'T¨² ser¨¢s el campe¨®n en 2003'
El Guerruj, que abandona desde el viernes los 1.500, le augura a Reyes Est¨¦vez un futuro de oro
'D¨ªgale a Reyes que en Par¨ªs, en 2003, yo ya no correr¨¦ el 1.500 y que lo ganar¨¢ ¨¦l'. Es una conversaci¨®n con int¨¦rprete entre dos cracks de la media distancia. A la izquierda, Hicham el Guerruj, plusmarquista mundial del 1.500, de la milla y del 2.000, triple campe¨®n del mundo de la distancia, subcampe¨®n ol¨ªmpico. A la derecha, Reyes Est¨¦vez, doble medallista mundial de bronce, campe¨®n de Europa de 1998.
Transcurre apenas unas horas despu¨¦s de que el atleta marroqu¨ª haya ganado su tercer mundial en la pista de Edmonton; de que el espa?ol haya sido quinto. Hablan sobre la carrera. Sobre el futuro. El Guerruj, en franc¨¦s; Est¨¦vez, en espa?ol. Est¨¢n en el sal¨®n de un club, The Billiard Club, el club del billar, en Old Strathcota, la zona m¨¢s interesante de la aburrida Edmonton. Es el lugar en el que los organizadores del Mundial 2003 de Par¨ªs han instalado su oficina de promoci¨®n durante el campeonato. All¨ª, como sin querer, han coincidido casi todos los finalistas del 1.500. Un lugar con valor simb¨®lico para dos atletas espa?oles que no estuvieron a la altura de las expectativas unas horas antes.
'Est¨¢bamos Est¨¦vez y yo dando un paseo despu¨¦s de cenar y nos hemos encontrado con Maazouzi , que nos ha dicho que ¨¦ste no era un mal sitio', dice Jos¨¦ Antonio Redolat, el valenciano que termin¨® sexto en el 1.500. Viste, como el barcelon¨¦s, un sombrero de paja, como un vaquero de Alberta, que ha recibido para disfrazarse durante la ceremonia de clausura. 'Hemos venido y nos hemos encontrado con que estamos casi todos'. Estaban los medallistas celebrando su triunfo, los dem¨¢s, pasando el rato. Felicitando unos a otros. Son buena gente. Se llevan bien.
En una mesa est¨¢ sentado el keniano Bernard Lagat, que termin¨® segundo. Est¨¢ de charla con su fisioterapeuta particular, una sonriente joven china. Tiene una c¨¢mara de fotos. A gritos y en ingl¨¦s, mientras de fondo retumba Patrick Hern¨¢ndez y su Born to be alive, le dice a Redolat que les haga unas fotos. Todos sonrientes posan. Est¨¦vez, de buen humor, olvidada la fatiga del estadio, le regala al keniano su sombrero de paja, alas vaqueras, que el atleta africano acepta complacido y bailar¨ªn. A cambio, entrega a unos periodistas espa?oles que andan por ah¨ª un par de consumiciones para la barra que ¨¦l no ha utilizado.
Di¨¢logos en ingl¨¦s Lagat ve al fondo a El Guerruj y se va a hablar con ¨¦l. Medio en ingl¨¦s, un idioma que apenas comprende el marroqu¨ª, medio en se?as le dice algo as¨ª como 'muchas gracias, cuando corro contigo hago mis mejores marcas y logro medallas , por favor, sigue en el 1.500, no te pases al 5.000'. El Guerruj, siempre sonriente, le responde que eso es imposible. 'He dado mi palabra a los organizadores de Z¨²rich de que correr¨¦ el 5.000 ya el viernes y no puedo echarme atr¨¢s'. 'Ah, Z¨²rich', suspira Reyes Est¨¦vez, que ha o¨ªdo la palabra m¨¢gica. 'Z¨²rich es la catedral del atletismo'. Redolat tiene la vista clavada en un monitor de televisi¨®n que ofrece cada media hora las escenas m¨¢s interesantes de la ¨²ltima jornada del Mundial. Est¨¢n repitiendo en esos momentos la ¨²ltima recta del 1.500, los ¨²ltimos 100 metros. El Guerruj que gana con tanta diferencia que le da tiempo a terminar casi andando y, como acostumbra, lanzando besos a las gradas. El Guerruj se arrodilla en la pista y escribe r¨¢pido 'Merci beaucoup. Je vous aime' (gracias, os quiero, en referencia, seg¨²n dijo luego el marroqu¨ª, al p¨²blico y a Dios) mientras detr¨¢s entran, en orden y sin resuello, Lagat, Maazouzi, el franc¨¦s m¨¢s feliz, bronce a los 31 a?os, la justificaci¨®n de una vida de atleta, otro keniano llamado Chirchir, y m¨¢s desesperados Est¨¦vez y enseguida Redolat. El valenciano lo ve todo y termina haciendo un gesto como de quererlo borrar de la televisi¨®n. Unas im¨¢genes que le perseguir¨¢n unos d¨ªas. Pero enseguida se rehace, coge un vaso y brinda por Par¨ªs 2003. La esperanza.
Est¨¦vez termina su conversaci¨®n con El Guerruj. A grito pelado, casi. En la sala suena la canci¨®n de YMCA, guai em si ei y a El Guerruj le dicen que ha matado a los espa?oles con el ritmo que ha hecho imprimir a su compatriota Kauch. 'Me habr¨ªa gustado que Est¨¦vez subiera al podio', d¨ªgaselo. 'Pero no ha tenido fuerzas. Aunque me critiquen yo tengo que correr as¨ª. Desde que me ca¨ª en la final de Atlanta 96 y perd¨ª la medalla, no quiero problemas de correr en grupo en una final de una gran prueba'. Corri¨® as¨ª, con liebre, en Sevilla y gan¨®; en Sydney repiti¨® t¨¢ctica y le super¨® el keniano Ngeny en la ¨²ltima recta; el domingo volvi¨® a ganar. 'Pero esto se acab¨®. El pr¨®ximo Mundial correr¨¦ el 5.000. Est¨¦vez ganar¨¢ el 1.500. D¨ªgaselo'.
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