Zaplana rinde cuentas en un momento de inflexi¨®n
Eduardo Zaplana rinde cuentas de su gesti¨®n a las Cortes Valencianas en el ecuador de su primera legislatura con mayor¨ªa absoluta en un momento de inflexi¨®n. Hubo un tiempo en que el PP viv¨ªa en 'estado de gracia', como subray¨® el propio presidente de la Generalitat en alguna reuni¨®n de partido. Pero las cosas han cambiado. Los indicadores econ¨®micos empiezan a flaquear. El esc¨¢ndalo del caso Gescartera pone en entredicho las esencias de la renovaci¨®n democr¨¢tica que elev¨® al PP a las mayor¨ªas absolutas que disfruta en el Gobierno y la Generalitat y, adem¨¢s, tiene una sorprendente derivaci¨®n valenciana debido al todav¨ªa inexplicado nombramiento de Jaime Morey como asesor de la presidencia. Finalmente, la sucesi¨®n de atentados que arrasaron ayer la catedral del capitalismo mundial en Nueva York y sembraron de llamas el Pent¨¢gono, la sede de la defensa de Estados Unidos, generan una incertidumbre que el sistema productivo valenciano, sensible como pocos a la coyuntura internacional, no podr¨¢ pasar por alto. Dadas las circunstancias, ?qu¨¦ cuentas rendir¨¢ hoy el presidente?
El crecimiento econ¨®mico no se ha detenido, pero el vertiginoso descenso del paro durante los a?os pasados ha entrado en una fase de estancamiento a pesar de la reciente asunci¨®n de las competencias activas de empleo por parte del Consell. El sector tur¨ªstico parece haber tocado techo al margen de las millonarias inversiones destinadas a levantar Terra M¨ªtica. Y la deuda financiera de la Generalitat rebasa el bill¨®n de pesetas: por primera vez en la historia reciente de la Espa?a de las autonom¨ªas, los valencianos son los primeros deudores per c¨¢pita del conjunto del Estado.
El nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica pactado con el Estado responde s¨®lo en parte al modelo dibujado por Zaplana hace dos a?os y su bondad est¨¢ relacionada con la evoluci¨®n de la econom¨ªa valenciana.
La capacidad financiera para afrontar el coste de los servicios p¨²blicos ha sido insuficiente y amenaza con seguir si¨¦ndolo. La Generalitat ha instituido una nueva empresa p¨²blica para construir los colegios necesarios para adaptar la oferta p¨²blica al mapa escolar presentado por el Consell en 1996. Los fondos destinados a conciertos con empresas educativas privadas han mermado la inversi¨®n directa en infraestructuras escolares. La nueva empresa aparece como soluci¨®n de emergencia que trasladar¨¢ su coste a futuros gobiernos regionales.
La constituci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua es el gran logro del Consell en materia cultural, aunque la reciente pol¨¦mica sobre los contenidos m¨ªnimos de los libros de texto de literatura ha agitado una pol¨¦mica que parec¨ªa desterrada.
Los sucesivos brotes de legionela que ha sufrido la localidad de Alcoy, la frustrada comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n al respecto y los recientes fallecimientos de seis enfermos del ri?¨®n despu¨¦s de someterse a un tratamiento de di¨¢lisis en una cl¨ªnica concertada de Valencia son foco ineludible de la gesti¨®n sanitaria. Los planes para humanizar la atenci¨®n al paciente o la falta de concreci¨®n sobre el futuro de los grandes hospitales de referencia han quedado en segundo plano ante episodios dram¨¢ticos que afectan a la vida de las personas.
Iniciativas legislativas como la regulaci¨®n de las uniones de hecho han provocado duros choques con las autoridades eclesi¨¢sticas que el Consell ha salvado con rigor democr¨¢tico, la renuncia de alg¨²n director general y la sorprendente abstenci¨®n de los socialistas en las Cortes.
El ¨¢rea de servicios sociales ha optado por practicar la pol¨ªtica para paliar la escasez de recursos y ha desarrollado un programa para construir residencias de mayores que combina el negocio privado con la asistencia p¨²blica. Ahora falta plasmarlo.
La anunciada convocatoria de ofertas de empleo p¨²blico para reducir la precariedad laboral entre los trabajadores de la Administraci¨®n auton¨®mica ha roto una din¨¢mica perversa en el seno de la funci¨®n p¨²blica que, durante cinco largos a?os, ha crecido por designio pol¨ªtico al margen de los m¨¦ritos profesionales.
El acuerdo entre cuatro presidentes auton¨®micos y el Estado sobre el trazado de un tren de alta velocidad entre Madrid y las tres capitales de la Comunidad Valenciana y el proyecto estatal para trasladar agua del Ebro al litoral mediterr¨¢neo constituyen dos bazas en materia de Obras P¨²blicas. Pero en ambos casos, la responsabilidad es del Estado.
El Consell ha forzado un remedo de la iniciativa ministerial al aprobar el trasvase entre el J¨²car y el Vinalop¨® y ha apostado por la depuraci¨®n de aguas. Tambi¨¦n se ha empe?ado en completar el metro de Valencia. Pero a¨²n tiene pendiente un modelo de ordenaci¨®n del territorio anunciado hace a?os y muestra debilidad en materia urban¨ªstica.
La pol¨ªtica declarativa en medio ambiente no se detiene. M¨¢s y m¨¢s zonas son protegidas nominalmente, pero el cat¨¢logo de humedales sigue pendiente.
Los apagones en diversos puntos tur¨ªsticos de la costa durante el pasado verano ponen de manifiesto la insuficiencia de los canales de distribuci¨®n energ¨¦tica que, en territorio valenciano, controla en r¨¦gimen de monopolio la compa?¨ªa Iberdrola.
Los proyectos para paliar el d¨¦ficit energ¨¦tico, como el plan e¨®lico, han sido desbordados por la batalla desatada entre Iberdrola y Uni¨®n Fenosa para lograr la autorizaci¨®n para construir una planta regasificadora en Castell¨®n o Sagunto.
La pugna entre las dos grandes empresas energ¨¦ticas ha provocado la mayor¨ªa de las apariciones p¨²blicas del vicepresidente primero del Consell, desaparecido a otros efectos.
Lo mismo que el segundo, impulsor del desarrollo de las nuevas tecnolog¨ªas y del fomento de la investigaci¨®n en la 'legislatura del I+D', que ha cedido ambos retos a un subsecretario.
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