La raza de los seres humanos

Santa Fe, la ¨²nica ciudad del mundo que se construy¨® para sitiar a otra, Granada, cuando ¨¦sta estaba en manos de los musulmanes en el siglo XV, le dio la noche del pasado jueves otro giro a la historia y se convirti¨® en el primer pueblo de Espa?a que se alza en fiestas clamando contra la tragedia de las pateras. En lugar de inaugurar su feria veraniega lanz¨¢ndose tomates, despilfarrando agua o arrojando cabras desde un campanario, los santafesinos convirtieron las fiestas de su patr¨®n, San Agust¨ªn, en un alegato contra el racismo y en defensa de la dignidad de los inmigrantes. Su grito de guerra: 'La ¨²nica raza es la de los seres humanos'.

Como en Valencia, en Santa Fe, un pueblo a 15 kil¨®metros de Granada, tambi¨¦n se queman fallas. Aunque s¨®lo una, la que llaman El Penas. La falla representa una espina clavada en el coraz¨®n del pueblo. La del jueves simbolizaba una patera con dos inmigrantes ilegales en su interior a punto de estrellarse contra un muro, el de Gibraltar, y una inscripci¨®n: 'Viaje a ninguna parte'. Antes de que ardiera la falla, el alcalde del pueblo, el socialista Jos¨¦ Rodr¨ªguez Tabasco, expres¨® un deseo: 'que no haya m¨¢s muertes en el Estrecho, que no haya m¨¢s tragedias en las pateras'.

Muy lejos de las fiestas patronales al uso, el espect¨¢culo que abri¨® la feria de Santa Fe fue concienzudo y atroz. Ideado por la pintora y escultora Esperanza Romero y su marido, el m¨²sico Richard Dudanski, el montaje mezclaba inmensas im¨¢genes proyectadas sobre la Iglesia de la Encarnaci¨®n que simbolizaban el ¨¦xodo de ?frica hacia Europa. Una voz, mientras tanto, ofrec¨ªa datos. Los millones de africanos que mueren al a?o por guerras, malnutrici¨®n o sida; las carencias b¨¢sicas que los empujan a tirarse a un horizonte de mar; la explotaci¨®n que han sufrido. Luego se escucharon versos de D¨¢maso Alonso y de Pablo Neruda sobre el drama humano que suponen el exilio, la emigraci¨®n o el desarraigo.

Unas tres mil personas concentradas en la plaza del Ayuntamiento asistieron al espect¨¢culo en el que, desde lo alto de la iglesia, actores que representaban a todas las clases de inmigrantes que llegan a Espa?a, desde los que carecen de medios y papeles hasta los que vienen a perfeccionar una exquisita formaci¨®n, se lanzaban en una traves¨ªa de cuerdas sobre la plaza en medio de una tormenta. Entonces llegaban las zozobras del mar, la muerte, y dos versos finales: 'Fue s¨®lo espuma / y regres¨® a nacer sin consumirse'.

La intenci¨®n del Ayuntamiento de Santa Fe, que encarg¨® la falla al Centro Ocupacional del pueblo, integrado por deficientes, era ofrecer un espect¨¢culo visual para las fiestas que, al mismo tiempo, golpeara las conciencias. Para testificarlo, estaba all¨ª el pintor Federico Vigil, de otra Santa Fe, la de Nuevo M¨¦xico, que tambi¨¦n vive la tragedia de R¨ªo Grande, en Estados Unidos. Y Antonio P¨¦rez, un representante de los emigrantes andaluces en la Comunidad Valenciana. Todos coincidieron en un hecho: que Andaluc¨ªa sufri¨® no hace muchio el mismo drama que hoy viven los norteafricanos.

Santa Fe surgi¨® en los ¨²ltimos a?os del siglo XV en las proximidades de Granada. All¨ª establecieron los Reyes Cat¨®licos un campamento para sitiar a los nazar¨ªes que, en pocos a?os, se convirti¨® en una ciudad. Una ciudad de asedio. Santa Fe fue, tambi¨¦n, el lugar donde se firm¨® la rendici¨®n de Granada y donde Crist¨®bal Col¨®n recibi¨® el permiso y el dinero para partir rumbo a Am¨¦rica. Santa Fe es, en la pr¨¢ctica, la cuna de Am¨¦rica, el lugar del que partieron los primeros inmigrantes ilegales hacia el Descubrimiento. Ahora ha decidido ser el primer pueblo que los acoja.