'Soy el siguiente objetivo de Bin Laden'
Benazir Bhuto, ex primera ministra de Pakist¨¢n entre octubre de 1993 y noviembre de 1996 y entre noviembre de 1988 y agosto de 1990, lidera la mayor formaci¨®n de la oposici¨®n paquistan¨ª, el Partido Popular Paquistan¨ª (PPP). Bhuto asegura desde su exilio en Gran Breta?a que ella es 'el siguiente objetivo de Osama Bin Laden'.
Pregunta. ?Puede Occidente confiar en el actual r¨¦gimen paquistan¨ª como aliado en esta guerra contra el terror?
Respuesta. Es correcto que Islamabad apoye la batalla contra el terrorismo. El problema es ¨¦ste: Islamabad tiene en la actualidad un r¨¦gimen militar que carece de base popular. Se centra en exprimir a los grupos moderados y permitir el libre reinado de los elementos protalib¨¢n. La cuesti¨®n que tiene en vilo al p¨²blico paquistan¨ª es si el r¨¦gimen har¨¢ lo que dice.
'Las repercusiones de la guerra afgana contra la ocupaci¨®n hicieron que mi pa¨ªs dejase de ser progresista'
'Soy creyente y conf¨ªo en Dios. Quiero que los paquistan¨ªes prosperen con el resto del mundo'
P. ?Cu¨¢les son los l¨ªmites del apoyo paquistan¨ª a un ataque contra Bin Laden, y quiz¨¢ contra los talib¨¢n, sin causar una reacci¨®n violenta entre la opini¨®n p¨²blica y en el mundo musulm¨¢n?
R. Si el objetivo es la captura y el juicio de Bin Laden, es factible, dada la voluntad de Islamabad. Si el objetivo es un r¨¢pido ataque terrestre para reemplazar a los talib¨¢n, podr¨ªa complicarse. Si es lanzar ataques a¨¦reos, que los talib¨¢n pueden resistir en el terreno tan monta?oso del pa¨ªs, podr¨ªa ser largo. Hay otra soluci¨®n para conseguir el mismo fin: una mezcla de medidas pol¨ªticas y militares.
P. ?Y sobre el apoyo prestado por el aparato de seguridad de Islamabad?
R. Ese aparato est¨¢ plagado de partidarios de los talib¨¢n. Por dos veces desestabilizaron mi Gobierno. Si mi Gobierno segu¨ªa una pol¨ªtica, el Estado dentro del Estado se adher¨ªa a otra. Cuando me quej¨¦ al jefe militar de un oficial poco fiable, no lo sustituy¨®. Cuando se produjo un levantamiento en Karachi, mi Gobierno recibi¨® muy poca informaci¨®n secreta espec¨ªfica del aparato de seguridad. Tuve que sacar a los militares y establecer un control civil total para acabar con el levantamiento. El r¨¦gimen militar carece de un servicio de espionaje pol¨ªtico. Depende totalmente del aparato de seguridad. El general Musharraf podr¨ªa decir que apoya la coalici¨®n internacional contra el terrorismo y que va a prestar su ayuda. El reto para ¨¦l es demostrar que puede traducir la pol¨ªtica estatal en acci¨®n estatal. La cuesti¨®n de las repercusiones para el mundo musulm¨¢n es importante. Ahora mismo se est¨¢n produciendo cuatro debates internacionales. Son la militancia, la libertad, Palestina y la emancipaci¨®n econ¨®mica. Los militantes intentar¨¢n arrastrar a Palestina al debate sobre el terrorismo. Si se mantiene el alto el fuego en Oriente Pr¨®ximo, las repercusiones para el mundo musulm¨¢n ser¨¢n f¨¢ciles de contener.
P. Pakist¨¢n era un Estado progresista. ?C¨®mo ha podido volverse tan partidario de los talib¨¢n, tan retr¨®grados?
R. Las repercusiones de la guerra afgana contra la ocupaci¨®n extranjera hicieron que mi pa¨ªs dejase de ser progresista. Los generales que participaron en la yihad isl¨¢mica con EE UU creyeron que hab¨ªan derrotado a una superpotencia y pod¨ªan derrotar a otra. Desestabilizaron los Gobiernos democr¨¢ticos de Pakist¨¢n. Mientras en p¨²blico hablaban de que Afganist¨¢n daba profundidad estrat¨¦gica a Islamabad, secretamente, Islamabad se convirti¨® en el interior de Afganist¨¢n.
