'A¨²n no sabemos c¨®mo piensa el terrorista musulm¨¢n'
El lunes, a las nueve de la noche, un profesor de Historia Moderna de la Universidad de Oxford, 46 a?os, calcetines blancos, gabardina oscura, barba roja, cuerpo enjuto, libreta blanca y bol¨ªgrafo en mano, deambulaba, acompa?ado de int¨¦rprete, por la madrile?a plaza de Lavapi¨¦s, entre camareros, peque?os traficantes de droga, pensionistas, estudiantes... '?C¨®mo se llama usted?' '?A qu¨¦ se dedica?' '?Cree que Espa?a ha de apoyar a Estados Unidos?'
Parec¨ªa un detective a la vieja usanza, con un gran rompecabezas que resolver, un m¨®vil por desentra?ar. De hecho, la imagen no va descaminada. Si algo caracteriza al analista pol¨ªtico Timothy Garton Ash son sus m¨¦todos para resolver el rompecabezas de la ampliaci¨®n de Europa, una mezcla entre el rigor y la paciencia de los mejores historiadores, m¨¢s el trabajo a pie de obra de los reporteros m¨¢s ¨¢giles.
Un ataque as¨ª en Europa no habr¨ªa provocado tanta solidaridad entre los propios pa¨ªses europeos
Eso en gran parte ha hecho que ahora sean los propios jefes de Gobierno -George Bush en mayo y el propio Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ayer en La Moncloa a las cinco de la tarde- quienes reclamen su presencia y le interroguen sobre diversos temas de actualidad. Mientras tanto, ¨¦l no deja de lanzar preguntas a pol¨ªticos, periodistas, camareros, alba?iles, profesores... en busca de pistas para resolver el rompecabezas.
Garton ha aprovechado su viaje de tres semanas por siete pa¨ªses europeos, programado antes del 11 de septiembre, para sacar una 'instant¨¢nea' de lo que se piensa en Europa sobre el conflicto.
Anoche, despu¨¦s de entrevistarse con Aznar, pronunci¨® una conferencia en Madrid bajo el t¨ªtulo La orquesta europea, invitado por la Fundaci¨®n por la Modernizaci¨®n de Espa?a. Pero el tema por el que pol¨ªticos, periodistas y lectores de sus libros ( entre ellos El expediente y La historia del presente, ambos en la editorial Tusquets) le preguntan ahora constantemente por el nuevo orden mundial a ra¨ªz del atentado del 11 de septiembre.
Pregunta. ?C¨®mo han ido evolucionando sus impresiones desde el 11 de septiembre?
Respuesta. Mi primera reacci¨®n, como la de casi todo el mundo, fue de incredulidad. Todo era como un videojuego. Despu¨¦s vino un periodo de dos o tres d¨ªas en que, aunque intentaba escribir art¨ªculos moderados, abogando por una coalici¨®n internacional grande, me imaginaba en el piso 100 o haciendo mi ¨²ltima llamada en el m¨®vil. Hay pocas veces en la historia en que tanta gente en el mundo viva al mismo tiempo el mismo drama pregunt¨¢ndose c¨®mo ser¨ªa ir en aquel avi¨®n, estar en aquel piso. Despu¨¦s, miras el tel¨¦fono en el avi¨®n al desconectarlo pensando que a lo mejor lo vas a conectar otra vez. Pero ya pienso que ahora se viaja incluso m¨¢s tranquilo que el 11 de septiembre. Y finalmente, concluyes que esto ha cambiado el mundo.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque ha cambiado a Am¨¦rica. Am¨¦rica era el planeta Am¨¦rica. Ellos se sent¨ªan plenamente seguros en su pa¨ªs. Ahora, incluso mis amigos m¨¢s liberales y dem¨®cratas est¨¢n llenos de ira. Sus relaciones con el mundo han cambiado. Y su orden de prioridades, tambi¨¦n. Por ejemplo, yo voy a ir a Macedonia la semana que viene. Hasta hace poco una de las prioridades de los americanos era impedir que Macedonia volviera a caer en la guerra civil. Y ahora, si alguien quiere evitar la guerra all¨ª debemos ser nosotros, los propios europeos.
P. ?Estamos preparados?
R. Por supuesto que no.
P. ?Qu¨¦ deber¨ªa hacer Europa?
R. Antes que nada, enviar a m¨¢s gente all¨ª: diplom¨¢ticos, periodistas, consejeros... En segundo lugar, tenemos que saber qu¨¦ es posible y qu¨¦ es imposible. No podemos pretender que Macedonia sea un estado unitario como el resto de la Uni¨®n Europea porque est¨¢ profundamente dividido entre albaneses y eslavos, con lo cual, el modelo m¨¢s factible es el de B¨¦lgica: en el oeste deber¨ªan estar los albaneses con una autonom¨ªa muy fuerte, en el este los eslavos y en Scope, que es la capital, ser¨ªa algo as¨ª como Bruselas, compartida entre albaneses y eslavos.
