La fidelidad de la se?ora Maci¨¤

Con la misma discreci¨®n con que vivi¨® los ¨²ltimos a?os de su vida, ha muerto Ant¨°nia Maci¨¤, la mujer que acompa?¨® al presidente Josep Tarradellas en su intensa y, a menudo, dif¨ªcil trayectoria pol¨ªtica. Si una palabra define a esta barcelonesa de apariencia fr¨¢gil es fidelidad. Fiel a la l¨²cida ambici¨®n de su marido, al pa¨ªs destrozado por la guerra, a la dura exigencia del exilio y a las convicciones, en parte heredadas del pensamiento de su marido, pero en gran parte elaboradas por sus propias ra¨ªces republicanas, de vecina del barrio de Gr¨¤cia -la Barcelona popular-, dem¨®crata, defensora de una Catalu?a progresista y abierta.

La historia conden¨® a esta mujer a vivir m¨¢s tiempo de aspiraciones leg¨ªtimas que de realidades, sobre todo por los largos a?os de exilio en St. Martin le Beau, donde fue la compa?era sutil y realista de Tarradellas. Ant¨°nia Maci¨¤ acept¨® las circunstancias que la vida le iba presentando y, discreta como era, supo asumir el papel de ser la mujer del presidente de la Generalitat, primero en el exilio y despu¨¦s en la eclosi¨®n de euforia del retorno y la consolidaci¨®n de la instituci¨®n del Gobierno de Catalu?a.

Su familia y, en especial, su hija Montserrat, afectada por el s¨ªndrome de Down, fue el otro territorio de su vida, y en el que de nuevo vimos a la mujer aparentemente fr¨¢gil, peque?a, y en realidad grande y fuerte.

Valiente e inconformista, me ense?aba orgullosa su fotograf¨ªa de los a?os treinta, en la campi?a francesa, en pantal¨®n largo, foto que incomodaba al presidente, y que ella luc¨ªa con orgullo por puntillo.

Sab¨ªa muchas cosas. Me admir¨® el tono de su ¨¢gil conversaci¨®n con el Rey hace unos meses. Hab¨ªa en ella una mezcolanza de comprensi¨®n y sinton¨ªa que nos encandil¨® a unos cuantos. Fue el gran testimonio de una etapa esencial de la historia del pa¨ªs y podemos suponer que se ha llevado m¨¢s secretos y m¨¢s sabidur¨ªa de la que nunca quiso confesar.