P. ?Qu¨¦ hace que los musulmanes moderados y extremistas est¨¦n tan enfadados y resentidos con EE UU?
R. Los extremistas musulmanes est¨¢n enfadados por problemas locales. La cuesti¨®n internacional m¨¢s grave es el conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Es el factor aislado m¨¢s inflamable. Los paquistan¨ªes se oponen a los talib¨¢n y a los partidos religiosos. Lo significativo es la influencia y la simpat¨ªa que los talib¨¢n despiertan en el Ej¨¦rcito, en los servicios secretos y en los pensionistas militares.
P. ?Cu¨¢l es, en su opini¨®n, la mejor forma de frenar el tipo de atentados como el cometido contra EE UU?
R. Cambiar el planteamiento y centrarse en Pakist¨¢n y su democratizaci¨®n. Es significativo que no se produjera ning¨²n ataque terrorista durante mis dos mandatos como primera ministra. Los extremistas estaban demasiado ocupados en derrocarme -para capturar Islamabad- como para concentrarse en el extranjero. Fue cuando el PPP fue depuesto por decreto, y la rama civil del aparato de seguridad lo suplant¨® mediante unas elecciones manipuladas, cuando se produjeron los ataques terroristas. Entre ellos se encuentran no s¨®lo los ¨²ltimos atentados, sino el anterior secuestro en Filipinas, los atentados de Bombay y Nueva Delhi, as¨ª como los de Kenia, Tanzania y Yemen.
P. Acept¨¦moslo. Islamabad es la yugular de Kabul, un pa¨ªs sin acceso al mar que est¨¢ en conflicto con todos sus vecinos. Si se limpia Islamabad, las fichas de domin¨® de los campamentos afganos comenzar¨¢n a rodar.
R. Para eso es necesaria una verdadera democracia, en lugar de la democracia de escaparate que existi¨® entre 1988 y 1999. Yo compart¨ª el poder con el aparato de seguridad a trav¨¦s del presidente durante ese periodo. Pero los extremistas hab¨ªan escapado. Osama no se atrevi¨® a ir a Kabul hasta que se tom¨® la decisi¨®n de deponerme, a mediados de 1996. Los talib¨¢n estaban atascados en el sur de Afganist¨¢n por nuestra pol¨ªtica exterior. S¨®lo cuando mataron a mi hermano, la tercera semana de septiembre de 1996, para deponer a mi Gobierno, consiguieron los talib¨¢n entrar unilateralmente en Kabul. Despu¨¦s del asesinato del l¨ªder de la resistencia afgana, Masud, a principios de este mes, es muy probable que yo sea el pr¨®ximo objetivo, porque puedo levantar al pueblo paquistan¨ª. Mi partido recibi¨® informaci¨®n sobre esto y escribi¨® a las autoridades. Osama lanz¨® a los extremistas contra m¨ª por primera vez en 1989. Dio 10 millones de d¨®lares para que se presentase una moci¨®n de confianza contra m¨ª. Algunos dicen que volvi¨® a Arabia Saud¨ª despu¨¦s de la retirada sovi¨¦tica, pero fue atra¨ªdo de nuevo al sur de Asia por los extremistas de Islamabad. Quer¨ªan que financiase mi derrocamiento. Por cierto, Ramzi Yusuf [el terrorista condenado por el primer ataque terrorista a las Torres Gemelas] tambi¨¦n intent¨® matarme dos veces para impedir que me convirtiese en primera ministra. Yo soy creyente. Conf¨ªo en Dios. Quiero que los paquistan¨ªes prosperen con el resto del mundo mediante las oportunidades econ¨®micas y la libertad pol¨ªtica. Por eso me apoya mi pueblo. Lucho por poner fin a las desgracias de los afganos. Si consiguen un Gobierno en el que conf¨ªen, podr¨¢n volver a su propio pa¨ªs. Est¨¢n viviendo en condiciones infrahumanas en campamentos de refugiados mientras unos fan¨¢ticos juegan a la pol¨ªtica. Mi Gobierno estuvo a punto de conseguirlo en noviembre de 1996. Conseguimos que todas las facciones designasen una comisi¨®n para establecer un Gobierno de base amplia. Tres d¨ªas despu¨¦s, me depusieron por decreto. Este cambio todav¨ªa se puede producir. Necesitamos el apoyo internacional para decirle al general Musharraf que ha llegado la hora de convocar unas verdaderas elecciones. La Comisi¨®n Electoral necesita una ayuda como la prestada a Sur¨¢frica para que pusiese fin a la segregaci¨®n. De no ser as¨ª, los elementos equivocados del aparato de seguridad har¨¢n lo mismo que hicieron en el pasado: constituir partidos pol¨ªticos, falsear las elecciones y convertir a mi pa¨ªs en reh¨¦n del odio y del terror que provoca.
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