Estrenos de Villa Rojo y Cattaneo en el Festival de Santander

La atenci¨®n a la m¨²sica espa?ola y a la creaci¨®n de nuestro tiempo constituye un dato significativo del festival santanderino acaso reforzado en su 50? edici¨®n. Toda una figura del piano europeo como es Bruno Canino (N¨¢poles, 1936) ha ofrecido en el claustro de la catedral el estreno del ¨²ltimo Premio Manuel Valc¨¢rcel, que patrocina la Fundaci¨®n Marcelino Bot¨ªn en memoria de quien fuera director del conservatorio Jes¨²s de Monasterio.

La obra premiada y ahora conocida por el p¨²blico es original del joven maestro Aureliano Cattaneo (Codogno, Italia, 1974) y revela originalidad, dominio t¨¦cnico y clara voluntad de belleza. Viene a sumarse a otra de sus p¨¢ginas notables, El cielo canta en azul, estrenada el a?o pasado en Par¨ªs y que ya circula en grabaci¨®n discogr¨¢fica tal y como suceder¨¢ inmediatamente con Klangregie, la obra santanderina. La preocupaci¨®n por los fen¨®menos sonoros en sus diversas valoraciones, desde la m¨¢s pura objetividad a la alusi¨®n po¨¦tica o la evocaci¨®n literaria, es frecuente en Cattaneo y, en el caso de la obra en cuesti¨®n, parte de incitaciones de Dante y Sanguinetti aun cuando los resultados musicales valgan por s¨ª mismos en su equilibrio y su libertad conceptual, composicional e instrumental. Si la versi¨®n se debe a un int¨¦rprete como Bruno Canino, pieza clave en la historia de la modernidad o en la visi¨®n anal¨ªtica de Bach, Scarlatti o Debussy, fue tan clara y comunicativa que encendi¨® el entusiasmo de la audiencia y vali¨® largas aclamaciones a autor y pianista.

Cuarteto

Cuarteto Parisii, con el clarinetista de Lujbiana Darko Brlek, y en el mismo claustro catedralicio, estrenaron el quinteto de Jes¨²s Villa Rojo como homenaje en su 60? aniversario. Int¨¦rprete y estudioso del clarinete y m¨²sico completo, con estupenda hoja internacional de servicios, Jes¨²s Villa Rojo ha mostrado a lo largo de su carrera una decidida inclinaci¨®n italianista. Disc¨ªpulo de Petrassi y miembro de Nuova Consonanza, el compositor de Brihuega ha escrito para Santander un tr¨ªptico que por s¨ª solo demostrar¨ªa su madurez en todos los ¨®rdenes, pero sobre todo en la serena creatividad de una m¨²sica de soberbia traza camer¨ªstica que sabe mucho de las largas experiencias hist¨®ricas, desde las de Haydn hasta las investigaciones fonol¨®gicas contempor¨¢neas. Si la versi¨®n a lo largo de la magn¨ªfica impostaci¨®n del clarinete en el mundo de los arcos, puede calificarse como de primer orden, quiere decirse que respondi¨® con fidelidad a los m¨¦ritos de la nueva p¨¢gina de Villa Rojo.