Dignidad para los intocables
Una mujer india relata en Durban la muerte de su marido por su casta inferior
Los dalits (intocables de India) han tratado en la Conferencia del Racismo de Durban de atraer la atenci¨®n sobre el sistema de castas, que pervive en la pr¨¢ctica en India a pesar de haber sido abolido oficialmente. Una mujer menuda, Murugesan Manimegalai describi¨® ayer en voz baja el sufrimiento de los intocables a trav¨¦s de su propia historia. 'Me cas¨¦ a los 17 a?os, tengo cuatro hijos y vengo ante ustedes para contarles el crimen cometido contra mi esposo porque era un dalit', dijo ante cientos de personas.
Manimegalai relat¨® su vida como una dalit en el pueblo de Melevalavu, en Tamil Nadu, en el sur de India. Los dalit constituyen el 18% de la poblacion de India, es decir, 180 millones de personas. No pueden visitar los templos, sacar agua de los mismos pozos que las castas dominantes o enviar a sus hijos a las mismas escuelas. Adem¨¢s, se ocupan de tareas 'impuras'.
Por lo menos un mill¨®n de dalits limpian las letrinas p¨²blicas y deben recoger los animales muertos de las calles. El Gobierno de India lanz¨® un programa para promover su papel en la sociedad, que permiti¨® que en 1997 un miembro de esa casta pudiera ocupar el cargo de presidente del consejo municipal de Melevalavu. Ese cargo lo gan¨® el marido de Manimegalai, Murugeschen. 'Pero las otras castas se opusieron y no votaron. Las elecciones fueron canceladas. Seis meses despu¨¦s se convocaron de nuevo y a pesar de las amenazas mi marido gan¨® otra vez. Tuvo que abrir una oficina en el sector dalit de la ciudad, pues las dem¨¢s castas no le dejaban trabajar en el edificio del municipio. A pesar de eso las amenazas an¨®nimas no terminaron y recibimos notas que dec¨ªan que si persist¨ªa en ocupar el cargo su cabeza aparecer¨ªa clavada en la reja', dijo Manimegalai ante cientos de personas.
Tambi¨¦n record¨® que una de las medidas adoptadas por su esposo fue otorgar permiso a los dalits de cortar la hierba que crec¨ªa en las afueras del pueblo, que utilizan para el ganado y techar las viviendas. 'Antes ese era un bien reservado a las castas superiores', dijo. Seis meses despues de asumir el cargo, Murugeschen fue apresado en un autob¨²s y acuchillado junto con otros seis dalits.
Manimegalai perdi¨® la serenidad y las l¨¢grimas comenzaron a bajar por su rostro. 'Dos a?os despu¨¦s del crimen no se hab¨ªa arrestado a nadie', agreg¨® y si no es por la ayuda de las Panteras Bharatiya Dalit, un grupo que asiste a los intocables, no se habr¨ªa detenido a 17 personas. 'Pero ellos son inocentes. Los verdaderos culpables viven en total impunidad. Les bast¨® mudarse a otro pueblo para evitar la justicia'. Sus demandas son pocas pero precisas: 'Exijo la abolici¨®n del sistema de castas, que podamos vivir en igualdad y dignidad. Hoy dependemos de otros para vivir y el resto de castas no nos quieren. Necesitamos tierra para poder aumentar nuestro nivel de vida, queremos mejor educaci¨®n para nuestros hijos, para que puedan escapar de la pobreza'.
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