Aprendiendo a gestionar el bosque
La Diputaci¨®n de Barcelona implica a los propietarios en el cuidado de la masa forestal para frenar su abandono, causa principal de los incendios
La rentabilidad de los bosques de Catalu?a est¨¢ m¨¢s que en entredicho. El abandono de las actividades forestales es un hecho; los incendios encuentran un marco id¨®neo para su propagaci¨®n y las zonas quemadas en los grandes fuegos de la d¨¦cada de 1990 pueden acabar convertidas en semidesiertos de matorrales si nadie lo evita, porque los payeses y los propietarios forestales no est¨¢n en situaci¨®n de dedicar horas y esfuerzos a tareas de las que no pueden obtener ni un m¨ªnimo beneficio, por escaso que sea.
La Diputaci¨®n de Barcelona est¨¢ impulsando un nuevo modelo de gesti¨®n del bosque en lo que se considera que podr¨ªa abrir el camino hacia una soluci¨®n o como m¨ªnimo provocar alg¨²n movimiento en la actual situaci¨®n capaz de alterar el funcionamiento del mercado de la madera. Desde el ente provincial se ha iniciado un proceso para impulsar la aparici¨®n de asociaciones de propietarios de modo que la gesti¨®n del bosque se realice dentro de unos mejores criterios econ¨®micos.
Los agricultores quieren influir en el precio de la madera y evitar que lo fije s¨®lo el comprador
Ignasi Castell¨®, responsable de la Oficina T¨¦cnica de Prevenci¨®n Municipal de Incendios Forestales de la Diputaci¨®n de Barcelona, considera que s¨®lo la uni¨®n de los propietarios forestales puede suponer que la explotaci¨®n del bosque se realice con unos costes m¨¢s bajos y que var¨ªen las actuales condiciones del mercado, porque en estos momentos quien fija el precio de la madera es el comprador, y lo interesante para el agricultor ser¨ªa que el precio fuese una referencia impuesta por el vendedor. La asociaci¨®n de propietarios es un modelo que ya est¨¢ ampliamente extendido en Alemania y en Francia, pero que no ha conseguido arraigar todav¨ªa en el mundo forestal catal¨¢n, aunque s¨ª lo ha hecho en otros sectores que tambi¨¦n tienen relaci¨®n con la agricultura y la ganader¨ªa.
Castell¨® impuls¨® la creaci¨®n de la primera asociaci¨®n de propietarios despu¨¦s del ¨²ltimo gran incendio forestal de Catalu?a, que en 1998 quem¨® 27.000 hect¨¢reas de bosques y zonas de cultivo de las comarcas del Bages y del Solson¨¨s. Aquel incendio ampli¨® la enorme mancha negra que ya hab¨ªa dejado sobre la Catalu?a central un fuego anterior declarado en 1994.
No fue una tarea f¨¢cil porque s¨®lo 6 de los m¨¢s de 50 propietarios forestales afectados se pusieron de acuerdo para iniciar la experiencia. La tradicional desconfianza en cualquier modelo nuevo; la avanzada edad de alguno de los propietarios y el des¨¢nimo que se extendi¨® tras la cat¨¢strofe impidieron, en un primer momento, el avance de la iniciativa. A la situaci¨®n de des¨¢nimo inicial contribuyeron otros aspectos como el calamitoso balance econ¨®mico de la gesti¨®n de los bosques y la visi¨®n de corto plazo de los propietarios.
Junto con los nueve primeros propietarios, la Diputaci¨®n inici¨® un estudio minucioso de la zona que hay que tratar y de las operaciones que se deb¨ªan llevar a cabo, como talar la parte quemada de los bosques, elegir los mejores tallos de encinas y robles -que son las especies aut¨®ctonas de la zona y las que m¨¢s f¨¢cilmente se repueblan-, y, sobre todo, replantar ¨¢reas donde es imposible la regeneraci¨®n espont¨¢nea o donde se desea la reaparici¨®n de una especie que era dominante antes del fuego y que pr¨¢cticamente desapareci¨® tras el incendio (la pinassa o pino negral).
Adem¨¢s, los t¨¦cnicos estudiaron el coste por hect¨¢rea de terreno de cada una de estas operaciones y, paralelamente, se programaron los trabajos que realizar, primero dentro de un plan marco y despu¨¦s en los programas anuales que elaboran y aprueban los propietarios implicados en el proyecto.
En el a?o 2000, la Diputaci¨®n invirti¨® casi 60 millones de pesetas en el proyecto y consigui¨® implicar a los propietarios hasta el punto de que algunos realizaron parte de las tareas encomendadas y por las que m¨¢s tarde recibieron la correspondiente retribuci¨®n.
El ejemplo se extendi¨® en otros puntos de Catalu?a. Durante el mismo a?o 2000 surgieron nuevas iniciativas en el Bergued¨¤, en la zona de Puig-reig, Sag¨¤s, Casserres, Olvan, Montclar, La Quar, Santa Maria de Merl¨¨s y Viver i Serrateix; as¨ª como en el Bages, concretamente en Santpedor, Nav¨¤s, Castellnou de Bages y S¨²ria. El ente provincial de propietarios se ha comprometido a seguir invirtiendo, pero siempre a trav¨¦s de proyectos aprobados por las respectivas asociaciones y supervisados por los t¨¦cnicos de la Diputaci¨®n.
En la zona de Puig-reig est¨¢n implicados 21 propietarios que controlan una zona de 40.090 hect¨¢reas, en la primera del Bages se trabaj¨® sobre una zona de 26.000 hect¨¢reas, y en la segunda de esta comarca hay m¨¢s de 40 propietarios con unas 15.000 hect¨¢reas para tratar.
Adem¨¢s, los nuevos enfoques en las zonas de bosque que necesitaban ayuda institucionalse se hicieron extensivos a la zonas verdes. Desde el Ayuntamiento de La Pobla de Lillet se quiere llevar a cabo un modelo similar para la explotaci¨®n de los bosques comunales y de los de otros propietarios de Castellar de n'Hug, Guardiola de Bergued¨¤ y Sant Juli¨¤ de Cerdanyola. Esta colaboraci¨®n entre los ayuntamientos y la Diputaci¨®n anuncia la celebraci¨®n el pr¨®ximo oto?o de una feria de maquinaria forestal. La Administraci¨®n y los propietarios saben que la nueva maquinaria abaratar¨¢ los costes de explotaci¨®n.
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