Torremolinos recupera un gran edificio de la Rep¨²blica como centro cultural
El proyecto se inscribe en un programa de defensa de las obras del Movimiento Moderno
Ciento sesenta y cinco obras, de ellas 30 en Portugal, han sido registradas en la Pen¨ªnsula por la organizaci¨®n DoCoMoMo, nacida en 1990, con sede en Delft (Holanda), y cuyo prop¨®sito es inventariar y proteger el patrimonio del Movimiento Moderno, datado en su registro espa?ol entre 1925 y 1965. La Fundaci¨®n Mies van der Rohe de Barcelona coordina la secci¨®n ib¨¦rica, que celebrar¨¢ en noviembre en Oporto su tercer congreso. La Junta de Andaluc¨ªa ha protegido todos los edificios de esa comunidad registrados por DoCoMoMo. Landrove anima a las instituciones a realizar proyectos como el de Torremolinos, porque se trata de rescatar edificios 'que en el siglo XXI van a considerarse como el patrimonio del siglo XX'.
Muchas de estas construcciones se corresponden con la ¨¦poca de la II Rep¨²blica. En Modernidad en la arquitectura de la Espa?a republicana, ensayo de Oriol Bohigas editado por Tusquets, el arquitecto barcelon¨¦s sostiene que con el fin de la ideolog¨ªa y la obra de la Rep¨²blica (1931-1939) para muchos arquitectos se cerr¨® su periodo creador. 'Casi sin que ni ellos mismos se dieran cuenta, el progresismo pol¨ªtico hab¨ªa sido el ¨²nico medio con el cual se hab¨ªan introducido en su obra las ilusiones, la voluntad de lucha y las exigencias ¨¦ticas de una actitud de vanguardia'. Terminada la guerra, entre exiliados y represaliados, 'un centenar de arquitectos, entre los que se contaban los de mayor calidad y los de mayor empuje cultural y pol¨ªtico, fueron eliminados total o temporalmente del panorama arquitect¨®nico espa?ol' para dar paso a la arquitectura franquista, 'monumentalista, anticuada, inculta, imp¨²dicamente consciente de un dirigismo hacia los modelos fascistas y nazis disfrazados de herrerismos insanos'.
Situado cerca de la playa, con vistas al mar, el Colegio de Hu¨¦rfanos de Ferroviarios de Torremolinos sirvi¨® en su d¨ªa para aplicar los criterios de la modernidad europea a la arquitectura escolar. Seg¨²n figura en el cat¨¢logo Arquitectura del Movimiento Moderno en Andaluc¨ªa, a pesar de su academicismo, el car¨¢cter racionalista es innegable, lo que se manifiesta en su simetr¨ªa y divisi¨®n funcional, as¨ª como en las cubiertas planas, vol¨²menes definidos, ausencia de ornamentaci¨®n, superficies lisas y grandes cristaleras.
La limpieza y levedad del edificio destacan en un entorno extenuante como el de Torremolinos, la ciudad donde se inici¨® el boom tur¨ªstico y donde Manuel Fraga Iribarne da nombre a una avenida. Ejemplo de sobreexplotaci¨®n irreparable, Torremolinos figuraba en el diccionario Madoz del siglo XIX como ejemplo de armon¨ªa entre vegetaci¨®n, clima y litoral.
A principios de los a?os noventa, el edificio y su parcela hab¨ªan sido comprados por una empresa privada para demolerlo y construir un hotel, seg¨²n recuerda Jos¨¦ Guirao, ex director del Museo Nacional Reina Sof¨ªa y en aquel entonces consejero de patrimonio de la Junta de Andaluc¨ªa, organismo que promovi¨® su declaraci¨®n como Bien de Inter¨¦s Cultural. En 1996, el Ayuntamiento de Torremolinos convoc¨® un concurso de ideas para la rehabilitaci¨®n del edificio y su conversi¨®n en centro cultural.
Luis Feduchi, de 36 a?os y nieto de Luis Mart¨ªnez Feduchi -autor del edificio madrile?o Capitol, uno de los hitos de la arquitectura espa?ola de los a?os treinta-, plante¨® la reforma de esta gran construcci¨®n en forma de aeroplano con el objetivo de mantener su car¨¢cter emblem¨¢tico dentro del racionalismo de la ¨¦poca. As¨ª, quiz¨¢ la actuaci¨®n m¨¢s definitoria y brillante sea haber mantenido vistas las vigas de descuelgue mediante el dise?o de un muro t¨¦cnico que recorre el edificio verticalmente y que guarda en su interior las instalaciones de aire, fontaner¨ªa, saneamiento y electricidad, evitando los habituales falsos techos que hubieran ocultado, explica Feduchi, 'la delicada y laboriosa estructura de hormig¨®n, pionera en esa ¨¦poca en el sur de Espa?a'.
El esp¨ªritu original
Con un presupuesto de 700 millones de pesetas, el arquitecto, al frente de un equipo que tambi¨¦n incluye a Pedro Morales, Arturo L¨®pez y la empresa Empty, ha aprovechado el esp¨ªritu racionalista original para establecer una serie de juegos con los ritmos de diversos elementos: en los pavimentos, los arcos, los huecos de fachada, las l¨¢mparas o la iluminaci¨®n. Feduchi ha creado accesos a los dos nuevos cines construidos, cada uno de 140 butacas, al escenogr¨¢fico restaurante-bar y a las salas de exposiciones. Adem¨¢s, se ha recuperado el sal¨®n de actos y arreglado la llamativa escalera principal, y en lo que eran los dormitorios de los ni?os se han creado espacios para las artes pl¨¢sticas, una sala de ensayos para artes esc¨¦nicas, biblioteca, hemeroteca, archivo y sala de lectura. La madera utilizada para los revestimientos es el iroco, y en las l¨¢mparas del sal¨®n de actos (las utilizadas por Arne Jacobsen en el Ayuntamiento de Aarhus), las telas de las butacas y otros detalles el arquitecto ha buscado siempre una relaci¨®n con la importancia hist¨®rica de un edificio m¨¢s centroeuropeo o n¨®rdico que mediterr¨¢neo.
Babelia
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