Homog¨¦neos
Naciones, nacionalidades y regiones europeas (y del mundo entero) pugnan por preservar sus respectivas identidades. Tal vez son los franceses quienes m¨¢s a pecho se lo toman. Temen el nacionalismo corso y bret¨®n, temen verse engullidos en una Europa que no sea de los Estados, temen la invasi¨®n del cine americano (y est¨¢n consiguiendo mantener una cuota del 50% de cine nacional), temen el asalto de barbarismos a su idioma y la decadencia del mismo en el mundo, temen la extranjerizaci¨®n de su amada y mimada agricultura, temen... El suyo es un nacionalismo cultural exacerbado. Para ellos, el fundador de la econom¨ªa moderna no es Adam Smith, sino Quesnay, Lamark precedi¨® a Darwin, etc¨¦tera. Hay que decir, en justicia, que los enciclopedistas franceses reconocieron la deuda contra¨ªda con el Reino Unido. Pero entonces, el universalismo imperante era de inspiraci¨®n francesa. Nada que no pasara por Par¨ªs era en realidad universal. Resultado: no se desoll¨® ese rabo.
La diversidad, vista con ojos de hoy, es buena, incluso necesaria. Pero los ojos de hoy no son los de ayer y menos los de ma?ana. La Ciencia es una, la T¨¦cnica es una y en torno a ellas se api?a el capital. El determinismo marxista era ya m¨¢s tecnol¨®gico que econ¨®mico. Docenas de inventos artesanales atrajeron m¨¢s tarde el dinero que los explotar¨ªa a gran escala. No ha sido el capital el impulsor del avance tecnol¨®gico, sino a la inversa. Ah¨ª est¨¢ el intr¨ªngulis, pues en nuestros d¨ªas, todo lo que puede ser hecho ser¨¢ hecho. ?Se acuerdan de la clonaci¨®n y sus estrictos l¨ªmites? En pocos a?os, los l¨ªmites empiezan a estar por los suelos. Pronto, todo ser¨¢ cl¨®nico,...
En Barcelona, informa La Vanguardia, chiquillos de todas las etnias, lenguas, culturas y econom¨ªas, comparten los mismos gustos, sobre todo, musicales. (Pop musical hispano en castellano). T¨¦cnica y mercado uniformizan fatalmente. L¨¢grimas tengo.
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