La desinformaci¨®n
No he podido dejar de asombrarme al ver c¨®mo la televisi¨®n contribuye a formar la opini¨®n equivocada del espa?ol medio con noticias que, a pesar de ser ciertas, no ofrecen rigor informativo. Me refiero a la informaci¨®n que apareci¨® en el Telenoticias de Telemadrid de las 14.00 el martes 24 de julio, sobre la inseguridad que sufren los ciudadanos que se ven obligados a ir a buscar su coche, tras hab¨¦rselo llevado la gr¨²a, al dep¨®sito municipal que se encuentra pr¨®ximo al poblado marginal de Las Barranquillas.
Exhibir a una indignada ciudadana contando el miedo que pas¨® cuando retir¨® su coche, porque la propia Polic¨ªa Municipal le recomend¨® que tuviera cuidado y por lo inh¨®spito del lugar, no provoca m¨¢s que aversi¨®n por un grupo social que nosotros mismos marginamos, o un gran enfado con el Ayuntamiento por hacernos ir a semejante sitio.
Si en el poblado de Las Barranquillas se vende la mayor parte de las drogas de Madrid es porque as¨ª lo hemos querido los ciudadanos, que con manifestaciones y protestas hemos cerrado casi todos los poblados marginales de la ciudad y obligado a este sector a alejarse de nuestra vista. As¨ª, cuando por alguna raz¨®n tenemos que volver a estar pr¨®ximos a este mundo, nos escandalizamos de ver que a¨²n existe.
Pero ?es real el riesgo que puede sufrir un ciudadano al retirar su veh¨ªculo? Tal vez no sea un riesgo f¨ªsico, sino moral. Tengamos en cuenta que si arrinconamos el problema, tarde o temprano volver¨¢ a aparecer. As¨ª creo que esta se?ora no estaba indignada por el lugar donde se encuentra el dep¨®sito municipal, un kil¨®metro largo de camino polvoriento, sino que por este camino deambulan esos 'zombis' que ya no se ve¨ªan habitualmente por nuestras calles; y que, tras llevarse el coche la gr¨²a, haya que volver a contemplar este mundo, es m¨¢s que indignante.
La noticia est¨¢ en que la Administraci¨®n no encuentra la soluci¨®n al problema, que no son 'las drogas' en s¨ª, sino su entorno, y de esta manera nos lo quita de la vista para que nos callemos, pero a¨²n est¨¢ ah¨ª. Si escondes la porquer¨ªa bajo la alfombra no se ver¨¢, pero seguir¨¢ habiendo porquer¨ªa. No es el dep¨®sito municipal el que est¨¢ en el sitio equivocado, sino el poblado marginal que no deber¨ªa existir como tal.
Es hora de limpiar la porquer¨ªa, con cabeza, sin barrerla fuera, que siempre el aire puede devolverla, sino aplicando los productos limpiadores que puedan disolverla, productos no abrasivos para no estropear otras cosas m¨¢s valiosas, y acabando con la fuente que produce esa porquer¨ªa para no estar constantemente limpiando. Siempre puede haber alguien que, buscando algo, levante la alfombra y descubra la mierda.
Se impone el debate de la 'normalizaci¨®n' y es hora de que los medios se hagan eco de lo que realmente ocurre. Drogas hay, habr¨¢ y hubo, pero ?es necesario que el entorno sea el que existe actualmente, o, por el contrario, y como ocurre ya en otros pa¨ªses europeos, no son necesarias las enfermedades, la indigencia y el dinero negro que rodea todo este mundo? Ya est¨¢ bien de hacer el juego a los interesados, y no atajar uno de los problemas que m¨¢s preocupan a la sociedad y menos a los banqueros.
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