El triunfo de un divo

En el plazo de una d¨¦cada, la figura del bar¨ªtono Carlos ?lvarez se ha situado en el panorama l¨ªrico internacional con la fuerza de su arte grande y personal que parte de unos medios vocales consistentes y ricamente coloreados para discurrir por v¨ªas de una afectividad expresiva de gran vuelo. Resulta l¨®gico, entonces, que su concierto de ¨®pera y zarzuela, en uni¨®n de la Orquesta de Castilla y Le¨®n, dirigida por Miguel Ortega, abarrotara la sala Argenta de una asistencia masiva y entusiasta. En la primera parte, Verdi, Donizetti y Bizet, con arias de El trovador, Don Carlos, La favorita y Carmen, encontraron en ?lvarez no s¨®lo idoneidad, sino irresistible mordente en unas versiones libres de toda afectaci¨®n pero siempre intensas, vigorosas y bien fraseadas. Por su parte, la orquesta sum¨® al repertorio cantado la obertura del Barbero de Sevilla y la suite de Carmen, adem¨¢s de servir al cantante el adecuado apoyo instrumental. El mundo de la zarzuela dio ocasi¨®n a una nueva escucha de preludios tan emblem¨¢ticos como los de La Revoltosa y La boda de Luis Alonso; entre uno y otro, ?lvarez cant¨® la jota de El guitarrico, de P¨¦rez Soriano; la romanza de La canci¨®n del olvido, de Serrano; la canci¨®n del gitano de La linda tapada, de Alonso; Los cantos alegres de La del Soto del Parral, de Soutullo y Vert; y, ante las largas ovaciones, dos regalos de Luisa Fernanda, de Moreno Torroba. ?lvarez es capaz de entonar con gravedad y hondura al gran Verdi, ensalzar la figura del Escamillo o hacer belcantismo en Donizetti, pero tambi¨¦n de otorgar todo su car¨¢cter a los aires parapopulares de las obras de nuestro g¨¦nero l¨ªrico. El director Miguel Ortega, con la Orquesta de Castilla y Le¨®n, colabor¨® con mayor brillantez que garbo en una labor conjunta que mereci¨® la respuesta encendida del p¨²blico con el que el cantante conecta de modo impactante desde el primer momento.