La cruz y el creciente
Una brizna de lat¨ªn da tono culto y veraz: bellare semper illicitum est dec¨ªan los cristianos primitivos, y las guerras son il¨ªcitas: siempre, siempre, siempre. A medida que las iglesias se fueron haciendo de piedra, o de Pedro, y los papas fueron guerreros, los padres de la Iglesia les dieron literatura, llamada teolog¨ªa. Para Agust¨ªn la guerra forma parte del orden divino, y las hay 'justas' o 'injustas', y para Tom¨¢s vale si la hace una autoridad 'reconocida', 'por causa justa, con intenci¨®n justa'. Se ha discutido mucho; pero el sentido pol¨ªtico vuelve. Para el Vaticano, esta nueva guerra es justa. El Papa dijo que se debe evitar, que el di¨¢logo es necesario: lo que hemos dicho todos. Parec¨ªa optar por el cristianismo b¨¢sico, aunque 'el odio, el fanatismo y el terrorismo profanan el nombre de Dios'.
Su portavoz, el espa?ol Navarro Valls (Opus), aclar¨® despu¨¦s que 'el Papa no es un pacifista'. Vamos quedando pocos, y asustados. 'Uno tiene el derecho de aplicar la leg¨ªtima defensa en nombre de la sociedad que dirige, incluso si los m¨¦todos que elige son agresivos' ('uno' es Bush). Recuerdo los obispos espa?oles de la Cruzada contra nosotros: nada ha cambiado. Pero Bin Laden mandaba un fax desde alg¨²n sitio (es l¨®gico que ya no est¨¦ en Afganist¨¢n; puede estar en Chechenia). Hablaba de la guerra santa contra la cruzada: 'la nueva batalla del islam contra la nueva cruzada jud¨ªa (sic) conducida por el cruzado George Bush bajo la bandera de la cruz'. Ya estamos como en los peores tiempos. S¨®lo que esta vez, tiene raz¨®n Laden, jud¨ªos y cat¨®licos y luteranos y anglicanos y ortodoxos est¨¢n unidos, y alg¨²n ateo como Putin (con cuidado: le interesa Chechenia, pero teme a las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas isl¨¢micas), algunos laicos como los franceses (el Gobierno, no el presidente) y muchos indiferentes.
Todos se apresuran a negar realidad a la 'guerra santa': todos dicen, Papa incluido, que los musulmanes son buenos y rezan como nosotros (perd¨®n, como ellos). No siento ese 'ardor guerrero' en las poblaciones. Se las est¨¢ aterrorizando. Los medios, que tanto cuidado pusieron en que no se viera un muerto, anuncian la muerte futura de casi todos: una guerra bacteriol¨®gica. Pueden envenenarles las aguas, el aire. No hay suficientes defensas contra el ¨¢ntrax. Quiz¨¢ est¨¦ en el aire, sin que lo haya difundido nadie: el amianto de las Torres puede producirlo. Lo extra?o es que los suicidas asesinos no llevaran un frasco. Pero ?y si lo llevaban?
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