En busca de la herencia ¨¢rabe
La edici¨®n de 'La Alpujarra' resalta el valor de los libros de viajes de Pedro Antonio de Alarc¨®n
El regreso a su localidad natal, la pasada primavera, de los restos del escritor Pedro Antonio de Alarc¨®n (Guadix, Granada, 1833-Valdemoro, Madrid, 1891) devolvi¨® un protagonismo ef¨ªmero al autor de El sombrero de tres picos. El alcalde accitano, Jos¨¦ Luis Hern¨¢ndez, defini¨® entonces a Alarc¨®n como 'la figura m¨¢s insigne de Guadix'.
Este hecho no parec¨ªa, sin embargo, que fuera a atraer demasiados lectores a una obra que, a juicio de muchos, est¨¢ definitivamente anclada en el siglo XIX. Es obvio que novelas como El esc¨¢ndalo, El Ni?o de la Bola, El capit¨¢n Veneno o El sombrero de tres picos no han aguantado el paso del tiempo con la fuerza y frescura de la obra de otros escritores decimon¨®nicos como Larra o Gald¨®s.
Con todo, la literatura de viajes de Alarc¨®n quiz¨¢s haya podido resistir mejor el embate del tiempo. Su reflejo de un mundo desaparecido, de unas formas de vida muertas sobre las que se sustenta el presente, refuerza el atractivo de un libro como La Alpujarra, que, tras ser publicado en 1873, ha reeditado Miraguano Ediciones en Madrid. El hecho de que Las Alpujarras sea hoy en d¨ªa una de las comarcas espa?olas m¨¢s refractarias al desarrollismo de las ¨²ltimas d¨¦cadas a?ade inter¨¦s al libro.
Jos¨¦ Javier Fuente, editor de Miraguano, recalca el papel de Alarc¨®n en el desarrollo de un g¨¦nero -la literatura de viajes- que, posteriormente, alcanza cotas notables en la obra de autores como Camilo Jos¨¦ Cela. 'Probablemente Alarc¨®n inicia la literatura de viajes en Espa?a en t¨¦rminos de gran difusi¨®n y best seller', se?ala el editor.
Fuente recuerda el ¨¦xito de p¨²blico que tuvo su libro De Madrid a N¨¢poles en 1861 o la importancia de Viajes por Espa?a. El escritor de Guadix describe en La Alpujarra el coraz¨®n de Sierra Morena, lugar donde cree hallar los ¨²ltimos rescoldos de unas tradiciones populares en trance de perecer.
Un humorista escribi¨® en una ocasi¨®n que se empieza de incendiario y se acaba de bombero. A Alarc¨®n se le podr¨ªa aplicar esta m¨¢xima. Su feroz anticlericalismo y sus ansias reformistas de juventud quedaron convertidas en unos cuantos a?os en un rancio conservadurismo de cat¨®lico a machamartillo y partidario de la restauraci¨®n. Por ello, las p¨¢ginas de La Alpujarra aparecen salpicadas de abundantes indicios de su talante conservador. El se?or paternalista y reaccionario que era entonces Alarc¨®n ve con horror c¨®mo 'un vientecillo glacial que viene de los desiertos del ate¨ªsmo' contamina a los pobres, que 'est¨¢n tristes, hura?os y como rencorosos'.
Fuente resalta que Las Alpujarras siguen siendo muy poco conocidas en la actualidad. 'Es un territorio desconocido por el turista habitual de interior. Una visita a Las Alpujarras sorprende al viajero porque es una zona incre¨ªblemente bella', afirma el editor de Miraguano.
Fuente incide en la b¨²squeda que efect¨²a Alarc¨®n de los ¨²ltimos recuerdos de la herencia ¨¢rabe en Espa?a. 'Lo que m¨¢s hace Alarc¨®n es idealizar. Encuentra elementos que le parecen o son verdaderamente de ra¨ªz ¨¢rabe. Hace un an¨¢lisis idealista, rom¨¢ntico, de esos restos. Los pasa por un curioso tamiz ideol¨®gico: el conservadurismo que abraz¨® tras su juventud', asevera Fuente.
'Alarc¨®n empez¨® siendo un revolucionario loco y acab¨® defendiendo las monarqu¨ªas y las posturas m¨¢s derechistas. Este juego -de idealismo rom¨¢ntico, de idealizaci¨®n de lo ¨¢rabe- que se trae entre manos Pedro Antonio de Alarc¨®n es muy interesante', dice el editor.
En este sentido, Fuente evoca el valor notable de la recreaci¨®n que hace el escritor de las rebeliones moriscas de Ab¨¦n Humeya y Ab¨¦n Aboo durante el reinado de Felipe II. El editor intenta poner en su contexto el rechazo de Alarc¨®n a extender el liberalismo a las clases populares. 'Alarc¨®n introduce unos comentarios poniendo en cuesti¨®n ese tipo de avances entre el pueblo. Es una contradicci¨®n tipiqu¨ªsima de los liberales en la Espa?a del siglo XIX', afirma.
Fuente insiste en el ¨¦xito de la obra en una ¨¦poca en que 'hab¨ªa muy pocos libros que alcanzaban grandes tiradas'. Tampoco puede olvidar la influencia que pudo ejercer este libro en la obra de Gerald Brenan, otro gran conocedor de Las Alpujarras. 'Alarc¨®n, de alguna manera, le inspira a Brenan su proyecto literario. Pero, luego, los textos de Brenan no tienen nada que ver con los de Alarc¨®n', concluye Fuente.
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