El fin del Antiguo R¨¦gimen
Las Cortes Generales y Extraordinarias que tuvieron lugar en San Fernando y en C¨¢diz entre 1810 y 1813, representan formalmente en Espa?a el paso del Antiguo al Nuevo R¨¦gimen y el inicio de nuestra edad contempor¨¢nea. Suponen la proclamaci¨®n de las ideas liberales con el asombroso paso de una Monarqu¨ªa Absoluta a otra Constitucional de forma pac¨ªfica.
A lo largo de sus 978 sesiones p¨²blicas -tambi¨¦n las hubo secretas-, cerca de 300 diputados, representantes de Espa?a y de sus posesiones ultramarinas de Am¨¦rica y Filipinas, elaboraron la primera Constituci¨®n de nuestra historia en un intento global de modernizaci¨®n a fin de cambiar las estructuras de la Naci¨®n. Fue pues no s¨®lo una Constituci¨®n en sentido estricto, sino una amplia obra de gobierno a trav¨¦s de sus art¨ªculos y decretos tendentes a poner en marcha una nueva concepci¨®n del Estado. En su desarrollo se hicieron referencias constantes a instituciones y doctrinas tradicionales de nuestro pasado, en un intento de buscar elementos precursores de los principios revolucionarios que, en definitiva, ven¨ªan a enlazar con los de la Revoluci¨®n Francesa y el pensamiento ilustrado que la precedi¨®.
Aunque en su composici¨®n hubo tendencias absolutistas, conservadoras, renovadoras y liberales, fueron los representantes de esta ¨²ltima los que con su empuje, ilusi¨®n y talento se impusieron, logrando que se aprobaran principios tan importantes y concluyentes como la Soberan¨ªa Nacional, la Divisi¨®n de Poderes, la Inviolabilidad de los Diputados y, sobre todo, un intento de unificar -muy propio del Centralismo Jacobino- toda la legislaci¨®n de siglos anteriores. De particular trascendencia fueron el Decreto de Libertad de Imprenta y la Abolici¨®n de la Inquisici¨®n, a pesar de que Las Cortes declararon la religi¨®n Cat¨®lica como '¨²nica y verdadera'. Todo ello sin olvidar las importantes innovaciones en materia socioecon¨®mica, como la reforma de la Hacienda, la libertad de comercio e industria, la desaparici¨®n de los gremios, las reformas de los se?or¨ªos...
En definitiva, un cambio tan radical, al menos desde el punto de vista te¨®rico, como el que supuso en Francia su revoluci¨®n de unos a?os antes y que la Espa?a del momento, inmiscuida en una guerra total contra Napole¨®n, no pudo o no supo aceptar y comprender.
Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa Le¨®n es doctor en Historia e investigador de Las Cortes de C¨¢diz.
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