VAN MORRISON LLENA DE VOZ Y MAGIA LA NOCHE MALLORQUINA
A uno de sus conciertos, patrocinados por Michael Douglas, asistieron el pr¨ªncipe Felipe y la infanta Cristina
Van Morrison no se quita el sombrero y sus gafas oscuras ni para comer, pero all¨ª donde canta se cortan las carreteras generales para que el tr¨¢fico no contamine el sonido de su voz y se rompa la magia de sus recitales. El cantante irland¨¦s, invitado por Michael Douglas, actu¨® la noche del jueves en Costa Nord, el minianfiteatro y centro l¨²dico-cultural que el actor y productor abri¨® en la poblaci¨®n de Valldemossa (Mallorca) y que dise?¨® Dani Freixas.
El llamado Le¨®n de Belfast ofreci¨® una doble sesi¨®n de canciones, dos recitales continuados, cada uno de m¨¢s de hora y cuarto, en un ¨¢mbito ¨ªntimo, cuyo aforo es de menos de 400 personas. La enorme demanda de entradas entre sus seguidores de todo el mundo provoc¨® que una pareja de turistas de Canad¨¢ pagara 189.000 pesetas por tique, seg¨²n explic¨® de madrugada el propio Douglas, quien al saberlo se deshizo en atenciones, firmas de camisetas, invitaciones a copas y fotos para el recuerdo con los fan¨¢ticos y poderosos aficionados.
El pr¨ªncipe Felipe, la infanta Cristina y su esposo, I?aki Urdangar¨ªn, asistieron al evento. Tan estricto es Van Morrison con los horarios que su banda comenz¨® a sonar aun antes de que llegaran los egregios invitados y que el anfitri¨®n celebrara las excepcionales presencias y reclamara para el genio que conoci¨® en San Francisco en 1973 'un gran abrazo mallorqu¨ªn'. Entonces sigui¨® la ceremonia de complicidades.
'Es fant¨¢stico que en un lugar tan espl¨¦ndido y bello como es la sierra de Tramontana de Mallorca, tan distinto al resto de la isla, pueda albergar actos con fen¨®menos de la m¨²sica tan poderosos', coment¨® el marido de la ausente Catherine Zeta-Jones a este diario. Horas despu¨¦s de concluir el ¨²ltimo recital, Douglas, con un robusto cigarro habano en la mano y cerca del vaso de vodka con hielo, completamente de negro, delgado y con el pelo cort¨ªsimo, se puso de pie y quiso ser el cantante. Hizo el gesto de intentar hinchar sus pulmones y su cuello y magnific¨® con las manos la potencia vocal que emana de Van Morrison. ?Ser¨ªa un buen actor el cantante? 'Un actor interpreta, representa a otro; Van Morrison es s¨®lo Van Morrison, sin par', afirm¨® rotundo.
El m¨²sico que cre¨® Back on top almorz¨® con Douglas en Es Canyar, el fastuoso refugio de la anfitriona Cristina Macaya. El men¨² en Murcia, donde hab¨ªa actuado 24 horas antes, fue arroz de pescado y en Mallorca, sin vino ni tabaco, fue una ensalada de alitas de pollo y arroz de verduras. Morrison, herm¨¦tico y exigente, elude hablar con la prensa y discursear en sus actuaciones.
En la breve sobremesa de Es Canyar -all¨ª mismo donde el escritor Carlos Fuentes platica horas y deslumbra-, Morrison explic¨®: 'En mi vida no hay lugar para la rutina, yo trabajo 14 horas cada d¨ªa dedicado a la m¨²sica. Vacaciones, no. A los tres d¨ªas me siento mal si no estoy de nuevo en casa'. Luego habl¨® de su hija, tambien artista.
Al terminar su jornada musical mallorquina, que empez¨® con el sol alto cuando las campanas de la Cartuja de Chopin y George Sand llamaban a misa y termin¨® con la luna alta de madrugada, el cantante parti¨® r¨¢pido hacia Irlanda, sin esperar m¨¢s calor de la peque?a multitud devota ni a que le dieran un ramo de flores. En el descanso, el cantante recibi¨® la visita de pleites¨ªa de Bob Geldof, otro personaje de la historia musical reciente, hitos grandes como otra gente que ha habitado la vecindad de Mallorca: Mike Olfield, Annie Lennox o Kevin Ayers, como rese?¨® Douglas, quien se deshac¨ªa en elogios hacia Susanne Vega, que ayer cant¨® en un antiguo monasterio mallorqu¨ªn de sabios, en Montisi¨®n de Porreres.
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