Casero hace sufrir a Sevilla en Aitana
El corredor del Kelme resiste a duras penas en el liderato tras una etapa ganada por el dan¨¦s M?ller
Klaus M?ller, un veterano ciclista dan¨¦s m¨¢s conocido por un pasado turbio que por las promesas de un gran futuro, se convirti¨®, ante la impotencia de los favoritos, en el primer ganador en la historia del alto de Aitana, un puerto de espectaculares vistas sobre el Mediterr¨¢neo, a la altura de Benidorm (Alicante), con ¨¢spero asfalto y mediana pendiente batida por el viento que se hizo imposible para el Chava Jim¨¦nez. La subida, aires de Tour en la cuneta, miles de aficionados, inspir¨® a Casero, quien hizo sufrir a Sevilla y le ara?¨® 16 de los 41 segundos en los que el l¨ªder del Kelme le aventaja en la clasificaci¨®n general.
La etapa fue un desastre, un caos t¨¢ctico. Pura contradicci¨®n. Los que salieron para atacar acabaron defendi¨¦ndose. Los que deb¨ªan sufrir hicieron da?o. Casero, en su l¨ªnea, y todos, todos, muy cansados. Los que m¨¢s, los l¨ªderes. La Vuelta la pueden ganar Casero o Sevilla. Pero ninguno ha ganado una etapa, ni ha marcado diferencias en ning¨²n terreno, ni ha mostrado su superioridad. S¨®lo son los l¨ªderes de la regularidad, los menos malos en una ronda en la que el que asoma la nariz revienta.
La teor¨ªa y el sentido com¨²n hablaban de un acuerdo t¨¢cito, de un pacto de conveniencia. Una pel¨ªcula rutinaria. So?aban Unzue y Belda: el Chava, el ¨²nico, el genuino, el incontenible, atacar¨¢ y a su rueda m¨¢gica se unir¨¢ Sevilla. Los dos se ir¨¢n lanzados mientras Casero, el diesel, el corredor pesado, el lento en la monta?a, se quedar¨¢ at¨®nito y clavado viendo alejarse la Vuelta. Ocurri¨® algo parecido, pero al rev¨¦s. Quien se clav¨® no fue Casero, sino Sevilla. Tambi¨¦n hubo un acuerdo de conveniencia entre el iBanesto.com y el Kelme, pero no para conquistar, sino para resistir. Y el Chava sigui¨® siendo ¨²nico y genuino, pero no incontenible. Y, para m¨¢s desperdicio, la flor y nata del ciclismo espa?ol, pura especulaci¨®n, exceso de frialdad, falta de fuerzas, se dej¨® levantar la etapa por el dan¨¦s.
Todo marchaba perfecto. El iBanesto.com, en plan mont Ventoux 2000, dispuesto a quemar las naves por la cuarta victoria del Chava y por el primer asalto serio a la general con el del Barraco de ariete. Ritmo de infierno, marcha de desgaste por el paisaje duro y trabajado del Alicante interior, entre terrazas y secarrales, piedras blancas. As¨ª todos, sin aliento, hasta que las antenas de Aitana empezaron a perfilarse contra el cielo. Sevilla, el jefe, le dijo a Pipe G¨®mez, su mejor trabajador, que se pasara por delante para echar una mano. Entonces, el Chava se hizo invisible. La espant¨¢. 'As¨ª soy yo, o todo o nada', dice. Al ver que sus piernas no andaban a ritmo de ganador, dimiti¨®, incapaz de sufrir siquiera para perder lo menos posible. Cedi¨® 12 minutos en 12 kil¨®metros. 'Y yo que quer¨ªa irme con ¨¦l para subir a gusto', se lament¨® Sevilla. Entonces, despu¨¦s de que los buscadores de la etapa se marcharan, aceler¨® Casero una vez. Sevilla tard¨® en llegar hasta ¨¦l, pero aguant¨®. Otra vez. Sevilla se qued¨® clavado. A su ritmo intent¨® hacer el resto de la subida, cinco kil¨®metros. Le salv¨® la vida finalmente Santi Blanco. El bejarano, que llevaba a Mercado a su rueda defendiendo el tercer puesto, alcanz¨® a Sevilla, a la deriva. Fue su salvavidas. El albacete?o se subi¨® al carro y aguant¨®. Casero tampoco acab¨® muy sobrado. Tanto esfuerzo por 16 segundos.
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