Un robo incre¨ªble
Alguien ha robado en diversos juzgados de Marbella los soportes documentales de una serie de investigaciones judiciales que afectan al alcalde de la localidad y presidente del Atl¨¦tico de Madrid, Jes¨²s Gil y Gil. La alianza de la desidia con la que suelen funcionar los juzgados y la habilidad con la que act¨²an los delincuentes de guante blanco se han aunado para producir este esc¨¢ndalo, que verdaderamente riza el rizo de lo incre¨ªble, aunque afecte al rey de lo inveros¨ªmil.
El alcalde de Marbella es acreedor a la misma presunci¨®n de inocencia que cualquier otro ciudadano. Sin embargo, no es cierto, como ha dicho el interesado, que sea absurdo pensar que ¨¦l pueda tener inter¨¦s en esa desaparici¨®n, que atribuye a una 'mano negra' que intenta perjudicarle. Ya se ver¨¢ si le perjudica o no, pero hay al menos dos posibilidades de que pueda favorecerle, incluso si, como parece, los t¨¦cnicos son capaces de recuperar los archivos inform¨¢ticos borrados: por una parte, la desaparici¨®n de los documentos originales, con las firmas correspondientes, abre la posibilidad de impugnaci¨®n de esos papeles, sin que ning¨²n perito pueda autentificarlos.
Por otra, el tiempo necesario para reconstruir los sumarios puede agotar ciertos plazos no precisamente en perjuicio del acusado. Por ejemplo, si la recuperaci¨®n de las pruebas dura el tiempo necesario, Gil cumplir¨¢ antes de ser juzgado 70 a?os, edad a partir de la cual es muy raro que un condenado ingrese en prisi¨®n, de acuerdo con recomendaciones del derecho penal.
Antecedentes conocidos, como la desaparici¨®n en 1999 de una parte esencial del sumario por delito fiscal contra el financiero Jacques Hachuel, que ser¨ªa absuelto, hab¨ªan revelado la vulnerabilidad de la justicia en este terreno. En el caso de Marbella, tan s¨®lo el sumario de las camisetas del Atl¨¦tico ten¨ªa 20.000 folios en 40 gruesos tomos: no es un material que se pueda escamotear en un bolso. Es verdaderamente incre¨ªble que nadie viera nada. Y no se acaba de entender c¨®mo desde los juzgados de Marbella se ha tardado dieciocho d¨ªas en comunicar tal desastre a las instancias superiores pertinentes. Se hace necesaria, por tanto, una investigaci¨®n sobre posibles connivencias internas. Es lo menos que puede decirse, de momento.
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