Crecen las sospechas

La comparecencia de la presidenta de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Pilar Valiente, para explicar en el Congreso el gran desfalco financiero de Gescartera no s¨®lo no ha aclarado el desairado papel de las autoridades de supervisi¨®n en el esc¨¢ndalo, sino que ha agravado las sospechas de que la Comisi¨®n actu¨® de forma claramente deficiente en la detecci¨®n, intervenci¨®n y tratamiento de la crisis financiera. Pilar Valiente convirti¨® su intervenci¨®n en una descripci¨®n de los acontecimientos que permite dudar de forma inmediata de que la gesti¨®n del organismo regulador del mercado de valores se lleve a cabo con la profesionalidad debida.

Para empezar, es inaceptable el argumento sugerido de que Gescartera se autoriz¨® para intensificar la vigilancia sobre sus cuentas, que, como sociedad de cartera, estaban 'en base semestral', por emplear la expresi¨®n de la presidenta, y despu¨¦s pasaron, como agencia de valores, a examen mensual. Si la sociedad base de Gescartera era sospechosa, como se desprende de la declaraci¨®n de Valiente, lo l¨®gico, prudente y legal era enviar a los inspectores y esperar sus informes.

Pero lo que constituye un desprop¨®sito es la justificaci¨®n de que el consejo de la CNMV, para autorizar la conversi¨®n en agencia de valores, consider¨® favorablemente el que el consejero delegado de la nueva agencia fuera un director general de la ONCE (Organizaci¨®n Nacional de Ciegos Espa?oles); como si la presidenta y el consejo desconocieran la obligaci¨®n legal de exigir la honorabilidad a todos los directivos y a todos los accionistas, entre los que se encontraban Antonio Rafael Camacho y Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz de la Serna, sancionados previamente por 'resistencia a la actuaci¨®n inspectora', precisamente uno de los motivos que esgrime la Ley de Mercado de Valores para denegar la constituci¨®n de una agencia.

El momento cumbre de la comparecencia se produjo cuando la presidenta de la Comisi¨®n describi¨® c¨®mo en el mismo consejo (celebrado el 13 de julio de 2000) que sancion¨® a Gescartera por resistencia a la acci¨®n inspectora se aprob¨® su transformaci¨®n en agencia de valores. Aunque es cierto que Pilar Valiente no era entonces presidenta, tal confesi¨®n de parte bastar¨ªa para descalificar la actuaci¨®n de la Comisi¨®n. Pero es que tampoco aclar¨® nada sobre las sanciones no publicadas a Camacho y Ruiz de la Serna y pas¨® sin mancharla ni tocarla sobre la grav¨ªsima acusaci¨®n, vertida por el PSOE, de que convirtieron una sanci¨®n muy grave en otra grave para justificar que no se diera a publicidad.

Todo lo que se va abriendo paso en este penoso asunto, incluidas las declaraciones judiciales de testigos e implicados, no hace sino incidir en la sensaci¨®n de que Gescartera, una sociedad que ha desfalcado 18.000 millones -que se sepa hasta ahora-, fue protegida por un entramado de intereses que toca a los propios reguladores. Si el Gobierno y el Partido Popular confiaban en que la comparecencia de Pilar Valiente iba a despejar las incertidumbres, se ha equivocado de medio a medio. No s¨®lo no lo ha conseguido, sino que las ha exacerbado. Es ahora, m¨¢s que ayer, cuando se hacen necesarias otras explicaciones desde los ¨¢mbitos superiores, l¨¦ase el Ministerio de Econom¨ªa, para que no s¨®lo los clientes enga?ados por Gescartera, sino todos los ciudadanos, recuperen la confianza en la eficiencia de un organismo tan relevante para la transparencia financiera de un pa¨ªs como es la Comisi¨®n del Mercado de Valores.