El ¨²ltimo estalinista
Las elecciones presidenciales en Bielorrusia, el ¨²nico pa¨ªs del Viejo Continente que no participa en las instituciones del Consejo de Europa, han estado plagadas de irregularidades, trampas y presiones al viejo estilo sovi¨¦tico. Los comicios no se pueden considerar libres ni justos, ni democr¨¢ticos sus resultados, seg¨²n la OSCE y otros observadores europeos. Recuerdan los m¨¦todos de Milosevic. Pero el vencedor, Alexandr Lukashenko, es un personaje que Occidente ha infravalorado y con el que tendr¨¢ que lidiar.
De 47 a?os, lleva los ¨²ltimos siete gobernando de forma dictatorial, con una Constituci¨®n confeccionada a medida y un sistema electoral totalmente manipulable. No sorprende que en los resultados oficiales haya arrasado con un 75,6% de los votos, aunque tampoco se puede negar que Lukashenko conecta con una parte de esta sociedad postsovi¨¦tica, frente a una oposici¨®n que tiene que modernizarse. Lo ¨²nico bueno de este proceso electoral es que, pese a una econom¨ªa estancada y falta de reformas en profundidad, en Bielorrusia est¨¢ surgiendo una sociedad civil pluralista, en la Universidad o en el movimiento sindical. Pero Lukashenko trata de amordazarla con los peores m¨¦todos policiales de amedrentamiento del KGB.
Los seguidores del segundo en la liza, el sindicalista Vlad¨ªmir Gonch¨¢rik, que obtuvo el 15,4% de los votos sin haber podido hacer campa?a, conf¨ªan en hacer caer a Lukashenko como a Milosevic. Pero el presidente cuenta con numerosos resortes; entre ellos, la simpat¨ªa de Rusia, pa¨ªs con el que propone una uni¨®n, popular entre la poblaci¨®n. Ayer suaviz¨® el discurso antioccidental de su campa?a electoral y se mostr¨® dispuesto a colaborar. Aunque s¨®lo tenga 10 millones de habitantes, Bielorrusia ocupa una posici¨®n estrat¨¦gica para el transporte de energ¨ªa de Rusia. Lukashenko, el ¨²ltimo dictador estalinista, puede convertirse en algo m¨¢s que una china en el zapato para Occidente.
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