Es curioso que algo que ocurre a cinco mil millas de aqu¨ª cambia nuestra vida. Y algo que ocurre a 500 millas de aqu¨ª no cambia nada. ?Se imagina un ataque terrorista como ¨¦se en los Campos El¨ªseos, o en la Casa de los Comunes o en el parlamento alem¨¢n? ?Cree que habr¨ªa alcanzado el grado de solidaridad en otros pa¨ªses de Europa como la que se ha alcanzado en respuesta a lo de Nueva York? No, claro que no.
P. ?A qu¨¦ se debe eso?
R. Am¨¦rica es parte de todos nosotros: la m¨²sica, las pel¨ªculas, la televisi¨®n. Todo el mundo en Europa o ha estado en Nueva York o quiere ir a Nueva York. Y ¨¦sta es una de las dificultades m¨¢s grande para construir Europa.
P. ?Hasta qu¨¦ punto cree que Estados Unidos puede presionar a Ariel Sharon para implantar la paz en Palestina?
R. El nivel de influencia de Estados Unidos sobre Israel es muy grande. Pero eso no significa que pueda traer la paz. No es algo tan sencillo. De hecho, se alcanz¨® un acuerdo, y acab¨® siendo rechazado por Arafat. De ah¨ª se deriva una pregunta complementaria: ?Cu¨¢nto puede influir Estados Unidos sobre Arafat? A eso se le a?ade un problema que en parte tiene su origen en la intervenci¨®n de Kosovo. Los kosovares desde el 90 al 97 ejercieron una resistencia pasiva al estilo de Ghandi. Y fueron absolutamente ignorados por occidente. Mientras que cuando el ELK comienza su campa?a de atentados terrorista, es cuando el oeste toma nota y ellos acaban obteniendo la autonom¨ªa de Kosovo. Con lo cual el terrorista isl¨¢mico, si ve que Estados Unidos presiona a Sharon, puede obtener la impresi¨®n de que ¨¦se es el camino.
P. ?Qu¨¦ posici¨®n deber¨ªa adoptar Europa respecto a Estados Unidos? ?Seguir el modelo de Gran Breta?a o el de Alemania?
R. Es necesaria una solidaridad absoluta con Estados Unidos. Y al mismo tiempo hay que evitar que las represalias abarquen m¨¢s de lo que deban. Las diferencias entre Gran Breta?a y Alemania no son tan grandes. Coinciden en lo esencial. Adem¨¢s, debo decir que en mayo Bush me invit¨® para que le preparase un informe sobre la Uni¨®n Europea, con objeto de su primer viaje a Europa. Y eso me dio pie a conocer a la gente que ahora le rodea. Son, por lo general, bastante cautos y reflexivos, con una larga experiencia a la hora de trabajar dentro de coaliciones. Aprendieron todo sobre alianzas durante la guerra fr¨ªa. Y continuaron aprendiendo con la guerra del Golfo.
P. ?Qu¨¦ consejo dar¨ªa a los periodistas destinados ahora en Pakist¨¢n?
R. Lleva meses y a?os hacer una inmersi¨®n en un pa¨ªs, conocer a su gente, antes de que puedas escribir acerca de ese pa¨ªs. Con lo cual, el primer consejo m¨ªo ser¨ªa: 'Tendr¨ªais que haber ido hace un a?o'. Lo que vamos a ver es la t¨ªpica cobertura informativa de una guerra, con todos los t¨®picos y las im¨¢genes un tanto gastadas, hechas por los corresponsales de guerra que van all¨ª como paracaidistas. Lo que no he visto todav¨ªa entre las toneladas de art¨ªculos que se han escrito es uno que explique qu¨¦ hay en la mente de un joven de unos treinta a?os de Arabia Saud¨ª, que estudia en Hamburgo, que viaja por Estados Unidos, que se instala en Ohio, y que acaba asaltando un avi¨®n y estrell¨¢ndolo contra las Torres Gemelas. No se trata de comprender Afganist¨¢n, se trata de comprender ese fen¨®meno del terrorismo, que nadie ha logrado explicarlo, tal vez porque es demasiado peligroso meterse dentro. Partiendo de la base de que el terrorismo es deplorable en todas partes, yo puedo comprender, s¨®lo comprender, el razonamiento l¨®gico, la meta que persigue un miembro del IRA o de ETA. Pero el se?or Atta, ?qu¨¦ objetivo pol¨ªtico buscaba?
P. Pero entender el objetivo pol¨ªtco de ETA no ha servido para que abandone las armas.
R. En el caso del IRA, los estudios que se han hecho para ver la extraci¨®n social de los terroristas, que provienen en su mayor parte de familias pobres, han servido para que el estado atendiera esos problemas y haya ido secando el pantano de donde bebe el terrorismo. Hay que tener cuidado con no hacer una divisi¨®n entre un terrorismo racional que ser¨ªa el de ETA y el IRA y uno demente que ser¨ªa el de Bin Laden. Porque eso no ayuda a solucionar nada. El de Bin Laden tambi¨¦n tiene su l¨®gica interna, una l¨®gica que se nos escapa y desconocemos. Y ¨¦sa es la aportaci¨®n que el escritor o el periodista puede hacer en este conflicto: mostrar la l¨®gica interna.
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