Iron¨ªas polacas, paradojas europeas
Polonia ha celebrado elecciones y ha sorprendido a Europa, pero tambi¨¦n a s¨ª misma. Los resultados son provisionales pero las variaciones posibles no son amplias. El vencedor estaba claro desde un principio. Todos los sondeos pronosticaban una victoria arrolladora de la Alianza de la Izquierda Democr¨¢tica (SLD) que lidera el ex comunista Leszek Miller, pr¨®ximo primer ministro con cierta seguridad. Pero la victoria se ha amargado para Miller, los socialdem¨®cratas polacos y, ante todo, las canciller¨ªas de la Uni¨®n Europea. Todos aquellos que deseaban un Gobierno estable que asumiera con racionalidad la pr¨®xima fase de las negociaciones de adhesi¨®n quer¨ªan ver ganar m¨¢s y mejor a los ex comunistas. Grandes paradojas.
Hace un a?o, este partido ya gan¨® las elecciones presidenciales con la rotunda reelecci¨®n del presidente de la rep¨²blica, Alexandr Kwasniewski, el pol¨ªtico m¨¢s popular hoy en Polonia y uno de los garantes de esa conversi¨®n, que puede considerarse consumada, de un viejo partido comunista en una fuerza decididamente prooccidental y con vocaci¨®n de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea como ninguna otra en toda Polonia.
La victoria ha quedado corta y no s¨®lo para los polacos partidarios de una pol¨ªtica racional de acercamiento al objetivo de la integraci¨®n en Europa. Ha ganado el sentido com¨²n del SLD, pero a costa de hundir toda racionalidad divergente y de un avance aterrorizante de opciones de trinchera nacionalista, agitaci¨®n populista y campeones del agravio. Ha desaparecido de la escena la Acci¨®n Electoral de Solidarnosc, que paga cara su excursi¨®n al nacionalismo antieurope¨ªsta. Pero tambi¨¦n, y quiz¨¢s es m¨¢s grave para los defensores a ultranza de una sociedad abierta y libre, la Uni¨®n por las Libertades (UW).
En este partido, que se hab¨ªa separado de la cada vez m¨¢s derechista Agrupaci¨®n de Solidaridad, estaban integrados todos los principales adalides de la sociedad civil y la defensa de los derechos humanos bajo el r¨¦gimen comunista, pero tambi¨¦n despu¨¦s de caer ¨¦ste. En esa Uni¨®n de las Libertades estaban gentes como Kuron, Mazowiecki, Geremek o Bujak. Son ellos y no la cada vez m¨¢s reaccionaria y nacional-clerical Solidaridad los que representaban a esa Polonia celosa de libertades nacionales pero tambi¨¦n c¨ªvicas e individuales. Es dif¨ªcil saber a¨²n hacia d¨®nde se ha ido el voto que ten¨ªan ellos, los aut¨¦nticos liberales polacos, ni los de la propia Solidaridad. Pero est¨¢ claro que la entrada masiva en el Sejm de diputados de partidos populistas, agresivamente antieuropeos, va a crear dificultades en un proceso complejo y susceptible de envenenarse con simpleza ret¨®rica como la negociaci¨®n para la adhesi¨®n a la UE.
La Liga de Autodefensa, liderada por un personaje inadaptable en una democracia moderna como es el demagogo Andrzej Lepper o la Liga de Familias Polacas, un movimiento ultraclerical y chovinista extremo, suman entre ambos casi el 20% de los votos. Es posible que la actitud de Bruselas hacia Polonia tenga mucho que ver con esta evoluci¨®n nada tranquilizadora del electorado polaco. Tambi¨¦n es seguro que la demagogia nacionalista del grupo parlamentario principal del Sejm saliente, Solidarnosc y los efectos quiz¨¢s inevitables de la liberalizaci¨®n, han jugado a favor de esta irrupci¨®n en el Parlamento de grupos con los que ser¨ªa muy dif¨ªcil, si no imposible, negociar la adhesi¨®n a la UE.
Existe la esperanza de que la soluci¨®n llegue por el buen resultado de la Plataforma C¨ªvica, un grupo que ha logrado el 12% de los votos y que podr¨ªa tolerar un Gobierno de minor¨ªa de los socialdem¨®cratas aunque descartara una coalici¨®n.
Es una paradoja el hecho de que todos los Gobiernos de la UE estuvieran apostando casi con frenes¨ª por una mayor¨ªa absoluta de los antiguos comunistas porque habr¨ªa facilitado mucho las negociaciones. Es una iron¨ªa, si no un sarcasmo, que cuando Polonia est¨¢ m¨¢s cerca que nunca de conseguir sus m¨¢ximas aspiraciones hist¨®ricas vuelvan a aparecer fantasmas del histrionismo religioso y nacionalista. Y debiera ser un sobresalto que 12 a?os despu¨¦s de lograr el derecho a votar a sus Gobiernos, s¨®lo el 43% de los polacos se preocupen por aparecer en los colegios electorales. Es una se?al m¨¢s de alarma. Entre tantas que proliferan por Europa y el mundo hoy.
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