?Choque de civilizaciones? 1
Blair y Schr?der, pr¨ªncipes de la tercera v¨ªa, aprovecharon sus respectivas condenas al ataque terrorista que asol¨® Estados Unidos anteayer para airear los preceptos del 'intervencionismo humanitario', que, como hemos visto, tiene mucho de lo primero y bastante poco de lo segundo. En sus comienzos, esta doctrina bebi¨® de fuentes te¨®ricas tan dudosamente cient¨ªficas como el choque de civilizaciones, de Samuel Huntington, que est¨¢ viviendo en estas horas una inmerecida rehabilitaci¨®n. Huntington, que en su d¨ªa fue un ferviente defensor de la participaci¨®n norteamericana en Vietnam, e incluso asesor de la Casa Blanca durante aquella guerra, public¨® a principio de los noventa un art¨ªculo y luego un libro con el t¨ªtulo de su principal tesis, El choque de las civilizaciones. Su an¨¢lisis pretende demostrar que los conflictos que desgarran al mundo actual empiezan a ser culturales, y ya no tanto econ¨®micos o pol¨ªticos, y para ello, a grandes rasgos, invoca la hipot¨¦tica lucha de valores entre las distintas civilizaciones o culturas en que se divide el mundo, muy crucialmente entre nuestra acomodada civilizaci¨®n occidental y la tradici¨®n isl¨¢mica. De ah¨ª la importancia de Huntington hoy: este acad¨¦mico de la guerra fr¨ªa ha conseguido articular de la manera m¨¢s formal y flexible una tendencia presente desde la primera crisis del petr¨®leo, y particularmente de moda a finales de los a?os ochenta: la equiparaci¨®n del mundo ¨¢rabe con el imperio del mal.
Pero volviendo a los atentados, las im¨¢genes del ataque sobre Manhattan demuestran, a pesar de la euforia desatada por los ide¨®logos de la globalizaci¨®n en los ¨²ltimos a?os, que la aldea global est¨¢ sumida en cruentos conflictos que nada tienen de virtuales. Estos conflictos son hist¨®ricos (y no nuevos), son econ¨®micos y pol¨ªticos (y no culturales), y aun despu¨¦s del 11 de septiembre quedan mejor representados por las fotos de Sebasti?o Salgado, por ejemplo, que por las im¨¢genes que la CNN export¨® anteayer a todo el mundo. La nueva guerra del siglo XXI seguir¨¢ siendo la vieja lucha contra la desigualdad.
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