M¨¢s sobre Schumann y su dedo
Jos¨¦ ?ngel Rodr¨ªguez Frutos se pregunta en esta misma secci¨®n del pasado 21 de julio qui¨¦n tiene raz¨®n al informarnos sobre el origen de la famosa lesi¨®n del dedo de Schumann, el doctor Vallejo-N¨¢gera o la historiadora y music¨®loga Cristina Bordas; es decir, un ilustre psiquiatra o la m¨¢s erudita especialista en instrumentos antiguos que tenemos en Espa?a. Me permito aconsejarle que, para un estudio psiqui¨¢trico, si conf¨ªa en ¨¦l, consulte los textos del doctor Vallejo-N¨¢gera, pero para lo referente a m¨²sica, m¨²sicos y, sobre todo, instrumentos, no dude de lo que ella le diga, pero lea bien, porque en la entrevista que cita, la se?ora Bordas no dice que el instrumento que se muestra en la exposici¨®n de la que es comisaria sea el que utiliz¨® Schumann, dice uno similar.
El entretenid¨ªsimo libro Locos egregios est¨¢ plagado de errores musicol¨®gicos y creo que s¨®lo debe leerse como un ameno texto de diletante, jam¨¢s cuestionarse si las afirmaciones vertidas en ¨¦l son ciertas o no, y menos frente a las de los especialistas. Lamento decirle que una de las pruebas de la enfermedad mental de Mozart que da el doctor Vallejo en su libro, por buscar un ejemplo al azar, como es la de que le diera un papel tan breve a la cantante de aria de La reina de la noche, debiendo ser una soprano excepcional, y que no la aprovechase m¨¢s para el resto de la ¨®pera, tiene una explicaci¨®n mucho m¨¢s sencilla y que cualquier modesto aficionado conoce: escribi¨® el papel para su cu?ada que estaba a punto de dar a luz y que no pod¨ªa permanecer en escena m¨¢s tiempo ni por su estado, ni por su figura.
Le ruego un dato del que s¨®lo puede haber testimonio escrito: ?d¨®nde ha le¨ªdo que Schumann era un mediocre pianista? De todos modos, es gratificante que se polemice, por una vez, sobre un tema musical, aunque sea de forma tangencial y anecd¨®tica, como es el caso del dichoso dedo maltrecho, y, un consejo, no se pierda la exposici¨®n del Museo Cerralbo de la que es comisaria Cristina Bordas.
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