En el acantilado
Cuando corre la brisa y a¨²n est¨¢n fr¨ªas las aguas por el fr¨ªo de la ma?ana, subo a los acantilados. Ya saben, es un modo de sobrevivir al agosto. ?stos no son de m¨¢rmol como los de Ernst J¨¹nger: ¨¦stos existen. Son claros, eso s¨ª; casi blancos, de una caliza cret¨¢cea casi inmaculada. Altos, solemnes, inspiran al paisajista. A m¨ª me atraen por lo brav¨ª¨®s y porque sirven para huir de la sombrilla playera, ya saben. Las casas de la zona, en cambio, tienen empinados tejados oscuros, casi negros; de pizarra. El mismo color umbroso de sus monta?as, sus selvas y sus castillos. En tiempos fue inglesa, tierra de frontera. Me imagino sus abrigados puertos saqueados por el corsario o el ingl¨¦s (hoy son pintorescos pueblos tur¨ªsticos), y a los rebeldes Nu-Pieds (literalmente, pies desnudos, hombres descalzos, campesinos) del XVII en las callejuelas laterales de la ciudad asaltada, entre vigas y ruinas dejadas por los incendios provocados en la peque?a villa. Escenarios de romance y fantas¨ªa estival.
Hasta aqu¨ª llegan noticias de la civilizaci¨®n (un eufemismo amable para referirse a las sociedades actuales). Y son malas, como de costumbre. Cuentan -lo hacen los peri¨®dicos- que las cosas marchan mal, muy mal, en Irlanda, y no mucho mejor en Macedonia (conflicto importado, se dice, al polvor¨ªn que fue siempre ese territorio). Lo de Oriente Medio es una cat¨¢strofe humanitaria y de civilizaci¨®n. Imposible asentar sociedades sobre principios ¨¦tnicos. ?Qui¨¦n que no se proclame de alg¨²n modo jud¨ªo, aunque sea laico, puede ser ciudadano en Israel? ?Y qui¨¦n no islamita entre los palestinos? Imposible desarrollar un principio de ciudadan¨ªa, de libertad, de autodeterminaci¨®n individual asentado en ese principio. Y, sin embargo, existen jud¨ªos y existen palestinos.
Pero a uno le arrebata lo que llega del paisito, del peque?o pa¨ªs de Jauja, all¨¢ al sur del Pirineo o a ambos lados o vaya usted a saber d¨®nde. Cosas del patriotismo. Cosas del alma, ya saben, que no de la raz¨®n. Y lee que se realizan homenajes a sicarios, que el representante de la ley los consiente (y luego se siente 'traicionado en su buena fe'; qu¨¦ sarcasmo). Que se queman vivos a j¨®venes agentes que van a proteger un cajero o una cabina. Que la polic¨ªa auton¨®mica, la Ertzaintza, se queja de indefensi¨®n, de ser carne de ca?¨®n de cierto juego pol¨ªtico (y les acusan de jugar a la pol¨ªtica). Que se re¨²nen cincuenta j¨®venes con caperuza, brazalete de color y cuatro botellas y ¨¢cido, y se creen guerrilleros cuando son perpetradores de actos viles, hijos de la ignominia, los pobres, de actos que hacen palidecer a la raz¨®n. Que la librer¨ªa Lagun abre (bendito sea Dios) tras ser expulsada de su nicho propio de la Parte Vieja (y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad; los que no, a galeras o as¨ª). Que aita Arzalluz se cree a¨²n capaz de montar ese tigre (?irresponsabilidad, obcecaci¨®n, demencia?). Que ha muerto Segundo Marey, quien nunca comprendi¨® que pudieran cometerse tales vilezas por perpetradores (ahora del GAL) sin que fueran castigadas en proporci¨®n al delito (la ignominia es otro grado). Todo eso le llega a uno cuando, desde su acantilado, se asoma a la prensa.
Y le inquieta. Le inquieta por lo que es y por lo que descubre. Es, por mucho que quiera contradecirlo con argumentos de feria cierto ex izquierdista metido a nacionalista a la violeta, en revista de mancheta ilustre, un clima de tolerancia frente al intolerante equiparable -o casi; no seamos tremendistas- al existente en la Alemania de los treinta. Y descubre un mundo de cultura p¨¦rfida, unas mentalidades que comprenden que se queme viva a la gente, que se la reviente en aras de un 'bien superior' (?cu¨¢l es superior a la vida misma?), madres cat¨®licas y apost¨®licas dando vivas a ETA. No es ¨¦se un producto de nuestra actual educaci¨®n. No, no lo es, querido Savater. No apuntemos en direcci¨®n equivocada. Es una subcultura arcaica que habr¨¢ de ser, si hay suerte, penetrada por la modernidad y la raz¨®n.
Y as¨ª pasan las ma?anas en el acantilado. ?Qu¨¦ se dice por ah¨ª? ?Qu¨¦ se opina m¨¢s all¨¢ del acantilado?
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