Educadores por la tolerancia
El colegio ejidense Solymar recibe el premio al M¨¦rito Educativo por su apoyo a la interculturalidad
'Aqu¨ª no tenemos inmigrantes, ni gitanos, ni payos. S¨®lo tenemos alumnos'. La aseveraci¨®n de Jos¨¦ Pascual Torres, director del centro Solymar, define por s¨ª sola la filosof¨ªa de un colegio donde, de los 400 alumnos matriculados este a?o, 150 son gitanos y 71 inmigrantes.
El Solymar es un colegio con alcurnia. Se inaugur¨® en 1970 y est¨¢ ubicado en Matagorda, una de las muchas barriadas del municipio almeriense de El Ejido. Actualmente tiene una plantilla con 30 profesores.
Desde el principio, sus profesores han sido su mejor aval. Ellos fueron los que se percataron de la constante llegada de alumnos procedentes de otros pa¨ªses, fueron los que sacrificaron su tiempo para tratar de dar una respuesta inmediata al escolar inmigrante y son los que ahora recogen merecidos reconocimientos como el premio al m¨¦rito educativo que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n les concedi¨® a finales del pasado curso.
'Siempre hemos tenido muchos alumnos gitanos. Est¨¢bamos acostumbrados a trabajar en educaci¨®n compensatoria, hasta que a principios de los noventa nos empezaron a llegar los primeros alumnos inmigrantes', explica Jos¨¦ Pascual.
Entonces fue cuando el claustro tuvo que agudizar la imaginaci¨®n y tomar partido por lo que promet¨ªa ser un futuro de interculturalidad en el que ellos, como educadores, estaban directamente implicados.
El desconocimiento del idioma de los alumnos extranjeros era uno de los principales problemas. Eso lo intentaron, y lo intentan, superar con mucha voluntad, con el apoyo que suponen la aulas temporales de adaptaci¨®n ling¨¹¨ªstica y con la complicidad de toda la comunidad educativa, empezando por los juegos en el patio entre aut¨®ctonos y extranjeros. 'Hay una profesora que se encarga de atender a los alumnos inmigrantes durante una hora al d¨ªa para ayudarles a conocer nuestro idioma. Y los ni?os, son ni?os, y todos juegan juntos en el recreo', explica el director.
En los ¨²ltimos a?os la Administraci¨®n andaluza ha apostado por la integraci¨®n de los alumnos inmigrantes en los colegios. Pero, aunque el pudor les impide reconocerlo, los verdaderos art¨ªfices de la buena marcha los colegios considerados multiculturales son los profesores.
De la cabeza de uno de los docentes del Solymar sali¨® la idea de que el peri¨®dico escolar se imprimiera en castellano, rumano y ¨¢rabe, las tres lenguas predominantes en un centro donde se escuchan hasta ocho idiomas distintos.
Al ingenio de otro miembro del claustro se debe la idea del libro viajero. Una propuesta tan sencilla como eficaz. El libro viajero no es m¨¢s que un mont¨®n de folios en blanco que a principio de curso empieza a circular entre los alumnos. Todos tienen la oportunidad de contar su peque?a historia en esas p¨¢ginas, cada uno en su idioma. A final de curso, todas las historias que recoge el libro se leen en las clases.
Jos¨¦ Pascual no niega que existan encontronazos puntuales de convivencia en el centro. La variedad de origen es tal que ser¨ªa absurdo decir que todo es perfecto. Pero, a¨²n as¨ª, el Solymar es un modelo a seguir. De hecho, su experiencia como centro multicultural ya ha sido requerida por algunos compa?eros.
Si se observa la relaci¨®n que mantienen los alumnos en el patio es f¨¢cil comprobar que el Solymar est¨¢ en el buen camino. Si se atiende a las palabras del director del centro, la esperanza se incrementa: 'Nosotros somos educadores y sabemos que tenemos que vivir en una sociedad mestiza. Nuestro objetivo es inculcar a nuestros alumnos los valores que les permitan manejarse en ese mestizaje'.
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