?olas: Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia, Sevilla, M¨¢laga y Zaragoza (aunque la capital aragonesa no ha podido ser analizada a fondo por falta de datos). Seg¨²n este trabajo, la mayor¨ªa de las ciudades mencionadas sigue el modelo centralizado madrile?o, y solamente Bilbao se acerca a la configuraci¨®n barcelonesa. El estudio concluye que el modelo descentralizado de Barcelona es m¨¢s sostenible que el de Madrid.
Los municipios que no logran retener a la mitad de la poblaci¨®n no funcionan como tales
El m¨¦todo utilizado en este trabajo se basa en comparar dos datos esenciales: el sitio en el que duerme el ciudadano y el lugar donde trabaja. Ello permite definir el ¨¢rea metropolitana de cada ciudad, constituida por el conjunto de municipios que envian al menos a un 15% de su poblaci¨®n activa a trabajar a la ciudad principal o bien a los municipios de sus coronas. Aplicando este m¨¦todo a las siete ¨¢reas espa?olas, se comprueba que las ciudades reales desbordan los l¨ªmites administrativos de la ciudad principal y se extienden por territorios enormes.
En el caso de Madrid, su ¨¢rea metropolitana coincide con la mayor parte de la superficie regional, incluyendo pr¨¢cticamente a toda la comunidad aut¨®noma y englobando a 167 municipios repartidos por 7.400 kil¨®metros cuadrados. En Barcelona, los 98 kil¨®metros cuadrados de la ciudad representan un min¨²sculo 2,1% de su ¨¢rea metropolitana, que se extiende por 4.600 kil¨®metros cuadrados e incluye a 217 municipios. Con intensidad variable, lo mismo sucede con las ¨¢reas metropolitanas de Valencia (86 municipios y 2.800 km), Bilbao (77 municipios y 1.780 km), Sevilla (56 municipios y 6.672 km), M¨¢laga (26 municipios y 1.654 km) y Zaragoza (25 municipios con un total de 2.548 kil¨®metros cuadrados).
Josep Roca Cladera, director del Centro de Pol¨ªtica del Suelo y Valoraciones de la UPC y responsable del informe, considera que 'las ¨¢reas metropolitanas son las ciudades reales'. 'Las poblaciones de una misma ¨¢rea metropolitana forman parte de un sistema global, pero la falta de reconocimiento administrativo de esta realidad se traduce en la descoordinaci¨®n entre ciudades vecinas que comparten problemas comunes, pero cada una gestiona por separado su trocito de territorio', explica Roca.
Esto hace que a menudo, seg¨²n Roca, los alcaldes de las grandes ciudades act¨²an en realidad como 'alcaldes de barrio', ya que su capacidad de gesti¨®n se reduce a un ¨¢rea muy limitada del conjunto. Este efecto es especialmente trascendente en Barcelona, dada la reducida extensi¨®n de la ciudad (98 kil¨®metros cuadrados), que es mucho m¨¢s peque?a que Madrid (605 kil¨®metros). Roca lamenta que en Barcelona no existan instrumentos adecuados de gesti¨®n, como ser¨ªa la entidad metropolitana, lo cual permite que Madrid pueda planificar mejor.
Una vez definidas las ¨¢reas metropolitanas, el an¨¢lisis detallado de la movilidad pone de manifiesto los v¨ªnculos y dependencias entre municipios, revelando la existencia de dos modelos de organizaci¨®n distintos. Por un lado est¨¢ el ?rea Metropolitana de Barcelona, donde hay al menos cinco sub¨¢reas aut¨®nomas, configuradas alrededor de Sabadell, Terrassa, Granollers, Matar¨® y Vilanova.
Cada una de estas ciudades presenta una elevada independencia de la capital y ejerce un papel de atracci¨®n sobre las ciudades vecinas. Por consiguiente, constituyen el centro de una peque?a ¨¢rea metropolitana. Granollers, por ejemplo, tiene una corona propia formada por 23 municipios. Esta estructura implica la existencia de 'un grado de complejidad y de descentralizaci¨®n muy elevado, mostrando que la Barcelona real es un mosaico de ciudades', asegura Roca.
Ninguna otra ¨¢rea metropolitana espa?ola muestra una estructura similar. Madrid, Valencia, Sevilla y M¨¢laga muestran una estructura muy centralizada y dominada por la ciudad principal, sin ning¨²n subcentro aut¨®nomo. El ¨¢rea metropolitana de Madrid se estructura a base de anillos conc¨¦ntricos, ya que las ciudades-dormitorio (aquellas en las que un porcentaje enorme de la poblaci¨®n activa, superior incluso al 75%, trabaja fuera del municipio de residencia), forman la primera corona de la ciudad principal, y a medida que nos alejamos del centro, disminuye tambi¨¦n el grado de dependencia urbana. En Barcelona, los municipios-dormitorio est¨¢n repartidos, salpicando el territorio. Bilbao se configura como un caso intermedio entre los dos modelos.
