La ense?anza de religi¨®n en Andaluc¨ªa cuesta 7.500 millones de pesetas a las administraciones
La Junta paga 2.500 millones por los 860 docentes de secundaria que imparten la materia
La clase de religi¨®n se ha convertido en una asignatura pol¨¦mica en este principio de curso. El caso de varios profesores relegados por la jerarqu¨ªa cat¨®lica, encargada de seleccionarlos, o el de curas casados que s¨ª son admitidos en las aulas para dar religi¨®n han recordado que la administraci¨®n civil ha dejado un hueco de casi total libertad a los poderes religiosos en un estado laico y aconfesional. 1.946 profesores de primaria y 860 de secundaria imparten clase en las aulas andaluzas con un coste de, aproximadamente, 7.500 millones, 2.500 de los cuales los costea la Junta. Y todo eso sin oposiciones, concursos p¨²blicos ni control laico: la Iglesia designa a estos profesores y la administraci¨®n tiene que aceptarlos.
El ingreso en la administraci¨®n p¨²blica espa?ola tiene pocas variantes: se oposita y se consigue una plaza para toda la vida, o se participa en un concurso de m¨¦ritos y se tiene un puesto para un periodo de tiempo determinado. En cualquier caso, la administraci¨®n elige y paga. No es as¨ª en el caso de la ense?anza de la religi¨®n en los centros p¨²blicos. La Iglesia Cat¨®lica -y otras religiones- tienen un fuero que les permite saltarse ese r¨¦gimen.
2.800 profesores en Andaluc¨ªa, y algo m¨¢s de 15.000 en toda Espa?a, son elegidos directamente por los representantes de la Iglesia Cat¨®lica para dar clase de religi¨®n en los centros p¨²blicos, gracias al Acuerdo entre el Estado Espa?ol y la Santa Sede en materia de ense?anza y cultura, firmado en 1979. En este caso, la iglesia elige y los impuestos p¨²blicos pagan el servicio. En el caso de primaria, es el Ministerio de Educaci¨®n quien sigue gestionando todo ya que esta asignatura est¨¢ a¨²n por transferir a las comunidades, lo que no ocurre en secundaria.
Gracias a este acuerdo y otras leyes que lo desarrolla, los obispos o, en la pr¨¢ctica sus delegados de ense?anza, son los ¨²nicos con potestad para baremar, elegir y proponer los profesores de religi¨®n.
La administraci¨®n est¨¢ obligada a aceptar esa propuesta y a contratarlos. Los requisitos son, adem¨¢s de tener una diplomatura para primaria y una licenciatura para secundaria, conseguir la Declaraci¨®n Eclesi¨¢stica de Idoneidad (que otorga la Iglesia) y superar una entrevista en la que debe quedar claro que se vive conforme a lo que se pretende ense?ar. Aparentemente, y por lo ocurrido estas semanas, esta es la fase m¨¢s peliaguda del tr¨¢mite. Paloma Su¨¢rez es la delegada de ense?anza del Arzobispado de Granada y, cada mes de septiembre, se encarga de hacer el listado de las personas que pueden ejercer de profesores de religi¨®n. Paloma Su¨¢rez comprueba, adem¨¢s de que la documentaci¨®n incluya los t¨ªtulos oportunos, que el aspirante pueda demostrar 'un verdadero compromiso de participaci¨®n eclesial, como que forme parte de grupos de cat¨®licos, realice alguna labor pastoral o participe en actividades parroquiales'.
Ah¨ª es donde han pinchado algunas profesoras estos d¨ªas pasados. De hecho, cuando el profesor es desconocido en la di¨®cesis, le piden referencias, es decir, que alguien lo presente. Si el compromiso es demostrado, el aspirante tiene un puesto en las aulas p¨²blicas. Esta capacidad de la Iglesia para decidir sobre asuntos civiles es lo que hace que muchos piensen que, en realidad, el caso de Resurrecci¨®n Galera o el de otras personas a las que la Iglesia no las ha renovado en su listado de profesores es algo muy sencillo: 'El obispo te lo dio, el obispo te lo quit¨®'.
