Espeluznante ca¨ªda de Sastre
Victoria del checo Konecny en una etapa animada por el alto de la Cresta del Gallo
En la primera curva del descenso de la imponente Cresta del Gallo, respetable repecho junto a la Fuensanta, dominando Murcia, s¨®lo la habilidad y la sangre fr¨ªa salvaron a Carlos Sastre de un pavoroso choque contra el afilado quitamiedos. El osado abulense no palideci¨®. Ayer era el d¨ªa en que deb¨ªa demostrar su valor. El corredor m¨¢s fuerte del diezmado ONCE-Eroski, el equipo del mellado tridente, sigui¨® solo, lanzado, sin telara?as en la cabeza.
La etapa hab¨ªa sido una cl¨¢sica, o una semicl¨¢sica m¨¢s bien, media Mil¨¢n-San Remo, s¨®lo 150 kil¨®metros, pero con el mismo final, un Poggio llamado Cresta del Gallo, un descenso repleto de curvas y una larga recta para el sprint final. Una media incre¨ªble para estas alturas de la Vuelta, 48 kil¨®metros por hora, y una certidumbre:quien pasara solo por la cima, a 13 kil¨®metros de la llegada, podr¨ªa tentar su suerte y pensar en ganar en solitario.
As¨ª lo cre¨ªa Sastre, que acaba su contrato con el equipo de Saiz y busca escaparates para que la gente sepa que vale para m¨¢s que para gregario. El cu?ado del Chava atac¨® justo despu¨¦s de que su paisano, que lucha tambi¨¦n por la regularidad, hiciera un aclarado que dej¨® a Zabel fuera de la lucha por los puntos justo al poco tiempo de que Sevilla, el l¨ªder, se pusiera en cabeza para colocarse bien de cara a la bajada. Sastre atac¨® y se fue. Pas¨® con ventaja por la cresta del puerto y se lanz¨® por la victoria.
Tres kil¨®metros despu¨¦s del primer patinazo, y cuando a¨²n contaba con una quincena de segundos de ventaja, ante Sastre, desencadenado, se abri¨® el arco de los ¨²ltimos diez kil¨®metros, curva cerrada a la derecha y una cuneta erizada de piedras. Sobre la carretera desigual, volvi¨® a perder el control de la bicicleta, fren¨® lo que pudo y, antes morir que perder la vida, eligi¨® la recta alternativa: directo a los pedruscos. Una zona espeluznante. No era un barranco, como el desnivel en el que se qued¨® parapl¨¦jico el franc¨¦s Rivi¨¨re, ni un arroyo, como el sitio en el que al alem¨¢n Ullrich dio lecciones de dominio en el Tour. Era un lecho duro y puntiagudo. Tuvo suerte Sastre. Un espectador valiente no se apart¨® del todo y no le dej¨® estrellarse a 60 por hora, sino que intent¨® agarrarle. No le sujet¨®, pero evit¨® lo peor. El duro Sastre s¨®lo se peg¨® una tremenda costalada.
El pelot¨®n, que lo vio, decidi¨®, p¨¢lido, levantar el pie. 'No me iba a jugar la Vuelta por unos cuantos segundos', dijo Casero. Pero Rubiera y el franc¨¦s Virenque, con fama de h¨¢biles hombres de los descensos, pensaron que hab¨ªa llegado su momento. Ambos se fueron. Almacenaron 15 segundos de ventaja gracias a la prudencia de los grandes e intentaron defenderlos en los ¨²ltimos cinco kil¨®metros. El pelot¨®n, ya un corto grupo de 30, los alcanz¨® a falta de uno gracias al impulso del dan¨¦s M?ller, el bruto del Maia, quien tuvo adem¨¢s fuerzas para lanzar el sprint a su compa?ero Edo. Esfuerzo in¨²til: al catal¨¢n le super¨® Etxebarria, y a ¨¦ste, en el ¨²ltimo golpe de ri?ones, el checo Konecny, un veterano de 27 a?os, que lograba su primer triunfo importante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.