Israel se plantea levantar un muro de separaci¨®n con los palestinos
Cada d¨ªa son m¨¢s las voces que piden una frontera impuesta unilateralmente
Podr¨ªa llamarse la teor¨ªa del muro. La defiende un n¨²mero creciente de israel¨ªes. Quieren un muro entre ellos y los palestinos. No por nostalgia de los tiempos de la guerra fr¨ªa, sino por realismo pol¨ªtico. Numerosas voces, de izquierda y derecha, est¨¢n llamando al Gobierno de Israel a separarse unilateralmente de los palestinos, a dejar los territorios de Cisjordania y de Gaza sin acuerdo con Yasir Arafat y sin pedir nada a nadie.
Ser¨ªa una forma de cerrar la puerta, de fijar la frontera de manera autoritaria, de una vez por todas, despu¨¦s de marcarla y defenderla con dos kil¨®metros de barreras.
Para los laboristas, la idea no resulta nueva. El antiguo primer ministro Isaac Rabin la hab¨ªa acariciado o, al menos, abogaba de buena gana por una separaci¨®n neta de los palestinos. En una versi¨®n dulce de la teor¨ªa del muro, el laborista Sim¨®n Peres estudia proponer, seg¨²n el rotativo Maariv, una retirada unilateral de la franja de Gaza a cambio de un alto el fuego. Para el ministro de Exteriores esto no ser¨¢ m¨¢s que una etapa antes de reanudar la negociaci¨®n con los palestinos.
Uno de los pesos pesados del laborismo, Ha?m Ramon, desea crear un partido cuyo ¨²nico programa sea esta retirada unilateral de los territorios. El jefe del ¨²ltimo Gobierno laborista, Ehud Barak, flirtea con la misma idea. ?l menciona regularmente la opci¨®n 'unilateral'. En esta hip¨®tesis, ?qu¨¦ hacer con las colonias de Cisjordania y Gaza? Barak exhorta a las autoridades israel¨ªes a evacuar las colonias m¨¢s aisladas. Las grandes concentraciones urbanas quedar¨¢n incorporadas a Israel.
?Y en Jerusal¨¦n? Barak sugiere erigir barreras para separar las partes ¨¢rabes de las otras y corredores interiores para comunicar los sectores jud¨ªos del este con los del oeste de la ciudad con o sin el consentimiento de la parte palestina. Algunos de los hombres m¨¢s iluminados del Likud o provenientes de este movimiento defienden el mismo proyecto. Es el caso de Dan Meridor, uno de los pr¨ªncipes de la derecha pasados al centro, o de Roni Milo, antiguo alcalde de Tel Aviv. Han renunciado al gran Israel. No tienen intenci¨®n, o casi, de dominar la vida de dos millones de palestinos. Quieren la salida de los territorios.
En general, todos dan las mismas razones. Hay desesperanza. Nadie encuentra una puerta de salida al enfrentamiento en curso despu¨¦s de 11 meses. Colonos y militares -los segundos, encargados de defender a los primeros-no van a dejar de abastecer de blancos a los diferentes grupos armados palestinos; y las r¨¦plicas y represalias continuar¨¢n nutriendo el terrorismo.
El argumento pol¨ªtico es el siguiente: hoy no hay un interlocutor palestino. Si Yasir Arafat ha rechazado el Estado palestino que le propuso Barak el verano pasado en Camp David, con m¨¢s del 90% de los territorios, eso significa que no se firmar¨¢ nunca la paz con ¨¦l. El antiguo primer ministro est¨¢ convencido de que el jefe de la Autoridad Palestina no quiere firmar lo que ser¨¢ un reconocimiento definitivo ante la historia del derecho de Israel a ser el Estado del pueblo jud¨ªo. Yasir Arafat, dice Barak, cuenta con el tiempo: quiere un Estado binacional donde los jud¨ªos ser¨¢n minoritarios.
Demograf¨ªa contra Israel
Al contrario que Ariel Sharon, los partidarios de la retirada unilateral piensan, tambi¨¦n ellos, que el tiempo y la demograf¨ªa est¨¢n contra Israel. Tienen en la cabeza las cifras demogr¨¢ficas de Arnon Sofer, de la Universidad de Ha?fa. De 1990 a 2000, el Estado hebreo ha acogido 900.000 inmigrantes de la antigua URSS; este a?o, en plena Intifada, m¨¢s de 45.000 han tomado el mismo camino. Pero esto no debe darles falsas ilusiones.
De aqu¨ª a 2020, si Israel est¨¢ todav¨ªa en la franja de Gaza y Cisjordania, los jud¨ªos ser¨¢n all¨ª minoritarios, asegura el profesor Sofer: ¨¢rabes israel¨ªes y palestinos de los territorios ser¨¢n el 58% de la poblaci¨®n. El sue?o de Rabin de hacer de Israel, de forma duradera, un Estado jud¨ªo y democr¨¢tico ser¨¢ dif¨ªcil de realizar. El sue?o de los palestinos que rechazan un microestado en los territorios y se inclinan por un Estado binacional perder¨¢ algo de utop¨ªa.
La tesis de la retirada unilateral, si gana terreno, no es menos contestada a derecha que a izquierda. Seg¨²n la mayor parte de los analistas israel¨ªes, supondr¨¢ desplazar 30.000 colonos, es decir, desmantelar numerosos enclaves diseminados aqu¨ª y all¨¢ en Cisjordania y en la franja de Gaza. ?Es esto posible sin una grave crisis pol¨ªtica en Israel? El entorno de Ariel Sharon repite que no es cuesti¨®n de abandonar ni una sola colonia.
La izquierda se pregunta: ?se puede aislar as¨ª a un Estado palestino inevitablemente dependiente de Israel por el agua, por su supervivencia econ¨®mica, por el paso de Gaza a Cisjordania, etc¨¦tera? En un libro de pr¨®xima aparici¨®n, Shlomo Ben Ami, que fue ministro de Asuntos Exteriores de Ehud Barak, explica que la retirada unilateral 'ni regula ni legitima la cuesti¨®n de nuestras fronteras ni la cuesti¨®n de Jerusal¨¦n; resultar¨¢ en un Estado de guerra latente'.
Una parte de la derecha cree que el Estado hebreo saldr¨¢ vencedor de la prueba de fuerza que est¨¢ hoy en curso. Sin decir c¨®mo. Una parte de la derecha est¨¢ convencida de que Israel est¨¢ condenado a entenderse con los palestinos. Tambi¨¦n sin decir c¨®mo.
Una nueva 'l¨ªnea verde'
Bat Hefer es un asentamiento de 5.000 habitantes levantado en 1980 y que se encuentra literalmente pegado a la l¨ªnea de demarcaci¨®n con Cisjordania. En 1996 se erigi¨® un muro de 2,5 metros de alto a lo largo de dos kil¨®metros para separarlo de la ciudad palestina de Tulkarem, materializando la 'l¨ªnea verde', la frontera entre Israel y Cisjordania. El muro no ha dejado de crecer y en octubre se prolongar¨¢ de norte a sur creando una separaci¨®n formal entre Israel y Palestina de cinco kil¨®metros. No se considera una soluci¨®n definitiva ni por la izquierda ni por la derecha, pero s¨ª una garant¨ªa de seguridad. 'Hagamos una separaci¨®n unilateral, tracemos una frontera por 50 a?os y despu¨¦s, ya veremos', afirma Gaby, votante de Barak.
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