Cr¨ªticas
Muchos opinan que lo ocurrido estos d¨ªas es s¨®lo el tramo final de un problema superior, la propia existencia de la asignatura de religi¨®n. Pr¨¢xedes Caballero es profesor de filosof¨ªa en un instituto sevillano y pertenece a un grupo de defensa de la ense?anza p¨²blica. Caballero cree que 'lo ¨²nico que debe formar parte de la educaci¨®n es aquello a lo que podemos llegar en una aproximaci¨®n cient¨ªfica, cultural... porque, adem¨¢s, eso es evaluable; la religi¨®n no es una asignatura evaluable'. Aunque este sea el criterio de Caballero, la ley dice que la asignatura es evaluable aunque no se puede contabilizar para la media de selectividad, cambio de curso...
Otra v¨ªa de escape de la jurisdicci¨®n civil est¨¢ a la hora de decidir los contenidos de los libros. Seg¨²n el acuerdo con Roma, y vale igualmente para otras religiones, 'a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica corresponde se?alar los contenidos de la ense?anza y formaci¨®n religiosa cat¨®lica, as¨ª como proponer los libros de texto y material did¨¢ctico relativos a dicha ense?anza y formaci¨®n'. En definitiva, las iglesias eligen profesores y contenidos.
Tambi¨¦n seg¨²n los acuerdos con la Santa Sede, 'los planes educativos ... incluir¨¢n la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica en todos los Centros de educaci¨®n, en condiciones equiparables a las dem¨¢s disciplinas fundamentales'.
As¨ª, el decreto de Ense?anzas M¨ªnimas para secundaria aprobado por el Gobierno a final del curso pasado establece para la religi¨®n (o su alternativa: talleres de cine y televisi¨®n, de ajedrez, cuentacuentos, prensa en el aula,...) 105 horas en cada uno de los ciclos de secundaria obligatoria frente a las 70 de educaci¨®n f¨ªsica, las 35 de pl¨¢stica y m¨²sica. En el segundo ciclo de ESO, las 105 horas de religi¨®n superan las 90 de ciencias de la naturaleza. En bachillerato, las 70 horas de religi¨®n igualan las 70 de historia y son m¨¢s que las 35 de educaci¨®n f¨ªsica.
?Y los alumnos?
?Y los alumnos? Pr¨¢xedes Caballero opina que los alumnos cada vez eligen menos dar religi¨®n. La Conferencia Episcopal espa?ola ofrece algunos datos a nivel nacional: en 2000, el 84,44% de los alumnos de primaria en la ense?anza p¨²blica estaban inscritos en religi¨®n, un 2% menos que en el curso 1987/98. La ca¨ªda es mayor en bachillerato: el 41,73% de los alumnos cursan la asignatura, 42% menos que en primaria ese a?o y 11,28% menos el mismo nivel dos cursos antes. Otra cosa es que muchos escogen esta asignatura porque no se les ofrecen las alternativas que recoge la ley. Esta situaci¨®n es la que llevan denunciando tres cursos un grupo de 50 padres del Campo de Gibraltar. Seg¨²n explica Juan Miguel Le¨®n Moriche, representante de este grupo de afectados, son al menos cinco los centros p¨²blicos de Algeciras que incumplen sistem¨¢ticamente desde hace varios cursos la Orden de 1995 de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n seg¨²n la cual los alumnos que no quieran recibir ense?anzas religiosas podr¨¢n optar entre una serie de talleres optativos que ofertar¨¢ el propio centro. El problema llega cuando a la hora de formalizar la matr¨ªcula, el centro ni siquiera ofrece la informaci¨®n sobre esta oferta lectiva, algo que, seg¨²n Le¨®n Moriche, provoca que, en muchos casos, los padres de estos alumnos matriculen a sus hijos en religi¨®n.
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