Fallece Manuel Alvar, el fil¨®logo apasionado por todas las variantes del espa?ol

La muerte de Alvar sorprendi¨® a muchos acad¨¦micos de vacaciones. Hace poco m¨¢s de un a?o se le detect¨® una grave enfermedad, pero Alvar trabaj¨® casi hasta el ¨²ltimo momento. Preparaba un ambicioso proyecto sobre el atlas ling¨¹¨ªstico de Am¨¦rica y hace aproximadamente un mes asisti¨® a unas conferencias en Tenerife y Las Palmas. El agravamiento de su enfermedad aconsej¨® su ingreso en la cl¨ªnica La Moncloa, donde el pasado s¨¢bado entr¨® en un coma irreversible. La familia -tiene siete hijos varones- pidi¨® a los amigos m¨¢s cercanos que respetaran su intimidad. Ni se instal¨® capilla ardiente ni hubo representaci¨®n de la Academia.

Gregorio Salvador, su disc¨ªpulo y amigo, apenas pod¨ªa contener la emoci¨®n. 'Su muerte es una de esas noticias que te llegan directamente a los sentimientos. Hemos tenido unas vidas tan paralelas que no puedo encajarlo como si fuera un compa?ero el que ha fallecido. Todo lo que soy se lo debo a ¨¦l. Era una persona de una fuerza y una capacidad de trabajo impresionantes', explic¨® el vicedirector de la Academia, en el curso de una conversaci¨®n telef¨®nica desde Murcia. 'A lo largo de su vida escribi¨® m¨¢s de cien libros, era doctor honoris causa por casi 30 universidades, dirigi¨® m¨¢s de 200 tesis doctorales y fue el gran introductor de la geograf¨ªa ling¨¹¨ªstica del espa?ol en Espa?a y Am¨¦rica'.

Miembro de la Real Academia desde 1974, instituci¨®n que dirigi¨® entre 1988 y 1991, donde ocupaba el sill¨®n T, y de la Real de la Historia, desde 1999, se dedic¨® a la docencia -fue catedr¨¢tico de Gram¨¢tica Hist¨®rica y de Lengua Espa?ola- durante cincuenta a?os.

Sus colegas de la Academia lo consideraban una instituci¨®n en el campo de la filolog¨ªa y fue tambi¨¦n un gran conocedor de la literatura cl¨¢sica y moderna. Con m¨¢s de 170 libros publicados y cerca de 600 art¨ªculos cient¨ªficos, su enorme inter¨¦s por el idioma lo llev¨® tambi¨¦n a investigar la historia del espa?ol, la toponimia y la cr¨ªtica literaria, que publicaba en revistas especializadas. Pero dedic¨® su mayor esfuerzo a la dialectolog¨ªa. Adem¨¢s de sus monumentales atlas lexicogr¨¢ficos, public¨® estudios como L¨¦xico de los marineros peninsulares. Era optimista respecto al futuro de la lengua.

El acad¨¦mico y reciente premio Nacional de las Letras Mart¨ª de Riquer recibi¨® la noticia de su muerte con gran pesar: 'Fue un gran fil¨®logo, sobre todo en la especialidad de la geograf¨ªa ling¨¹¨ªstica y, a la vez, un gran cr¨ªtico literario, tanto de autores antiguos como modernos. Cada seis meses iba a dar clases a Estados Unidos, su aportaci¨®n es muy considerable. Traz¨® los mapas lingu?sticos de Andaluc¨ªa, las islas Canarias, Navarra y Arag¨®n, realizando unos trabajos de campo extraordinarios, que no se limitaban s¨®lo a las palabas, sino a las costumbres y a las actividades de los hombres. Recuerdo que me comentaba que en Arag¨®n, por ejemplo, no encontr¨® a ning¨²n joven que supiera montar un arado, por lo que los t¨¦rminos relacionados con esa actividad se iban perdiendo definitivamente. Pero ¨¦l a¨²n supo encontrar a personas mayores que le permitieron documentar esa expresi¨®n. Hoy posiblemente ya no podr¨ªa. Realiz¨® tambi¨¦n ediciones cr¨ªticas importantes como El libro de Apolonio'.

Francisco Rico defini¨® a Alvar como 'un hombre de una inmensa curiosidad, con importantes aportaciones tanto a la poes¨ªa medieval como a la novela contempor¨¢nea. Ha sido uno de los grandes ling¨¹istas y el mejor dialect¨®logo. Y, sobre todo, ha sido el gran impulsor de la ling¨¹¨ªstica hispanoamericana'.

El tambi¨¦n acad¨¦mico Manuel Seco, que explic¨® que la enfermedad no impidi¨® a Alvar asistir a las sesiones de la Academia, afirm¨® que admira mucho sus 'primeros trabajos sobre dialectolog¨ªa y sus atlas ling¨¹¨ªsticos'. 'Desde hace dos meses sab¨ªa que Alvar estaba aquejado de un c¨¢ncer y, por ello, la ¨²ltima vez que le vi not¨¦ que estaba m¨¢s callado y taciturno'.