El triunfo de la modestia

A Coru?a quiere seguir mirando al mar. Del mar nos vinieron las ideas y los talentos. Pero un equipo no se puede formar s¨®lo con for¨¢neos. Es imprescindible tambi¨¦n que el Depor cuide su plantilla. Fran es un mito, la necesaria referencia a lo propio. El hombre que cambi¨® el rumbo de la historia del futbolista coru?¨¦s. Ya no se fabrican ilusiones para que emigren. Amancio, Su¨¢rez y tantos otros, si surgieran hoy, deber¨ªan quedarse entre nosotros. Esto es lo que hizo Fran. Rompi¨® un hechizo, se acab¨® el sortilegio.

Otros gallegos, en cambio, a¨²n aceptan el bebedizo empozo?ado de otras tribus. Si algo tengo que criticar es que el Deportivo, a mis ojos, no mima suficientemente a sus canteranos. Es nuestra asignatura pendiente. Pero, tal vez, sea que el f¨²tbol se est¨¢ convirtiendo en algo que se nos escapa de las manos. ?C¨®mo es posible que se alcancen unas cifras tan astron¨®micas por la compra de un jugador y el mundo siga padeciendo hambrunas? Triste, muy triste. Sin embargo, el f¨²tbol sigue siendo esa mezcla extraordinaria de ajedrez y combate entre h¨¦roes que a todos nos conquista. En el campo todos volvemos al patio del colegio y desde all¨ª evocamos a todos aquellos talentos que no llegaron, pero pudieron ser, y por eso amamos a Djalma, porque hace en los campos lo que aquellos adolescentes magos en el patio del colegio. En el campo sentimos que aqueos y troyanos vuelven a enfrentarse bajo la atenta mirada de un dios inmortal que domina sus destinos.