La Constituci¨®n de Barcelona de 2004
En la etapa que ahora se abre, el F¨°rum 2004 tiene que definir un objetivo que, sin romper con lo andado, sea claro y motivador. Hoy por hoy, s¨®lo tiene unos ejes tan deseables como vagos: la diversidad cultural, el desarrollo sostenible y las condiciones de la paz. Y eso, ?qu¨¦ quiere decir? ?C¨®mo se concreta? ?Con algo parecido a una gran fiesta mayor? Proseguir con la indefinici¨®n conducir¨¢ a dilapidar el cr¨¦dito adquirido en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992.
Los organizadores del F¨°rum aspiran a generar un impacto similar al de los Juegos, pero ?por qu¨¦ triunfan ¨¦stos?: porque tienen un objetivo claro, la superaci¨®n. Despiertan, adem¨¢s, dos mecanismos clave para que triunfe cualquier acto: la emoci¨®n y la identificaci¨®n.
Es el momento de fijar una meta apasionante al F¨°rum que captar¨¢ la atenci¨®n del mundo entero
Es el momento de aplicar los mismos principios al F¨°rum 2004. ?C¨®mo? Fijando, de entrada, una meta apasionante que captar¨¢ la atenci¨®n del mundo entero: en el F¨°rum 2004 va a proclamarse la primera Constituci¨®n Universal, la Constituci¨®n de Barcelona.
Esta nueva Constituci¨®n ha de suponer la actualizaci¨®n en el mundo global de la Declaraci¨®n de los Derechos Humanos de 1948 y la cristalizaci¨®n jur¨ªdica de todos los pasos en pro de la dignidad que se han dado desde entonces y que tienen su expresi¨®n m¨¢s clara en los recientes procesos contra los tiranos y los genocidas.
Mar¨ªa de la V¨¢lgoma y Jos¨¦ Antonio Marina demuestran la necesidad de promulgar una Constituci¨®n Universal en su conmovedor libro La lucha por la dignidad (Anagrama, 2000). Sus argumentos son tan claros que, sin duda, movilizar¨¢n la conciencia de quien lea el libro. Voy a resumirlos, pero antes bebamos en las fuentes de la ilusi¨®n mirando a quienes nos precedieron, no vaya a ser que alguien crea que esa propuesta, por ambiciosa, es in¨²til.
La historia ense?a de forma tenaz y reiterada que toda proclama en pro de la dignidad humana ha tenido invariablemente efectos positivos en la vida de las generaciones siguientes. ?D¨®nde estar¨ªamos nosotros si unos iluminados no hubieran luchado por la abolici¨®n de la esclavitud, por el fin de la tortura o por el sufragio universal? La Constituci¨®n de Barcelona ni es ut¨®pica ni es in¨²til.
Recuerdan Marina y De la V¨¢lgoma que la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos de 1948, que sent¨® las bases que han permitido llevar ante los tribunales a Pinochet y Milosevic, naci¨® en Par¨ªs entre la indiferencia y el escepticismo generales (cinco l¨ªneas le dedic¨® Le Figaro). Esa declaraci¨®n es una reacci¨®n a los horrores de la II Guerra Mundial y qued¨® mediatizada por la guerra fr¨ªa entre pa¨ªses comunistas y capitalistas. Consagra que todos los seres humanos nacen libres e iguales, pero en su art¨ªculo 28 reconoce que es necesario establecer un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esa declaraci¨®n 'se hagan plenamente efectivos'. Aunque convenios posteriores han ido fijando los derechos de las personas, estamos lejos de lo que la realidad actual requiere.
Marina y De la V¨¢lgoma reclaman una Constituci¨®n Universal que tenga fuerza jur¨ªdica para obligar a los Estados. Esta Constituci¨®n ha de incluir las bases de los c¨®digos penal y civil y una ley fiscal b¨¢sica. Piden adem¨¢s Marina y De la V¨¢lgoma que esa Constituci¨®n Universal sea refrendada por los votos de los ciudadanos. Estoy convencido de que esa propuesta encaja perfectamente con los ejes actuales del F¨°rum 2004. Es m¨¢s, les da un sentido claro, hay algo concreto que crear, una meta a la que se llega desde todos los ¨¢mbitos, la interculturalidad, el pacifismo, la ecolog¨ªa, las religiones, la pol¨ªtica...
Para conseguir este objetivo hace falta implicar, adem¨¢s de a la Unesco, con la que ya cuenta el F¨°rum, a la propia ONU. Los pa¨ªses m¨¢s poderosos de la Tierra tienen que ir a Barcelona a sentarse con los m¨¢s pobres y, sobre todo, a dialogar con las ONG. Hay que dar la voz a los j¨®venes que buscan en el movimiento antiglobalizaci¨®n una forma de oponerse a la voracidad de un capitalismo desbocado. As¨ª, el F¨°rum no quedar¨¢ como una serie de conferencias sin resultado. Habr¨¢ que redactar algo concreto y buscar consensos.
Teniendo la oportunidad de dar su opini¨®n, los ciudadanos se identificar¨¢n con un postulado u otro. Y no olvidemos que desde la identificaci¨®n se llega a la emoci¨®n necesaria para mantener el inter¨¦s. A partir de eso, ya imagino una programaci¨®n de actos culturales y festivos que proyecten hacia los ciudadanos del mundo las reflexiones del F¨°rum. Y ¨¦ste les interesar¨¢ porque les beneficiar¨¢. A ellos y a sus hijos. ?Merece la pena luchar por ello?
Jaume Vilalta es periodista y profesor de la Universidad Pompeu Fabra.
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