Estas dos diferentes estructuras quedan confirmadas por el an¨¢lisis de las ciudades denominadas subcabeceras metropolitanas, que son las poblaciones mayores de 10.000 habitantes que atraen a m¨¢s del 15% de trabajadores de otros municipios. Barcelona destaca con 13 subcentros metropolitanos, seguida de Madrid con 11, Bilbao con 4, y Valencia y M¨¢laga con 1. La estructura descentralizada de Barcelona se manifiesta en que s¨®lo dos de estos subcentros (Badalona y Mollet) tienen un flujo importante hacia la cabecera metropolitana. En el caso de Madrid, la dependencia de la capital es espectacular: seis de las 11 subcabeceras metropolitanas envian a m¨¢s del 70% de su poblaci¨®n a trabajar fuera de sus municipios, fundamentalmente a la capital. Poblaciones como Alcobendas, M¨®stoles, Coslada, Parla, Fuenlabrada o Majadahonda se vac¨ªan de poblaci¨®n activa durante el d¨ªa. Este tipo de n¨²cleos, en opini¨®n de Roca, 'no son verdaderas ciudades. Los municipios que no logran retener al menos a la mitad de la poblaci¨®n no son verdaderos municipios, no funcionan como tales'. Ciudades de este tipo se dan en todas las ¨¢reas metropolitanas. En la de Barcelona, m¨¢s del 75% de los trabajadores de Sant Adri¨¤ del Bes¨®s y de Santa Coloma de Gramanet ejercen su profesi¨®n fuera de ellas.
Otro dato que describe la funcionalidad de cada ¨¢rea metropolitana es el porcentaje total de la poblaci¨®n activa que trabaja en un municipio distinto de la ciudad de residencia. Los valores llegan al 44% en Barcelona; 43% en Bilbao; 39% en Madrid; 32% en Valencia; 21% en Sevilla; y 9% en M¨¢laga. La mayor abertura del mercado de trabajo de Barcelona y Bilbao corresponde al menor peso relativo de sus centros: el municipio de Barcelona representa s¨®lo el 35% del total de poblaci¨®n de su ¨¢rea metropolitana (Bilbao un 24%). Por contra, Valencia concentra un 50%, Sevilla un 52%, Madrid un 58% y M¨¢laga un 74%. Asimismo, la extensi¨®n tiene mucho que ver con la movilidad. No s¨®lo Barcelona es mucho m¨¢s peque?a que Madrid, tambi¨¦n lo es Bilbao (41 kil¨®metros cuadrados) respecto a M¨¢laga (394 kil¨®metros), Sevilla (141 kil¨®metros) y Valencia (134 kil¨®metros).
Estas estructuras condicionan las distancias medias que se recorren cada d¨ªa para ir a trabajar. El modelo radial de Madrid permite que la distancia media de los municipios a la cabecera sea inferior que en Barcelona (30,3 kil¨®metros frente a 34,1). Pero si se pondera la distancia de cada trayecto por el flujo real que experimenta cada itinerario, entonces las relaciones se invierten: la distancia mediana m¨¢s larga es entonces la de Madrid (20,5 km), seguida de M¨¢laga (19), Sevilla (17), Barcelona (13,8), Valencia (12,6) y Bilbao (9,8). O sea, que la existencia en Barcelona de diversos subcentros aut¨®nomos logra el efecto de situar los recorridos medios de la movilidad laboral por debajo de Madrid, a pesar de que la geograf¨ªa barcelonesa es m¨¢s desfavorable por la presencia de la cordillera litoral y del mar.
Como conclusi¨®n, el informe de los investigadores de la Universitat Polit¨¦cnica de Catalunya destaca que, en el modelo monoc¨¦ntrico y jerarquizado, la casi totalidad de los flujos de transporte entre la residencia y el trabajo gravita hacia el centro metropolitano, lo que determina unos recorridos radiales largos en Madrid, Valencia, Sevilla y M¨¢laga. Por su parte, en el modelo polic¨¦ntrico que caracteriza a Barcelona y, en menor medida, a Bilbao, la existencia de una serie de subcentros implica unas distancias inferiores en los desplazamientos de los vecinos. Dado que el transporte consume enormes cantidades de energ¨ªa, la conclusi¨®n final es que el modelo de Barcelona resulta el m¨¢s sostenible de los otros sistemas urbanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.