El verano se despide y mata
La verdad es que Paco Rabal era una curiosa mezcla de ternura y disparate, fiel hasta la muerte a un marxismo autodictado y a un esqueleto de v¨ªsperas perpetuas dotado de una potente dicci¨®n murciana que hizo valer como salvoconducto hacia la eternidad
Paco Rabal
Hay un mont¨®n de pel¨ªculas de Paco Rabal, muerto ahora de su propia muerte, en las que se notaba su gusto por un trabajo ajeno al aprendizaje de los muchos trucos del oficio, salvo quiz¨¢s en la que rod¨® con Antonioni, obligado como estuvo a padecer de incomunicaci¨®n, ¨¦l, que era m¨¢s bien ruidosamente expansivo. Pero hasta en el papel de palo tieso con una rica e innominada vida interior supo apa?¨¢rselas bastante bien. Su papel m¨¢s divertido es sin duda el de ese dictador, caricatura sangrienta del general Franco, que Mu?oz Suay y Glauber Rocha le invitaron componer en Cabezas cortadas, all¨¢ por los a?os setenta. Comprobar ahora c¨®mo se deleitaba recitando la letra del bolero B¨¦same mucho, en uno de los momentos m¨¢s s¨¢dicos de todo el cine espa?ol, nos devuelve al fiambre en toda su disparatada hermosura.
Greer, Jane
Vino el otro d¨ªa de verano en la prensa. Una escueta nota necrol¨®gica a prop¨®sito de la muerte de una de las m¨¢s glamorosas actrices del Hollywood cl¨¢sico. Es posible que Jane Greer (una cara dulce alimentada por unos ojos de espanto) no fuera una gran actriz, pero del sobresalto de su mirada de precipicio algo saben dos duros de toda la vida como Kirk Douglas y Robert Mitchum, sus v¨ªctimas predilectas en Retorno al pasado, una memorable pel¨ªcula de Jacques Tourner, que adem¨¢s de uno de los flash-back m¨¢s fastuosos de la historia del cine, contiene tambi¨¦n una arisca historia de pasiones turbias a cargo de un tr¨ªo de presencia turbadora. Como es l¨®gico cuando en Hollywood coexist¨ªan una cierta libertad y el talento creativo, aquella historia tr¨¢gica terminaba lo bastante mal como para a?adir a sus muchos valores narrativos una cierta ¨¦tica de la verosimilitud.
Jaime Morey
Este se?or que ahora viste como un empleado cutre de Robert de Niro en Casino hizo en su a?osa juventud sus pinitos como cantante mel¨®dico, un tanto a la manera de Miguel Boselito. Lo que casi nadie ha mencionado en estos d¨ªas de carteristas gestionados es que el meloso alicantino fue entrevistado, cuando la tele en blanco y negro de Fraga Iribarne, quien todav¨ªa goza de una excelente salud democr¨¢tica, por un famoso aprendiz del pelotazo popero, untado para asegurar que al merengue rubiales en cuesti¨®n le aguardaba un futuro de esplendor en tanto cantar¨ªn con posibles. No err¨® en casi nada el gur¨², aunque el se?or Morey no volver¨ªa a grabar un disco a partir de ese momento. M¨¢s bien se dedic¨® a lo suyo, porque poco despu¨¦s conoci¨® al conocido Eduardo Zaplana, y ah¨ª cambi¨® su vida, hasta entonces dedicada a sus doce espectadores y orientada luego hacia la multiplicaci¨®n de sus especulaciones.
A ciencia cierta
Hay expresiones coloquiales de muy dudoso origen y de problem¨¢tica oportunidad, como ese 'a ciencia cierta' que tanta gente utiliza, por ejemplo, para aseverar que lleg¨® puntual a la cita para ir al cine o a la cola del mercado. Es una locuci¨®n que parece establecer una distinci¨®n entre ciencias ciertas e inciertas, por lo que tal vez su antig¨¹edad sea bastante remota y tal vez se remita a la picaresca cuando menos, aunque tal vez su actualidad no har¨¢ sino acrecentarse con el paso del tiempo, acaso convocada por pacientes del tipo del f¨ªsico de part¨ªculas que consulta su carta astral antes de conciliar el sue?o. Mucho m¨¢s juego suministra la paciente mosca al repertorio de nuestra sabidur¨ªa popular, y una consulta al diccionario basta para comprobar cu¨¢ntos aspectos contradictorios de la rica conducta humana se atribuyen al mismo tiempo a ese modesto, impertinente insecto.
