Misterios y secretismo en Trinidad
A menos de 24 horas del comienzo de su partido decisivo (el que le enfrentaba a Argentina en la pasada madrugada), la selecci¨®n espa?ola sub 17 pudo finalmente centrarse en el f¨²tbol. Hasta entonces tuvo que centrarse en superar las lagunas organizativas de su federaci¨®n, huyendo de hotel inadecuado en hotel inadecuado. Por fin, el pasado martes a la noche, los chicos encontraron un alojamiento apropiado para un equipo de f¨²tbol. El mismo en el que desde el comienzo de la competici¨®n aloja a Brasil, Costa Rica, Om¨¢n y Croacia. Un lujoso establecimiento en el centro de la capital de Trinidad, Puerto Espa?a.
El primer hotel ten¨ªa incovenientes: la comida, una tremenda humedad que hac¨ªa chorrear agua por las paredes de las habitaciones, su apariencia de hospital de beneficencia... El segundo era 'a¨²n peor', confiesa uno de los miembros de la delegaci¨®n entre dientes, atrevi¨¦ndose a romper el secretismo que la Federaci¨®n ha impuesto sobre el particular y sobre las dem¨¢s penurias que los chicos est¨¢n soportando durante el Mundial.
'Me juego el puesto si hablo del hotel', suelta otro miembro de la delegaci¨®n. El segundo alojamiento era un rect¨¢ngulo verde de ventanas estrechas situado en un suburbio de las afueras de Puerto Espa?a al que se accede por una carretera flanqueada de puestos de fruta. El comedor presentaba un charco en el centro del suelo y la entrada es una estrecha garita. Las zonas de esparcimiento se limitaban a una televisi¨®n de bolsillo y un sof¨¢. El resto, un l¨®brego s¨®tano oscuro y vac¨ªo. Eso s¨ª, a pesar de su modestia, el hotel se convirti¨® en un b¨²nker contra la prensa: una angosta entrada vigilada por una polic¨ªa local con ¨®rdenes de no dejar pasar a nadie. 'Pasa, pasa si puedes', coment¨® desafiante el jefe de la delegaci¨®n al periodista de turno.
El descontento de los jugadores con los alojamientos llev¨® a uno de ellos a exagerar el tama?o de un peque?o lagarto rosa que descubri¨® en las habitaciones: 'med¨ªa medio metro'. El caso es que los chavales cada d¨ªa est¨¢n m¨¢s inc¨®modos. 'No estamos tristes s¨®lo por la derrota', comentan.
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