La mujer que ya no hace planes
Alicia Hornos nunca fue muy afortunada y tras el crimen de su hija Roc¨ªo se embuti¨® en el color negro
Alicia Hornos tiene un andar lento y cabizbajo, t¨ªpico de los que arrastran una pena. Su dolor tiene nombre y apellido: Roc¨ªo Wanninkhof. Desde que su hija fue asesinada, es la sombra de lo que alg¨²n d¨ªa fue; una mujer guapa y moderadamente feliz.
Nacida en Arroyo del Ojanco (Ja¨¦n), el 2 de diciembre de 1950, Alicia nunca fue demasiado afortunada. De jovencita ten¨ªa que alternar la recogida de la aceituna en el campo de su padre con el trabajo como gobernanta en un hotel de Ibiza durante el verano. Hasta all¨ª se trasladaba con su madre y su hermana Josefina para completar un salario que siempre se antojaba escaso para una familia numerosa como la suya. Era la ¨¦poca en que a¨²n se llamaba Hilaria, su verdadero nombre. Despu¨¦s, por coqueter¨ªas de adolescente, decidi¨® cambiar por otro m¨¢s moderno.
Entonces no ten¨ªa la mirada triste, como ahora. Era joven y estaba enamorada. En el hotel al que iba a trabajar cada verano hab¨ªa conocido a un holand¨¦s, Guillermo Wanninkhof, con el que se cas¨® poco despu¨¦s de cumplir los 24 a?os. Cuando a su marido le ofrecieron un empleo en un hotel de Torremolinos, la pareja no se lo pens¨® y se instal¨® en la Costa del Sol. Pronto nacieron Guillermo, Rosa y Roc¨ªo. Pero el matrimonio no dur¨® mucho. Aunque en los papeles la uni¨®n se prolong¨® algo m¨¢s, en realidad la convivencia s¨®lo fue de ocho a?os.
Paradojas de la vida: fue a trav¨¦s de su marido que intim¨® con Dolores V¨¢zquez. Ahora ¨¦sta se sienta en el banquillo, acusada de la muerte de su hija. Despu¨¦s, cuando el matrimonio Wanninkhof-Hornos hac¨ªa aguas, la casa de Loli se convirti¨® para ella en un refugio. En el juicio, Alicia declar¨® que fue el temor a una agresi¨®n de su marido lo que la empuj¨® a ir con frecuencia a aquella vivienda, a la que acab¨® mud¨¢ndose con sus tres hijos.
La relaci¨®n que surgi¨® fue algo m¨¢s que una amistad. 'A m¨ª las mujeres no me gustan, no s¨¦ lo que pas¨® con ella. La ve¨ªa y me daba algo en el est¨®mago', confiesa con un gesto dulce, triste y no exento de culpa. Desde 1982 hasta 1988 la armon¨ªa fue perfecta. Alicia altern¨® trabajos de camarera de piso en hoteles de la costa con el desempleo, un puesto de pescado y la crianza de los hijos.
Dominaci¨®n
No eran malos tiempos. Sin saber leer ni escribir, confiaba la educaci¨®n de los cr¨ªos a Dolores y la dejaba hacer. Al menos por lo que atestigu¨® ante el jurado, la acusada mantuvo con ella una relaci¨®n m¨¢s de dominaci¨®n que de afecto. 'Loli no quiere a nadie, nada m¨¢s que a s¨ª misma', dijo en el juicio y son¨® m¨¢s a reproche que a descripci¨®n psicol¨®gica de quien se sienta en el banquillo.
En 1988, Alicia vendi¨® la casa en la que hab¨ªa vivido con su ya ex marido, Dolores hizo lo mismo con la suya y compraron El Retiro, un coqueto chalet en la Cala de Mijas. La propiedad de este inmueble no est¨¢ clara. Seg¨²n la acusada, es suyo. Alicia no figura en las escrituras, pero dice que aport¨® casi la mitad de lo que entonces costaba la vivienda. Estas cuestiones materiales fueron incluso motivo de desavenencias entre ambas.
La felicidad en la nueva casa no dur¨® mucho. A¨²n as¨ª, la familia convivi¨® all¨ª m¨¢s de cinco a?os. Cuando los ni?os se hicieron mayores y las relaciones se volvieron insostenibles, Alicia decidi¨® marcharse. Alquil¨® una vivienda no muy lejos de all¨ª para que sus hijos estuvieran cerca de los amigos y se mudaron. Empez¨® clases de adultos, se puso a echar horas como limpiadora, y un tiempo despu¨¦s rehizo su vida con un hombre. Con los ni?os ya adolescentes, pod¨ªan irse cada dos por tres a bailar a una discoteca de Fuengirola. 'Nada de pasodobles, m¨²sica moderna', aclara con un atisbo de picard¨ªa en los ojos.
Pero la buena racha volvi¨® a quebrarse. El 9 de octubre de 1999 su hija Roc¨ªo desapareci¨®. Veinticuatro d¨ªas m¨¢s tarde perdi¨® las esperanzas de encontrarla con vida. Hab¨ªa aparecido su cad¨¢ver. Profundamente creyente, Alicia Hornos lleg¨® a reprocharle a Dios el haberle arrancado a su hija. Entonces su aspecto se volvi¨® m¨¢s fr¨¢gil. Su pelo, que a?os atr¨¢s llevaba con moldeadores para estar m¨¢s atractiva, qued¨® reducido a una simple coleta. Se embuti¨® en color negro y volvi¨® a su pueblo natal, donde enterr¨® a su hija.
El 7 de septiembre de 2000, su ex pareja fue detenida como supuesta autora de la muerte de la joven. Fue en El Retiro, el techo que cobij¨® a la familia V¨¢zquez Hornos, como una vez escribi¨® Roc¨ªo en su diario. Muchos golpes y todos juntos. Tal vez por eso ella dice que ya no hace planes. 'Es que todo lo que planeo me sale mal...', justifica con pesimismo.
Dos a?os despu¨¦s de aquel fat¨ªdico s¨¢bado de septiembre, Hilaria/Alicia reparte el tiempo entre cuidar a su padre, muy enfermo; lidiar para que se esclarezca la muerte de su hija y cumplir el rito de llevarle flores a su tumba. Vive de recuerdos y los suyos no son muy dulces. Pudo cambiarse el nombre, pero no pudo variar su destino.
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