El linier Aznar, Josemari
M¨¢s all¨¢ de su madura pasi¨®n por las ensaladas bien ali?adas, la ¨¦pica del berberecho o la decodificaci¨®n de la tragedia griega en t¨¦rminos que remiten a la buena siesta a la sombra de una mediterr¨¢nea higuera, Manuel Vicent acierta muchas veces en el adjetivo farruco cuando se pone serio, y as¨ª suger¨ªa el otro d¨ªa en otras p¨¢ginas de este peri¨®dico que la jeta de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar corresponde ni m¨¢s ni menos a la de un linier. Ya el anglicismo futbolero nos devuelve sin remedio al mundo primorosamente enlutado de no hace tantos a?os, y eso a prop¨®sito de los pufos de la por ahora ¨²ltima gesti¨®n carterista de cierto post¨ªn. Al m¨¢s pr¨®ximo, por dictados de la geograf¨ªa, Eduardo Zaplana, se le ha comparado con un tratante de ganado o con uno de los miles jefes de planta que los grandes almacenes tienen depositados en cualquier geograf¨ªa urbana de este mundo, aunque lo cierto es que su figura recuerda m¨¢s a la de cancerbero de hospital que hace como que decide por su cuenta la incuestionable validez de los pases de visita. ?Y Consorcio Bienal? Pues perdida en su apasionada autopromoci¨®n, cuando podr¨ªa haber sido la m¨¢s retadora de las enfermeras.Greer, Jane
Vino el otro d¨ªa de verano en la prensa. Una escueta nota necrol¨®gica a prop¨®sito de la muerte de una de las m¨¢s glamorosas actrices del Hollywood cl¨¢sico. Es posible que Jane Greer (una cara dulce alimentada por unos ojos de espanto) no fuera una gran actriz, pero del sobresalto de su mirada de precipicio algo saben dos duros de toda la vida como Kirk Douglas y Robert Mitchum, sus v¨ªctimas predilectas en Retorno al pasado, una memorable pel¨ªcula de Jacques Tourner, que adem¨¢s de uno de los flash-back m¨¢s fastuosos de la historia del cine, contiene tambi¨¦n una arisca historia de pasiones turbias a cargo de un tr¨ªo de presencia turbadora. Como es l¨®gico cuando en Hollywood coexist¨ªan una cierta libertad y el talento creativo, aquella historia tr¨¢gica terminaba lo bastante mal como para a?adir a sus muchos valores narrativos una cierta ¨¦tica de la verosimilitud.Jaime Morey
Este se?or que ahora viste como un empleado cutre de Robert de Niro en Casino hizo en su a?osa juventud sus pinitos como cantante mel¨®dico, un tanto a la manera de Miguel Boselito. Lo que casi nadie ha mencionado en estos d¨ªas de carteristas gestionados es que el meloso alicantino fue entrevistado, cuando la tele en blanco y negro de Fraga Iribarne, quien todav¨ªa goza de una excelente salud democr¨¢tica, por un famoso aprendiz del pelotazo popero, untado para asegurar que al merengue rubiales en cuesti¨®n le aguardaba un futuro de esplendor en tanto cantar¨ªn con posibles. No err¨® en casi nada el gur¨², aunque el se?or Morey no volver¨ªa a grabar un disco a partir de ese momento. M¨¢s bien se dedic¨® a lo suyo, porque poco despu¨¦s conoci¨® al conocido Eduardo Zaplana, y ah¨ª cambi¨® su vida, hasta entonces dedicada a sus doce espectadores y orientada luego hacia la multiplicaci¨®n de sus especulaciones.
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