El combo Ojos de Brujo triunfa en la ¨²ltima jornada de un BAM anodino
La ¨²ltima noche de BAM en la estaci¨®n de Fran?a, en la que triunf¨® el combo barcelon¨¦s Ojos de Brujo, volvi¨® a ofrecer un programa variado que lo fue tanto que apenas pod¨ªa encontr¨¢rsele alg¨²n punto en com¨²n. Si en las noches anteriores el pop hab¨ªa dejado paso a la m¨²sica electr¨®nica, en la de clausura fueron los sonidos mestizos y el hip-hop los que cedieron el testigo a la m¨²sica de baile, que con sus sones agit¨® al numeroso p¨²blico que de nuevo se dio cita en el recito en un BAM que en conjunto ha sido anodino.
La afluencia de personal fue tal que incluso hubo espectadores frente al escenario 2 de la estaci¨®n, un escenario que hasta el momento parec¨ªa dejado de la mano de Dios. As¨ª pues, en lo num¨¦rico el BAM cerr¨® sus puertas con la satisfacci¨®n de haber cumplido las expectativas pese a que no se repitieron las aglomeraciones del a?o anterior. Sin duda la lluvia del s¨¢bado estrope¨® unos planes que en el septiembre barcelon¨¦s nunca pueden obviar la presencia de los chaparrones.
Y los reyes de la ¨²ltima noche acabaron siendo no los artistas de electr¨®nica, sino el combo bacelon¨¦s Ojos de Brujo, una formaci¨®n que pese a haber actuado en cuantiosas ocasiones no deja de llamar la atenci¨®n del p¨²blico. En la estaci¨®n de Fran?a los Ojos de Brujo se marcaron un buen concierto, que funcion¨® especialmente cuando la banda se puso rumbera o cuando tir¨® de sole¨¢s, demostrado que si el repertorio entra por las canciones el resultado es convincente.
Menos convincente result¨® el combo barcelon¨¦s cuando se fue por los cerros de ?beda bien mediante largos e innecesarios solos o bien dej¨¢ndose llevar por un cierto esp¨ªritu progresivo que en realidad nada aportan a la formaci¨®n. En cualquier caso se llevaron la palma.
Luego, prosiguiendo con el buen rollito sound fueron Sargento Garc¨ªa los que, con una banda de campanillas, se li¨® la manta a la cabeza para entrar por los senderos del reggae y de los sonidos de ra¨ªz latina por medio de un concierto que nada descubri¨® y que hizo pensar qu¨¦ papel ten¨ªa una banda as¨ª en el BAM.
El resto de la noche se consumi¨® entre el pop con resabios del sonido Canterbury a cargo de unos Stereolab que padecieron un sonido bastante deficiente. Luego dieron paso a Llorca, una nueva vuelta de rosca al French touch, a esa forma que tienen los franceses de mezclar house, soul y jazz en un ejercicio formalmente impecable pero bastante escaso de fondo. Cerr¨® la noche Sideral, que protagoniz¨® un set tan ecl¨¦ctico como result¨®n y con el que consumieron los ¨²ltimos bailes aquellos que a¨²n se negaban a despedir un festival que este a?o ha sembrado muchas incertidumbres sobre su personalidad.
El BAM de 2001 ha protagonizado una de las ediciones m¨¢s anodinas del festival, que justo ahora parece que empieza a ser reconocido fuera de Barcelona como original. Casualmente este reconocimiento ha llegado ahora, cuando la programaci¨®n de la plaza del Rei, uno de los espacios carism¨¢ticos del festival, se ha limitado a dos noches. Adem¨¢s, el escenario de la Rambla del Raval busca un sentido que no tiene, y el n¨²cleo del BAM se queda confinado en la estaci¨®n de Fran?a. Se ha pasado as¨ª de un festival abierto a una ciudad en la que se desparramaba por sus plazas a un festival en local cerrado, que parece apostar fundamentalmente por una electr¨®nica no precisamente sugestiva.
Y lo que es peor, el BAM est¨¢ dejando de ser un festival para los descubrimientos y se est¨¢ convirtiendo en un festival para los descubiertos, para las obviedades. El riesgo y la intenci¨®n que antes caracterizaba al BAM ha dejado paso a una programaci¨®n de corto vuelo de la que apenas se pueden retener nombres. Y es que el BAM de este a?o no ha dado muestras de salud al convertirse en un festival sat¨¦lite que no parece que vaya a ofrecer a su p¨²blico las gemas que antes trufaron una programaci¨®n que hoy es s¨®lo un a?orado recuerdo.
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