Gente del coraz¨®n
Hubo la entrada mayor de la feria -tres cuartos- porque se acerc¨® gente del coraz¨®n. De la media entrada del d¨ªa anterior a los tres cuartos del d¨ªa de autos, el bloque resultante corresponde a las gentes fieles seguidoras de las revistas del coraz¨®n, que hab¨ªan acudido como un solo hombre. A lo mejor ser¨ªa m¨¢s exacto decir como una sola mujer. Pero, en fin, no hay datos fehacientes al respecto.
El reclamo lo constitu¨ªa la terna completa de matadores -Ortega Cano, Jesul¨ªn de Ubrique y Rivera Ord¨®?ez-, cuyas peripecias civiles (no las taurinas) llenan cada semana numerosas p¨¢ginas y espacios televisivos de las revistas del coraz¨®n.
Hab¨ªa corrido la voz de que ir¨ªa a barrera Roc¨ªo Jurado, esposa de Ortega Cano, y esta circunstancia elev¨® la expectaci¨®n de la corida. Sin embargo, Roc¨ªo Jurado no acudi¨® y Ortega Cano tampoco, por una lesi¨®n de rodila que al parecer padece. Y le sustituy¨® Juan Mora, que en las revistas del coraz¨®n no aparece nunca (quiz¨¢ por car¨¢cter y por convicci¨®n, aunque tambi¨¦n podr¨ªa ser por feo) y, sin embargo, fue el que le ech¨® m¨¢s empe?o al coraz¨®n para ganarse las orejas y obtener un triunfo leg¨ªtimo.
No se trata de jugar con las palabras: al coraz¨®n torero nos referimos, que es lo importante en las corridas de toros. Luci¨® poco con su primero, pese a que lo dobl¨® por bajo ganando terreno hacia los medios y aplicando una arrobadora torer¨ªa. Y en el cuarto, un pastue?o ejemplar de m¨¢s de 600 kilos (aunque no lo parec¨ªa), se hart¨® de torear.
Volvi¨® Juan Mora a instrumentar bellas y hondas las dobladas, ensay¨® el natural y cuaj¨® excelentes derechazos, algunos dotados de arte excelso.
No le falt¨® a Juan Mora la afectaci¨®n pinturera, que es uno de sus conocidos recursos. El teatro de la aflamencada pinturer¨ªa lo borda. Mas prevaleci¨® la acabada construcci¨®n lidiadora, la buena t¨¦cnica para ejecutarla, el gusto est¨¦tico y algunos soplos de arte inconmensurable. Mat¨® de un bajonazo y no le debieron dar las dos orejas. Pero se las dieron. Y casi se debi¨® agradecer, pues marcaba la distancia abismal que hab¨ªa entre su toreo y el pegapasismo vulgar, mon¨®tono e interminable de Jesul¨ªn de Ubrique. Un pegapasismo montaraz premiado con otras dos orejas, si bien se sospecha que la gente las pidi¨® por la pasi¨®n que la vida privada de Jesul¨ªn despierta en los corazones, no por sus m¨¦ritos t¨¢uricos.
Rivera Ord¨®?ez, a quien correspondieron dos inv¨¢lidos absolutos (de aut¨¦ntico esc¨¢ndalo), estuvo desastroso en el tercero y sac¨® pundonor en el sexto, al que recibi¨® tir¨¢ndole dos largas cambiadas y lo lance¨® suavemente a la ver¨®nica. Claro que no hubo faena ni nada, a pesar de lo cual parte del p¨²blico pidi¨® la oreja con descomunal vehemencia. Parec¨ªa que en la oreja para Rivera le iba la vida. No obstante, el presidente la deneg¨® y los fan¨¢ticos admiradores de su ejecutoria social se llevaron un disgusto. Alguno hasta pudo padecer trastornos card¨ªacos por eso. Pero no: calla, coraz¨®n. Y toquemos madera.
Triunfo de Jos¨¦ Tom¨¢s
Por otra parte, Jos¨¦ Tom¨¢s sali¨® a hombros en la corrida de ayer en Valladolid, informa Tom¨¢s Blanco.Tres cuartos de entrada. Se lidiaron toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez, sin presencia, flojos y mansos. Joselito, ovaci¨®n y palmas. Jos¨¦ Tom¨¢s, oreja en los dos. Javier Casta?o, palmas y silencio.
Salamanca. Media entrada. Cuatro toros de Jandilla y dos de Charro de Llen, desiguales, informa Perel¨¦tegui.Andr¨¦s S¨¢nchez, aplausos; aviso y divisi¨®n. V¨ªctor Puerto, aplausos; divisi¨®n y saludos. Juan Diego, aviso y ovaci¨®n; ovaci¨®n.
Albacete.Lleno. Cinco toros de Torrestrella y uno de Carlos N¨²?ez, dificultosos, informa Efe. Enrique Ponce, aviso y oreja; aviso y ovaci¨®n. Manuel Caballero, tres orejas. Abraham Barrag¨¢n, que tom¨® la alternativa, aviso y ovaci¨®n; dos orejas.
Babelia
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