Clases de Religi¨®n
Discrepo de quienes se empe?an en hacer an¨¢lisis teol¨®gicos y aun jur¨ªdicos del caso de los profesores de religi¨®n expulsados de la casa del Padre. Sin querer, creo que le siguen el juego a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, incluidos los sedicentes cristianos de base y te¨®logos progresistas, que llevan toda la vida discrepando verbalmente de una estructura f¨¦rreamente autoritaria que, a la hora de la verdad, no se atreven a conmover en lo m¨¢s m¨ªnimo.
La cosa es mucho m¨¢s cruda y empieza, como tantas otras, en el pan nuestro de cada d¨ªa, vaya por Dios. Mientras el n¨²mero de alumnos crec¨ªa y crec¨ªa, la Iglesia no tuvo m¨¢s remedio que facultar a ciertos seglares para impartir esa oscura materia en los centros p¨²blicos. Pero el alumnado no hace m¨¢s que decrecer (este a?o diez mil menos, s¨®lo en Andaluc¨ªa), y los celosos pastores se deben en primer lugar a las ovejas m¨¢s fieles de su reba?o. El hecho de que nuestra comunidad est¨¦ presentando los casos m¨¢s sonados de 'reajustes' (cuatro hasta ahora, tres de ellos mujeres, atenci¨®n), es consecuencia l¨®gica de una abundancia de otros tiempos de catequistas seglares, a los que ahora es preciso ir 'jubilando' con variados pretextos metaf¨ªsicos. As¨ª dejan sitio a los m¨¢s d¨®ciles transmisores de la doctrina y, de paso, limpian el redil de ovejas negras. Pero en el fondo, es la misma explicaci¨®n que tienen otros conflictos de educaci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado: la disputa por una clientela cada vez m¨¢s escasa.
En este punto, tal vez convenga a la ciudadan¨ªa no informada conocer qu¨¦ es lo que ocurre generalmente en los centros p¨²blicos con esas presuntas clases de religi¨®n, y con las no menos presuntas 'alternativas a la religi¨®n'. O lo que es lo mismo, en qu¨¦ se pierden nuestros dineros de la manera m¨¢s tonta. (Cien mil millones anuales, en toda Espa?a, como parte de una bolsa de 500.000 que el Estado entrega a esta poderosa maquinaria ideol¨®gica, y encima en una suerte de burbuja o para¨ªso fiscal, buen suced¨¢neo del otro). La din¨¢mica regular de las verdaderas asignaturas ha convertido las horas de religi¨®n en un ejercicio pasajero de sociolog¨ªa a lo divino, del que los alumnos salen regularmente agraciados con sobresalientes y notables sin tasa, por el mero hecho de asistir. Es como si los curas se pusieran a repartir golosinas a la puerta de sus templos (cosa que, por cierto, ser¨ªa bastante m¨¢s l¨ªcita en un Estado laico). Ello prueba, sin necesidad de m¨¢s an¨¢lisis, que una cosa es impartir conocimientos y otra bien distinta captar adeptos para una causa, sea cual sea. Las otras horas de 'Alternativa a la religi¨®n', o de 'Cultura religiosa', que han de recibir los no elegidos, se han convertido con el tiempo en unos err¨¢ticos paseos por la nada, simples comodines para cuadrar horarios de los dem¨¢s profesores. Y lejos de resolver el conflicto de fondo, lo agudiza, pues en muchos centros -sobre todo en los pueblos, donde la inercia social del catolicismo puede mucho- se?ala innecesariamente a los pobres ni?os cuyos padres ir¨¢n al Infierno sin remedio. Esa es la verdad del caso, como lo es que todo esta mugre no se habr¨ªa agitado si el marido de Resurrecci¨®n Galera hubiese pasado por ventanilla del Vaticano, a pagarse una anulaci¨®n por la Rota, como Dios manda. Gracias.
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